
Espera llegar a buen puerto
PUERTO MORELOS
Con 16 años como guardafaro, don Pedro Cabrera Ponce afirma que ha tenido una vida muy tranquila; sin embargo le ha tocado vivir huracanes, encallamientos de barcos y hasta la muerte de uno de sus hijos, pero a sus 68 años de edad, como el farito de Puerto Morelos, no se dobla, y a pesar de padecer una enfermedad crónica-degenerativa, asegura que seguirá siendo el guía y faro para los osados marineros que surcan las aguas del Caribe, hasta que la diabetes se lo permita.
Dependiente de la Capitanía de Puerto, don Pedro es el encargado de darle mantenimiento al faro de Puerto Morelos y siempre debe estar atento y vigilar que estén prendidas las señales marítimas. No gana mucho y sin muchas comodidades, afirma que es feliz, pues tiene lo necesario para subsistir. Para él, tres cosas son importantes en la vida y es lo que les ha enseñado a su familia: respeto, valor y dignidad, pues más vale vivir humildemente, pero con dignidad.
El momento más triste de su vida fue hace cinco años cuando murió su hijo mayor de una enfermedad desconocida, a la edad de 37 años. Después de esto su esposa se regresó a México de donde son originarios, para recuperarse de un problema de salud, por lo que ahora vive solo. En el ejercicio de su oficio ha quedado marcado por varios eventos, pero los que más recuerda y que le han impactado han sido el paso de los huracanes “Arturo” y “Wilma”, en los cuales apoyó para evacuar a la gente hacia zonas seguras.
Custodiado por dos guardianes, “Pecas” y “Manchas” -dos perros malix que le regaló su hijo fallecido, los cuales sobrevivieron de una camada de once cachorros que quedaron abandonados cuando su mamá murió atropellada en la carretera-, don Pedro hurga un poco en su memoria y relata que también le tocó ver el encallamiento de varias embarcaciones en Mahahual y Cancún, que en su momento generaron mucha polémica por haber destruido zonas arrecifales. “Esos accidentes ocurrieron por descuido de los capitanes o por no respetar los señalamientos marítimos”, enfatiza.
En este sentido, explica que existen varios tipos de señales marítimas: están los faros que son de concreto, de diferentes medidas, altura y colores; los de estructura metálica conocidas como balizas; y las boyas flotantes que indican a los barcos las entradas y salidas en los muelles; estas sirven para evitar que no encallen o para guiarlas para que fondeen. (Por Guillermo Olán > Quequi)