Vigilantes
sobre el ring

Las réferis pioneras mexicanas Patricia Flores y Abigail Pérez comparten experiencias y emiten consejos.

Por Redacción Quequi

Muchos son quienes conocen cómo es el mundo del boxeo desde el punto de vista de los protagonistas: Boxeadores y boxeadoras que se preparan durante meses para una pelea, que llevan dietas y horarios estrictos, que atienden conferencias de prensa, ceremonias de pesaje y dan todo en el ring para llevarse algún título mundial.

Pero hay otros protagonistas fundamentales: Los y las réferis. La preocupación fundamental del réferi deberá ser siempre la seguridad de los boxeadores a través de una absoluta concentración y control de la pelea, así como una aplicación estricta de las reglas para peleas de campeonato del mundo vigilando en todo momento que los contendientes pongan en juego toda su habilidad y esfuerzo. Patricia Flores y Abigail Pérez son dos réferis mexicanas que cuentan su historia, sus puntos de vista acerca del boxeo femenil, y revelan un poco sobre esta difícil profesión.

Pasión en la sangre

Abigail, quien es la primera réferi profesional en la historia del boxeo originaria de la Ciudad de México coincide con Patricia (también pionera como réferi profesional en México) en el hecho de que el boxeo provocó en ellas una emoción que cambió sus vidas; ambas sienten este deporte como una disciplina en la que se forma una gran familia con numerosos valores y que para ellas no es sólo un trabajo, sino una pasión que llevan desde niñas.

En cuanto a sus respectivas preparaciones, ambas coinciden en que ven videos previos a las peleas, con el fin de conocer a los boxeadores que estarán con ellas en el ring y así ver sus estilos y estar preparadas para lo que sucederá.
Paty añade que también repasa los videos enfocándose en ella, esto con el objetivo de ver sus recorridos y hacer autocrítica con sus compañeros y así mejorar. “Leer y conocer el reglamento es muy importante también”, añadió Paty.
Sobre el tema de género, tristemente ambas coincidieron al señalar comentarios, envidias y gritos dentro y fuera de las gradas, que en su momento causaron impacto en ellas, pero que lograron sobrellevar y utilizaron como combustible para salir adelante y destacar.
Como réferis, deben estar muy atentas a que los y las boxeadoras estén en óptimas condiciones para continuar la pelea; están dos vidas en riesgo y es muy importante priorizar el bienestar de estos.

*INDENTADA
Lo primero es la salud

“Principalmente debemos cuidar que sea una pelea limpia, que no se corten por cabezazos, y ver la condición de cada boxeador porque conforme avanza la pelea se lastiman más, así que debemos cuidar la estabilidad de cada uno y sus reflejos; ver cuáles son sus respuestas y determinar en qué momento debemos parar una pelea, si es una pelea de 4 rounds y en el tercero vemos que ya no va a ganar el peleador 1 porque no hay buena respuesta, tenemos que pararlas; debemos tener mucho criterio; porque aunque alguien vaya perdiendo, pero vemos que sigue respondiendo, no la debemos parar, ya que en ocasiones el que va perdiendo puede hacer las cosas bien y llevarse la pelea, incluso por nocaut”, subraya Patricia.
“Al parar la pelea hay veces en las que obviamente se enojan en las esquinas y creen que pueden continuar, pero lo primero es la salud; yo prefiero que se vayan enojados, pero en buen estado y no en camilla”, puntualiza Abigail por su parte.
Finalmente, ambas aconsejan a todas las chicas que no están seguras de realizar un trabajo en donde predominan los hombres y tengan miedo a cómo las verán.
Paty Flores mencionó: Les recomiendo que nunca se rindan; todos nos enfrentaremos a piedras en el camino y malos comentarios, pero si quieres algo en la vida, debes luchar por lo que quieres, no dejen de soñar, los sueños son lo último que muere, los sueños son lo más importante en la vida. “Yo, por ejemplo, tengo una bebé en casa y a veces es difícil dejarla cuando tengo una pelea, pero tenemos que luchar por lo que queremos”.
Por su parte Abigail señaló: Los límites nos los ponemos con el “qué van a decir” o “qué pasa si sale mal”. “No se arrepientan nunca de nada, si no sale no pasa nada, lo volvemos a intentar y hay que arriesgarse y jamás arrepentirse. La gente va a hablar lo hagas o no lo hagas y es peor arrepentirse de no hacer algo que hacerlo, vivirlo y buscar hacer las cosas cada vez mejor”.

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