El último adiós al Papa

Clausuran la capilla ardiente y sellan el féretro en solemne ceremonia en el Vaticano.

Vaticano
Por Agencias

Tras cuatro días de emotivas despedidas y más de 150 mil personas desfilando por la capilla ardiente instalada en la Basílica de San Pedro, el Vaticano cerró este viernes 25 de abril la fase pública del adiós al Papa Francisco. Fue alrededor de las 17:00 horas cuando las autoridades italianas iniciaron el cierre de los accesos, según el aviso emitido por el Departamento de Protección Civil. El silencio de los fieles contrastó con la intensidad de la fe que los acompañó en las largas filas formadas para despedirse del Pontífice argentino.

El momento más simbólico ocurrió a las 20:00 horas, cuando el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, selló el féretro del Santo Padre en una ceremonia íntima, pero cargada de tradición y significado. Con ello se dio por concluido un capítulo que ha conmovido al mundo católico. Francisco había manifestado en vida su voluntad de simplificar los ritos funerarios papales y con ello, renovó incluso su despedida con el nuevo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, aprobado en noviembre.

Durante el ritual, se leyó el rógito, una semblanza de la vida del Papa, escrito en latín clásico, que fue depositado en el ataúd junto con doce monedas que representaban los años, meses y días de su pontificado. El rostro del Papa fue cubierto con un velo blanco de seda, símbolo de su tránsito hacia la luz eterna. Luego, se roció su cuerpo con agua bendita y el féretro, hecho de madera y recubierto de zinc, fue preparado para su sepultura.

A la ceremonia privada asistieron figuras clave de la Iglesia, como el cardenal Giovanni Battista, el secretario de Estado Pietro Parolin, y el limosnero papal Konrad Krajewski. Tras el cierre, se selló el ataúd con cera derretida, impresa con el escudo papal, en presencia de diversas instancias eclesiásticas. Se entonaron los salmos 41 y 26, en una atmósfera de recogimiento y solemnidad.

Este sábado 26 de abril se celebrará el funeral oficial del Papa Francisco, presidido por el decano del Colegio Cardenalicio, en la Basílica de San Pedro. La Misa de Réquiem reunirá a más de 130 delegaciones internacionales, incluidos 50 jefes de Estado y diez monarcas. El rito culminará con la Absolución Final y una oración colectiva por el alma del líder espiritual de millones.

A diferencia de sus predecesores, Francisco ha pedido ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, un gesto coherente con su papado austero y cercano a los pobres. Será sepultado en una tumba sencilla, alejándose de la pompa tradicional, como lo expresó en su testamento. Con este acto, se sella no solo un ciclo pontificio, sino también una era marcada por un mensaje firme de paz, justicia y humanidad.

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