Imparable Perla, con ‘perricidios’

COZUMEL

Por Luis Roel Itzá > Quequi

 

El Ayuntamiento de Cozumel trata de ocultar nuevamente el sacrificio de cuando menos cuatro perros, cuyos cuerpos ahora fueron metidos en una nevera congeladora y llevados a la Subestación de Bomberos de la Zona Industrial, cuyos elementos se mostraron temerosos de sufrir algún contagio que ponga en riesgo su salud, por ser ejemplares supuestamente contagiados con moquillo y que yacían en el lugar desde hace semanas.

Esta nueva matanza de perros y manejo inadecuado de sus restos fueron denunciados ayer mediante una llamada anónima, en la que se reveló que a la Subestación de Bomberos existía una nevera con perros sacrificados. El refrigerador al parecer fue adquirido por la secretaria general de la Comuna, Dora Uribe Jiménez, a un costo de 10 mil 600 pesos, para mantener a estos ejemplares congelados en lo que lograban disponer de sus cadáveres.

Al igual que la vez anterior, no se realizó ninguna prueba de laboratorio para determinar si realmente estos canes estaban infectados con moquillo, como se dice, o si bien simplemente no hay presupuesto para alimentarlos.

La ilegal y dolorosa forma de darles muerte, a través de envenenamiento, además del negligente manejo de estos desechos biológicos infecciosos, son penados por la ley y pueden llevar a tres años de cárcel, multa, inhabilitación y sanción administrativa.

 

CRUEL ANTECEDENTE

El trato de Perla Tun Pech hacia los animales ha sido inhumano, al grado de ser violatorio a la ley. Primeramente, aparecieron nueve perros envenenados con hormiguicida en una calle de la ciudad, en un caso en el que varios vecinos responsabilizaron al personal de la perrera, quienes fueron vistos merodeando por la zona.

Esta participación se confirmó con el posterior sacrificio de 22 canes en la perrera municipal, la totalidad de los que estaban en el lugar. Estos animales también fueron envenenados con hormiguicida, supuestamente por tener moquillo.

El método empleado en ambas ocasiones violenta varias disposiciones de la Ley de Bienestar Animal y se configura como delito, al ser actos de crueldad que pueden ser denunciados o seguidos de oficio.

El artículo 15 de la ley citada señala que los Municipios tienen la facultad de sacrificar animales, pero de forma humanitaria, bajo las normatividad vigente. De acuerdo a la NOM-033-SAG/ZOO-2014, la única manera de matar fauna doméstica es con una inyección de un anestésico, de ninguna manera con veneno.

Pero la situación empeora, porque en lugar de disponer de los restos presuntamente infectados de la forma en que lo exige la ley, el personal de la perrera se llevó los cadáveres al relleno sanitario, donde se los rechazaron.

Con los perros muertos a cuestas, luego intentaron incinerarlos en el rastro municipal, donde descubrieron que este aparato llevaba tres meses descompuesto (falta de presupuesto de Perla). Finalmente, nada más fácil que echarles gasolina y “asarlos” en una parrilla gigante en el lugar y abandonarlos.

El hallazgo de las osamentas y los cuerpos a medio quemar fue un escándalo, que derivó en una clausura del lugar y la perrera por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), además de una queja abierta de oficio por la Comisión de Derechos Humanos del Estado (Cdheqroo).

Pese a ello, la presidenta municipal, Perla Tun, rechazó en dos ocasiones en el seno del Cabildo que se llame a comparecer a la responsable del Centro de Control Animal, Lissette Fernández del Castillo, quien finalmente sí debió acudir, ante la insistencia de los regidores.

Allí fue evidenciada por ni siquiera poseer una cédula profesional, lo que ameritó una nueva observación por parte de la Cofepris, pues en su ignorancia no llevaba bitácoras o protocolos.

Pese a todas estas violaciones comprobadas y a la horrible e ilegal muerte dada a estos animales, Perla Tun Pech insiste en que nadie será sancionado, pues “se actuó de forma correcta”.

 

NUEVO ESCÁNDALO

El descubrimiento de la nevera con perros muertos, realizada ayer luego de la denuncia anónima, viene nuevamente a evidenciar que se continúa violentando la ley y tratando con crueldad a los animales.

Los perros muertos, según testimonios, fueron trasladados a bordo de una camioneta del Ayuntamiento, embolsados y depositados dentro de una nevera adquirida y llevada a la Subestación de Bomberos.

De acuerdo al veterinario Víctor May, de la Sociedad humanitaria de Animales, el procedimiento indicado para estos casos es primeramente realizarle las pruebas pertinentes a los perros, para determinar si realmente están infectados por “moquillo” y en caso de ser positivos se procede a la eutanasia, por inyección con anestésico, no con veneno.

Posteriormente, los restos se mantienen en un congelador a menos cuatro grados centígrados, para minimizar el riesgo de contagio. Esto, mientras llega el vehículo especial de una empresa dedicada al transporte de residuos infecto-contagioso desde Cancún, que tiene que tramitar primeramente los permisos correspondientes ante la Cofepris; lo cual ocurre generalmente una vez por semana, que es cuando vienen a por los desechos de hospitales y clínicas.

En este caso, nada de esto se respetó, pues los perros sangrantes fueron trasladados en una camioneta hasta la Subestación de Bomberos, donde hay gente. Allí, se les dejó abandonados, exponiendo a todo el personal del lugar, ya que estaba en un área accesible a todos, sin garantías de que tuviese un manejo adecuado.

“Se está exponiendo la salud de los bomberos, que tienen que estar en dicho lugar respirando los fétidos olores y la posibilidad de que el virus pudiera infectarlos”, lamentó el veterinario.

 

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