Violencia del CJNG azota Michoacán
Explosivos y balas siembran terror en Chinicuila; familias huyen ante la inseguridad.
Por Agencias
Michoacán
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) llevó a cabo un ataque armado con explosivos en la localidad de Coahuayula, municipio de Chinicuila, Michoacán, provocando pánico entre los habitantes. A pesar de la presencia de un cuartel de la Guardia Nacional en la zona, la violencia no ha cesado, dejando a los pobladores en una situación de vulnerabilidad extrema.
Residentes denunciaron que los ataques han sido constantes durante la última semana, con enfrentamientos diarios que mantienen a la población en constante alerta. Lorenzo Naranjo, jornalero local, describió la situación como un «infierno» y lamentó que los habitantes no tengan un lugar seguro donde esconderse, debido al uso de explosivos lanzados desde drones y disparos indiscriminados. Según los testigos, este último ataque comenzó poco después de las 7:00 de la mañana del jueves y se extendió por casi una hora.
En semanas recientes, también se han registrado otros ataques similares en municipios vecinos como Aquila y Coalcomán, donde los grupos delictivos han utilizado tácticas similares para sembrar el terror.
Aunque la Guardia Nacional mantiene presencia en estas localidades, los habitantes afirman que la respuesta ha sido insuficiente y que no se perciben acciones contundentes para detener al CJNG.
Ante la creciente violencia, varias familias han optado por huir, buscando refugio en comunidades vecinas o incluso en otros estados. José Inés Solórzano, habitante de Coahuayula, expresó su frustración y señaló que “la Guardia Nacional está, pero no hace nada, solo patrullan y luego se van”.
Organismos de derechos humanos han urgido desde el año pasado la intervención de las autoridades federales para frenar la violencia en la región, pero los esfuerzos parecen no estar generando los resultados esperados. Por su parte, el gobierno estatal emitió un comunicado asegurando que reforzará la presencia militar y coordinará esfuerzos con las fuerzas federales. Sin embargo, los habitantes dudan de que estas medidas vayan a cambiar su realidad a corto plazo.
Este último ataque evidencia no solo la persistente inseguridad en Michoacán, sino también la falta de una estrategia eficaz para combatir la creciente influencia de los grupos delictivos que continúan desplazando a cientos de familias en la región.
