Usando la razón

Pbro. Carlos César González.

En la clasificación de los reinos, estos, reino animal, mineral y vegetal, el ser humano está clasificado en el reino animal, sí ahí, junto con el burro, y cualquier bestia más. En todos ellos, el ser humano se confunde y pierde como uno de los animales.

En la antropología y filosofía, el ser humano muestra y tiene diferencia con todos ellos, pero en la vida práctica, muchas veces, el animal silvestre o cimarrón es más listo y tiene más desarrollado el instinto que las personas. Los animalitos se pueden condicionar y domesticar, son más obedientes y protectores de sus crías; por algo en la Biblia encontramos reclamos de Dios:
“El buey y el burro conocen a su dueño y saben quién les da de comer; pero a Israel, el pueblo que formé, le falta inteligencia, ¡se ha rebelado contra mí! Todos ellos son pecadores y están llenos de maldad. Se alejaron de mí, que soy el Dios de Israel; ¡me abandonaron por completo!” (Isaías 1:3-4)

Recuerdo que la abuela me regañaba cada vez que tomaba alimentos sin dar gracias a Dios, decía que la gallina era más cristiana que yo, cada vez que tomaba agua, daba gracias a Dios levantando su piquito para agradecer; _ ¡Mira las aves como alaban a Dios todas las mañanas! _ Me decía.

En estos tiempos, muchos de nosotros vamos a la iglesia solo por costumbre o solo para pedir a Dios algo cuando estamos pasando por una situación difícil. Entendemos que, por ser del género humano, con eso ya somos cristianos, cuando podemos nos santiguamos y algunos, hasta para cometer atrocidades, nos encomendamos a Dios.

“Soltar”, es el acto de dejar libre a alguien que se ha vuelto necio en querer hacer su “soberana voluntad”. Lo hacemos con alguien que sabiendo lo malo, se ha empeñado en hacerlo. Bueno, pues hay que dejarlo, la vida también es una universidad y da lecciones “con golpes”. En la Biblia dice:
“Tú me dijiste: Yo te voy a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a darte buenos consejos y a cuidar siempre de ti. Los mulos y los caballos son tercos y no quieren aprender; para acercarse a ellos y poderlos controlar, hay que ponerles rienda y freno. ¡No seas tú como ellos!” Salmo 32:8-9

Debemos leer la Biblia, hay que leerla para ignorar menos, debemos estudiar mucho para saber un poco, ya que saber poco puede ayudarnos a salir de esa clasificación de estar con los animales. ” Lee la Biblia para ser sabio, vívela para ser santo y practícala en buenas obras con tu prójimo para ser salvo” . Me decía mi primo el cura.

Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida.

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