Un vistazo de los expertos a los desafíos de Biden en EU

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia, las cosas están cambiando en Estados Unidos, tanto a nivel interno, con la aceleración del programa de vacunación, como en sus relaciones con el mundo. Migración, multilateralismo, la tensión con Rusia, el cómo salir de la pandemia, así como la situación de Bolivia son los temas que, en esta ocasión, analizan nuestros expertos

La diplomacia multilateral en estos tiempos

Cuando un asunto es de tal proporción o complejidad que ningún país por poderoso que sea puede resolverlo de forma individual, debe recurrirse inevitablemente a la diplomacia multilateral, a atenderlo de manera colectiva. Trátese del calentamiento global, de la pandemia, el combate al crimen organizado o del programa nuclear de Corea del Norte, este tipo de asuntos requieren del concurso de la comunidad internacional organizada para poder librar al mundo de tragedias mayores.

Hoy día, especialmente por la epidemia del Covid-19, resulta indispensable revisar el mandato de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que el mundo pueda atender un mal que afecta a toda la humanidad y que hasta ahora se ha manejado sin visos de una coordinación efectiva entre las naciones. Paradójicamente, la pandemia ha dado pie a una nuevas formas de competencia internacional, repartiendo culpas, más que en el enfoque y la cooperación global que se necesita. Esta debe ser una llamada de alerta para todos los organismos internacionales y la urgente necesidad de su reforma.
 
Por Enrique Berruga Filoy. Internacionalista.

Leer también: Biden designa a Harris para abordar desafío migratorio

Biden vs Putin

El giro que han dado las relaciones Rusia y Estados Unidos ha sido por demás inusitado. Por primera vez desde el fin de la guerra fría un presidente norteamericano se refiere en términos tan duros a un dirigente ruso. En consecuencia, el Kremlin ha respondido con firmeza a la afirmación del presidente Joe Biden de que Vladimir Putin es un asesino y que “autorizó una amplia gama de operaciones” para minar la confianza pública en el proceso electoral norteamericano de 2020 y exacerbar las divisiones en Estados Unidos con el fin de apoyar a Trump y dañar tanto a Biden como al partido demócrata.

Ante estas declaraciones y la promesa de que Putin “pagará un precio” por su interferencia en los asuntos internos norteamericanos, el presidente ruso llamó a consultas a su embajador en Washington y calificó de infundadas las acusaciones de Biden, si bien aseguró que quería evitar la ¨degradación irreversible¨ de las relaciones con Estados Unidos.

Es indudable que la posición del presidente Biden reposa no sólo en defensa de los derechos humanos, como en el caso del envenenamiento de Alexéi Navalny atribuido a Putin y la represión contra las manifestaciones de la oposición por el encarcelamiento del famoso disidente, sino por la actuación de Rusia en apoyo a las investigaciones promovidas por Trump en Ucrania sobre las presuntas actividades delictivas del hijo del presidente Biden.

Es evidente que las sanciones que Washington impondría eventualmente a Rusia aumentarían la tensión en las relaciones entre ambos países, sin embargo, de ser acompañadas por presiones de otros países sobre el Kremlin podrían obligar a Putin a adoptar una actitud conciliadora que permita la liberación de Navalny. 

Por Héctor Cárdenas. Embajador Retirado. 

Leer también: Megan Rapinoe se une a Biden para denunciar brecha salarial de género en EU

Cambios de enfoque con Medio Oriente

A escasos dos meses de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos se advierten ya cambios de singular importancia en el enfoque de Washington a sus relaciones con los países del Medio Oriente, particularmente sobre algunos de los temas de mayor importancia regional y mundial. En este contexto la experiencia y conocimiento del presidente Biden en los asuntos meso orientales posiblemente contribuirán a encontrar soluciones adecuadas a los problemas crónicos de la región.

Entre éstos destacan: la relación de Estados Unidos con su principal aliado en la región, aparte de Israel, el Reino de Arabia Saudita. En ese contexto se advierte un cambio en el apoyo de Washington a Riad por lo que concierne al conflicto armado en Yemen toda vez que Estados Unidos considera que la agresividad saudita ha sido desmedida. Por otra parte, se advierte un cambio en la actitud norteamericana respecto a la presunta vinculación del príncipe heredero en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi que en tiempos de Trump fue de un tácito apoyo al príncipe.

El retiro de las tropas norteamericanas en Afganistán se ha reprogramado ante el impasse en las negociaciones con los líderes talibanes.

El acuerdo nuclear iraní. La nueva administración tiene la intención de revivir dicho acuerdo para evitar la proliferación nuclear en la región y distender las relaciones con Irán.

La cuestión siria, que implica recuperar la influencia norteamericana y desplazar tanto la presencia rusa como la iraní.

Mantener el diálogo entre los países musulmanes e Israel iniciado por Trump que ha permitido el reconocimiento de ese país por parte de algunos países árabes.

Por Héctor Cárdenas. Embajador Retirado. 

Leer también: Las relaciones Colombia-Estados Unidos en la era Biden

Polarización en Bolivia

La polarización es un signo de los tiempos y vuelve con fuerza a Bolivia tras el arresto de la expresidenta Jeanine Áñez y otros exministros por supuestos delitos en contra del orden constitucional. Unos demandan que se imparta justicia, otros protestan en las calles por lo que consideran un acto de persecución política.

La actuación del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha traído más polémica y división que vías de solución convirtiéndose así en parte del problema y minando la credibilidad de la organización ante un año electoral decisivo en la región. No es el caso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ni de Naciones Unidas (ONU) cuando urgen al Estado boliviano a garantizar el debido proceso y apegarse a estándares internacionales.

La defensa colectiva de la democracia y los derechos humanos, para ser eficaz, requiere de finos equilibrios diplomáticos, acompañamiento jurídico y atención política calibrada para evitar ahondar tensiones ahí donde priva la desigualdad. Persiste el gran reto de consolidar a los organismos hemisféricos cuya pertinencia y funcionalidad se ve comprometida cuando más se necesita.

Por Guadalupe González González. Internacionalista.

virus_outbreak_palestinians_123879079.jpg
El inicio de la vacunación contra el Covid-19, pandemia que ha exhibido las diferencias entre países. Foto: Nasser Nasser/ AP. 

Leer también: Un desafío para el mundo

Geopolítica de las vacunas

La producción, distribución y aplicación de las vacunas contra el Covid-19 refleja la geopolítica del poder mundial. Estados Unidos y China son los que han aplicado el mayor número de vacunas. La mayor parte de la producción viene de los países con mayor desarrollo científico y económico. La venta y distribución la realizan las mayores farmacéuticas del mundo, que se encuentran en esos países.

Eso explica que Estados Unidos haya vacunado ya al 33% de su población mientras que países como México están en 3%. Interesante, sin embargo, que existan países que no son potencias, como Israel, que ya vacunó prácticamente a toda su población o Chile, que ya llegó al 38%, lo que nos indica que hay factores como la calidad de la gestión gubernamental que pueden ser decisivos en esta crisis sanitaria.

Tristemente la cooperación internacional no ha sido un factor dominante. El programa COVAX de la ONU para adquisición y distribución de vacunas avanza con gran lentitud. Entre los socios del T-MEC (EU, México y Canadá) ni siquiera existe un marco de cooperación en este tema. La crisis mundial del Covid-19 se convierte así en un nuevo referente para descifrar la geopolítica mundial.

Por Luis Herrera Lasso. Director del Grupo COPPAN.

Leer también: La visión de la 4T sobre la democracia

Los pasaportes sanitarios y las vacunas

En breve, la Unión Europea emitirá lo que han dado en llamar el Pase Sanitario, un documento que se otorgará a todas aquellas personas que hayan recibido las dosis requeridas de vacunas para protegerlas de Covid-19. Con este pase en mano, podrán viajar por todos los países que integran la Unión sin impedimento alguno y sin necesidad de sujetarse a las cuarentenas obligatorias de ahora. Por su parte, China ha anunciado que emitirá un Pasaporte Sanitario a los ciudadanos vacunados para que puedan viajar al exterior. Sin embargo, pide que los países receptores de los viajeros firmen convenios de reciprocidad, emitan sus propios Pasaportes Sanitarios y así sus nacionales puedan viajar a China sin restricciones.

Sería oportuno señalar la conveniencia de que México suscriba tal protocolo, en vista de las estrechas relaciones económicas con la República Popular China, nuestro segundo socio comercial, y facilitar a los empresarios mexicanos los viajes a ese país que está en vías de convertirse en el mercado más grande del mundo.

Por Sergio Ley López. Embajador en China (2001-2007).

Leer también: Joe Biden encarga a Kamala Harris la misión de frenar la migración

Migración, un doble desafío para México

El anuncio de una visita de alto nivel de funcionarios del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos a México y Centroamérica marca el principio de un periodo en la relación bilateral en el que el compromiso de AMLO con sus objetivos declarados de desarrollo para Centroamérica se pondrá a prueba. Hasta ahora, Washington ha visto al gobierno mexicano como un socio confiable y valioso para contener el flujo de migrantes centroamericanos a lo largo del país, reduciendo la presión en la frontera suroeste de Estados Unidos. El equipo que viajó a México es del más alto calibre: Ricardo Zúñiga, Roberta Jacobson y Juan González tienen un profundo conocimiento de México y la región, y el presidente Joe Biden confía en su consejo y su percepción. El gobierno mexicano debería esperar un compromiso mucho más matizado y sofisticado del nuevo equipo, y habrá un desafío en dos frentes.

Primero, tanto Biden como AMLO han hecho fuertes declaraciones sobre la necesidad de desarrollo de Centroamérica atendiendo a sus problemas de gobernanza, pobreza profunda, su tristemente pobre infraestructuracrimen organizado y Estado de derecho. Sin embargo, AMLO ha dejado claro que no está dispuesto a dedicar esfuerzos significativos en Centroamérica, optando, mejor, por invertir en el sur de México. Quiere que toda la carga de la inversión en el Triángulo Norte recaiga sobre Estados Unidos y no es probable que sea una opción viable para la administración Biden, dado que Estados Unidos se recupera de la pandemia y enfrenta una enorme deuda derivada del gasto de estímulo. En segundo lugar, los números crecientes (alrededor de 40 mil al mes) de migrantes indocumentados mexicanos que intentan cruzar la frontera con Estados Unidos está arqueando las cejas en Washington, y AMLO tendrá que responder preguntas sobre cómo su gobierno intenta contener ese flujo.

Por Ducan Wood. Vicepresidente de Estrategias y Nuevas Iniciativas en el Instituto México de Woodrow Wilson. 

No hay comentarios