Dulces con alma: artesanos de Morelos preparan la temporada de finados pese al alza de insumos
La llegada de la temporada de finados en José María Morelos no solo trae aromas de incienso y flores, sino también el dulce olor del camote, la papaya y la calabaza cocida con miel o azúcar. Entre quienes mantienen viva esta tradición está Cynthia Dávila, comerciante local que cada año elabora los dulces típicos con recetas que han pasado de generación en generación.
Este año, Cynthia Dávila confiesa que el panorama es incierto: “Todavía no se ha visto mucho movimiento en esos productos, pero ya me han comentado que el camote empieza a escasear”. Aun así, conserva la esperanza de que los precios no se disparen como en años anteriores. “No creo que llegue arriba de mil pesos la caja, debe rondar los 400, que ya es un precio alto, pero normal para la temporada”, explicó.
Además del camote, otros ingredientes esenciales como el azúcar también comienzan a encarecerse. “En estas fechas siempre sube. Ahorita está a 24 o 25 pesos el kilo, pero suele llegar hasta 28 o incluso 32. Es algo que ya esperamos cada año”, señaló la comerciante. Para compensar los costos, muchos productores recurren a frutas de sus propias parcelas como la papaya, la calabaza o la pepita, lo que representa una ganancia directa para las familias rurales.
El auge de los emprendimientos locales también ha cambiado la dinámica del mercado. “Antes éramos pocos los que hacíamos dulces. El año pasado vi muchísimos nuevos en Facebook, gente que se animó a vender sus productos. Este año seguramente será igual. Tal vez haya menos ganancia, pero alcanza para todos”, comentó Dávila con optimismo.
Sin embargo, advierte que el público debe tener cuidado al comprar dulces que se promocionan como artesanales. “Los dulces de fuera, los industrializados, se notan. No son los mismos que los que se cocinan en casa. Aquí la mayoría somos gente local, que seguimos haciendo el camote y la calabaza de manera tradicional”, enfatizó.
Cynthia Dávila, además es apicultora, y ha experimentado con alternativas más naturales para sustituir el azúcar, como la miel, cuyo precio ha caído este año. “Yo ya hice papaya con miel en lugar de azúcar.
Cambia un poco el sabor, pero es más saludable y también apoyamos a los apicultores. Aunque hay gente que no se acostumbra, prefiere lo de siempre… aunque nos estemos muriendo de tanta azúcar”, expresó entre risas.
Mientras los precios suben y los insumos escasean, el espíritu artesanal se mantiene firme. En los mercados y casas de JMM, el fuego vuelve a encenderse para cocinar los dulces que acompañarán a los fieles difuntos, con el mismo amor, paciencia y sabor que siempre han distinguido a la zona maya de Quintana Roo.






