La muerte de Dios

Misión Evangélica

Por Pbro. Carlos César González Cruz

Pensar, analizar y razonar es un derecho y virtud de los seres humanos. No hacerlo nos animaliza. No gastamos nuestro cerebro con ejercitarlo, no pecamos contra Dios si lo hacemos. Obvio, sí ofendemos a algunos al pensar diferente. Siempre ha habido defensores de la pulcritud de Dios y de lo que ellos consideran “el punto de vista de Dios”; retrógradas de la edad media en pleno siglo XXI, que si pudieran te llevarían a la hoguera para ser quemado con leña verde si piensas diferente que ellos.

“Dios ha muerto”… es una de las frases célebres de friedrich nietzsche, quien hemos de entenderlo en su contexto. La hermenéutica nos alinea para entender correctamente los diversos textos, hasta llevarnos a la exégesis. Todo texto que leemos, debe llevarnos a “esos investigadores” para que disipen las tinieblas de la ignorancia y brutalidad; ellos son:

¿Quién lo dijo? ¿Cuándo lo dijo? ¿A quién lo dijo? ¿Dónde lo dijo? ¿Por qué lo dijo?  y ¿Para qué lo dijo?

Tremendamente estos investigadores nos sacan de crasos errores interpretativos de los textos que se citan.

Pues bien, nuestro querido filosofo Friedrich Nietzsche, que hablaba con alegorías, cuenta la historia de un hombre loco que baja al mercado y anuncia la muerte de Dios. «Dios ha muerto. Dios está ahí muerto. Nosotros lo hemos matado. Nos volvimos los peores asesinos. El más santo, el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿Quién limpiará esta sangre de nosotros?», dice el loco.

Sin embargo, la gente de su tiempo, a quienes se les dice esto, es desde hace tiempo atea, por lo que simplemente lo ignoran. Por lo tanto, la frase: «Dios ha muerto» no quiere decir que haya existido Dios y que luego murió. En realidad, se refiere al creciente ateísmo que surgió durante el siglo XVIII, con el nacimiento de la Ilustración.

Si el Todopoderoso, el Señor que da vida a los vivos plasmó su “Imago Dei” (imagen y semejanza) en ti y en mí; en estos y en aquellos, ¿Por qué no se ve? ¿Por qué se ha borrado su rastro? ¿A caso ha muerto el Dios vivo en esos seres moribundos o muertos vivientes que se arrastran por la vida?

Las ideas de la ciencia, la razón y el progreso crecían entre los intelectuales de aquellos años, por lo que el ateísmo se volvía una corriente cada vez más popular y de ahí proviene parte del pensamiento de Nietzsche, a pesar de que creció en una familia creyente.

En nuestra actualidad existen los grandes ateos creyentes, estos, aunque niegan a Dios con la razón, hacen caridades; en tanto los fervorosos creyentes de Dios se han olvidado de los pobres de Dios. Juan Calvino decía: “el mundo es el escenario de la gloria de Dios” y La madre Teresa de Calcuta dijo: “A Dios, le agradan los rezos con acciones de buenas obras hacia los pobres”.

Asómate a tu corazón, y ve si aún vive Dios…

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del camino de Dios!

No hay comentarios