El presidente Fernández da por cerrado el escándalo de las vacunas en Argentina: “Terminemos con la payasada”

El caso planea sobre la visita a México del presidente argentino, que busca afianzar la gestión conjunta de las dosis y liderar la repuesta a la pandemia en Latinoamérica. López Obrador declina pronunciarse

El presidente argentino, Alberto Fernández, intentó este martes dar por cerrado el escándalo de las vacunas administradas en forma irregular a 70 personas influyentes, conocido como vacunatorio VIP. El caso, que ha abierto una profunda crisis política en el país sudamericano y costó el cargo al ministro de Salud, sobrevuela la visita oficial que el mandatario comenzó el lunes en México con el foco puesto precisamente en la gestión de las vacunas contra la covid-19. Fernández, que participó en la conferencia de prensa matutina de su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pidió tratar el tema sin politizarlo y se dirigió a la justicia con un reclamo: “Terminemos con la payasada”.

Fernández ha desdeñado la decena de denuncias presentadas para esclarecer las responsabilidades del caso, destapado el pasado viernes. “No hay ningún tipo penal en la Argentina que diga que será castigado el que vacuna al que se adelantó en la fila. No se pueden construir delitos graciosamente”, enfatizó el presidente, quien sostiene haber hecho lo necesario para pasar página. El escándalo de las vacunas VIP le costó el puesto a uno de los ministros más fuertes de la Administración. El titular de Salud, Ginés González García, fue forzado a renunciar el viernes pasado tras conocerse que se había inmunizado, en la sede del ministerio, a unos pocos privilegiados con buenos contactos en el poder. En la lista de los vacunados, que el Ejecutivo argentino dio a conocer este lunes, aparecen nombres como el expresidente Eduardo Duhalde y sus hijos, o el excandidato presidencial kirchnerista Daniel Scioli.

Una de las denuncias llevó a la Justicia a imputar este lunes a González García por abuso de autoridad y a registrar la sede del Ministerio de Salud en busca de pruebas. “Reaccioné y perdí un ministro”, recordó Fernández. “Si hay más responsables se van a tener que ir, pero no voy a hacerme cargo del escarnio público que están promoviendo sin medida en Argentina”, continuó.

López Obrador evitó pronunciarse al respecto. “Respetamos mucho al Gobierno de Argentina y nosotros no vamos a opinar sobre este asunto en estos momentos”, dijo. El viaje se produce con la aspiración de ambos presidentes de liderar la respuesta de América Latina contra la pandemia de coronavirus. A pesar de los resultados muy desiguales para contener la propagación -México es uno de los países con mayor exceso de muertes, que puede alcanzar 300.000 personas-, todas las expectativas se centran ahora en la producción y distribución de las dosis.

Los dos países ya acordaron, con el respaldo de la Fundación Carlos Slim, colaborar para envasar y repartir unos 200 millones de viales de AstraZeneca en el continente. México, que ocupa provisionalmente un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y ostenta la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), encabezó la semana pasada una protesta en la ONU por un reparto equitativo de las vacunas. El “acaparamiento” de las dosis por parte de los países más desarrollados debe terminar, insistió López Obrador. “La ONU tiene que intervenir porque de otra manera parece un florero, parece un adorno”.

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