Un daiquiri en Floridita

El Bestiario

El ‘Triángulo del Turismo’ de Cancún, La Habana y Madrid, se reactiva frente a la pandemia, un año después…

SANTIAGO. SANTAMARÍA GURTUBAY

“Hace ya un año y dos meses que las gloriosas batidoras del bar-restaurante Floridita dejaron de escupir piñas coladas y daiquiris frappé y su gran barra de caoba quedó clausurada. La infausta pandemia que puso al mundo patas arriba golpeó también a este legendario templo de la coctelería cubana, en cuyas banquetas fueron bautizadas con ron figuras como Spencer Tracy, Ava Gardner, Gary Cooper, Marlene Dietrich, el duque de Windsor, Luis Miguel Dominguín, el boxeador Rocky Marciano o ErrolFlynn, que tenía fama de rácano, además del escritor estadounidense Ernest Hemingway, su gran valedor…”, escribía en el periódico español EL PAÍS, Mauricio Vicent, hijo del columnista Manuel Vicent. Cerradas sus puertas en marzo de 2020 debido al inmisericorde virus, queda en el recuerdo el sabor del último combinado allí degustado y la memoria de sus más de dos siglos de vida, pues aunque Floridita fue al comienzo un sencillo bodegón de esquina llamado La Piña de Plata con el tiempo se elevó a la categoría de santuario del alcohol y las mezclas, y ya en 1953 fue considerado uno de los siete bares con más clase del planeta por la revista Esquire. Unos días antes de la clausura de la Isla, en concreto el 6 de marzo del 2020, asistí a un encuentro en la capital cubana con periodistas cubanos. Nos despedimos con abrazos. Una compañera optó por hacerlo con los codos. Con gran ingenuidad por nuestra parte tachamos este gesto negativamente como un elemento histriónico.Es una afección mental por la cual las personas actúan de una manera muy emocional y dramática que atrae la atención hacia ellas

El bar Floridita en La Habana es una institución de probidad, moralidad, integridad y honradez en las acciones, donde el espíritu del hombre puede ser elevado por la conversación y la compañía. Es una encrucijada internacional. El ron, necesariamente, domina, y como en el caso de muchos grandes bares, el estímulo de la presencia de un hombre famoso presta una atmósfera especial, una sensación de amistosa filosofía por la bebida: el residente cubano Ernest Hemingway”, señalaba Esquire entonces. Días antes de echar el cierre disfrutamos allí del último daiquiri, más bien los últimos, preparados por uno de sus cantineros estrella, Alejandro Bolivar, heredero directo de la tradición del gran barman catalán Constantino RibalaiguaVert, más conocido como Constante, quien al fallecer dejó el testigo a su sobrino Antonio Meilán, alma del establecimiento durante la dura travesía revolucionaria.

Muerto en 1952, el mismo año que Fulgencio Batista dio el golpe de Estado, Ribalaigua situó Floridita en la estratosfera de la coctelería con su famosa receta del daiquiri frappé número 4, toda una obra de arte: ron blanco, azúcar, jugo de lima, hielo frappé en abundancia y unas gotas de marrasquino. Este combinado tan zen deslumbró a los bebedores tanto dentro como fuera de Cuba durante la época de la ley Seca en Estados Unidos (1920-1933), y fue inmortalizado por Hemingway en Islas en el golfo al describir sus efectos en el protagonista, el pintor Thomas Hudson: “Había bebido dobles daiquiris helados, de los grandiosos daiquiris que preparaba Constante, que no sabían a alcohol y que al beberlos daban una suave y fresca sensación. Como el esquiador que se desliza desde la cima helada de una montaña en medio del polvo de la nieve. Y luego, después de un sexto u octavo, la sensación de la loca carrera de un alpinista que se ha soltado de la cuerda…”.

Era esta la descripción de cabecera de Meilán y también del gran periodista cubano Fernando G, Campoamor, tan amigo de Hemingway como del trago y autor de una biografía del ron a la que puso el insuperable título de ‘El hijo alegre de la caña de azúcar’. Con Campoamor y Meilán quien escribe pasó horas y jornadas acodado en el gran recodo de la barra de Floridita recordando la mitología de Constante. Fue Campoamor quien mejor capturó la sensación y el placer de verlo trabajar: Constante preparando un daiquiri frappé en el Floridita. “A hora fija se presentaba Constante sobre su discreto estrado como un malabarista que sale a la pista: pantalón negro, camisa blanca, lazo, chaquetilla smoking con delantal, es decir, la etiqueta gastronómica. Alzaba aquellos limones ácidos y jugosos de su propio limonar, y los exprimía a la vista de todos con entera pulcritud en los instrumentos de trabajo. Racionaba entonces los ingredientes, según el código. Más de la mitad entre 150 cócteles contaban con jugo de limón. Y en el país del azúcar, también su consumo entraba libremente en ellos, cuya lista encabezaban los de ron, asistidos de toronja, naranja y piña”. Campoamor, que bautizó a Hemingway como ‘Theuglybastard’ (el feo bastardo) tras verle desalojar a trompadas de la banqueta aledaña a un borracho molesto, decía siempre que Constante y sus chicos eran “diplomáticos y políglotas, como buenos embajadores”. “Son psicólogos conocedores profundos de la naturaleza humana, son confesores, y cuando se les pide, dan consejos sobre los temas más disímiles, complejos y delicados. Son también estoicos, porque soportan con una infinita cortesía y comprensión las incoherencias surrealistas del mundo loco en que a veces se convierte un bar”.

Campoamor era un bon vivant y como Hemingway visitaba Floridita, el SloppyJoe y los mejores bares de la ciudad casi a diario, y por eso conocía a todos los buenos cantineros y los tenía en un altar. “Tienen la elegancia de un director de orquesta sinfónica y la pulcritud y asepsia de un eminente cirujano cuando va a operar. Son los químicos de la era moderna, botánicos del siglo XVIII, alquimistas del Medioevo que siempre producen oro frío y reluciente”, decía de ellos, aunque para él Constante era especial. Realmente el daiquirí era un coctel conocido antes de la llegada del de Lloret del Mar. Otro cantinero español, el famoso Emilio González, popularmente llamado Maragato, lo había hecho suyo y se decía que era quien mejor los preparaba en la barra del cercano hotel Plaza, pero en eso llegó Constante y le dio la vuelta a la cosa. Meilán contaba que con ayuda de su máquina de moler hielo marca FlakMak, recién traída de los Estados Unidos, picó el hielo y lo conservó en una caja con aislante y huecos en el fondo para mantener seca la nieve. Luego lo mezcló en una batidora eléctrica (invento popularizado a partir de 1922) con una onza y media de ron blanco, una cucharadita de azúcar, 5 gotas de marrasquino y el jugo de medio limón fresco, y lo sirvió en una copa de boca ancha previamente helada. Bingo.

Meilán era un hábil choteador y un pozo de sabiduría. En lo político digamos que sus ideales no eran en exceso socialistas, probablemente debido a que el local que su tío convirtió en la cuna del daiquiri fue decayendo a partir de 1959 a causa de la falta de suministros, hasta que un buen día llegaron las expropiaciones. Antonio había entrado a trabajar a Floridita en 1939 ayudando a Constante a limpiar y dar cepillo a las 11 puertas del establecimiento, que no fue climatizado hasta después de la Segunda Guerra Mundial, después de que abriera en la esquina el Pan Américan Club con aire acondicionado. “Los clientes decían que se sentían bien en Floridita pero que hacía mucho calor y los ventiladores no daban abasto, todos los papeles se volaban”, recordaba Meilán, que vivió la decadencia del establecimiento como una herida familiar, de ahí sus bromas con retranca que administraba a cuentagotas aunque tuviera confianza con uno, por si acaso. “¡Viva O enano do Ferrol, caudillo de España!”.  “¡Hombre, Meilán, no se pase!”. “¡Usted calle, periodista, que no sabe ná!”.

Más o menos este era su saludo cuando entraba por la puerta de Floridita, y a veces hasta levantaba el brazo, para joder un poco más. Luego llegaban sus fabulosos cuentos, que podían ser de John Ringling North, dueño del circo Ringling, que tenía cuenta abierta mientras estaba en la isla presentando su espectáculo, o te hablaba de la gracia de Sarita Montiel, de la belleza de Ava Gardner, o del personaje real que inspiró a la prostituta Lili la Honesta de Islas en el Golfo. “Ella venía a pescar por aquí con frecuencia”, si bien casi siembre las historias buscadas por la clientela eran las del autor de ‘El viejo y el mar’, a quien Meilán simplemente llamaba Papa, como muchos cubanos. “¿Cuál fue su máximo récord?”, le preguntaban siempre. “Nunca saqué la cuenta, además es secreto profesional, contestaba, acabando la conversación”.

El sol y la playa, y más aún los 23 kilómetros de arenales de Varadero, vuelven a ser las joyas del turismo cubano en estos tiempos de pandemia. La covid-19 ha dejado a la mayoría de los clientes extranjeros en sus casas y cerca del 85% de los hoteles cubanos cerrados, pero un año de descanso obligado ha servido para que la naturaleza y las playas se regeneren, al tiempo que algunas de las instalaciones hoteleras más emblemáticas del famoso balneario cubano han podido realizar reparaciones importantes.Años atrás, cuando nadie podía prever lo que se venía encima, la isla había hecho una fuerte apuesta por diversificar el turismo y promocionar los valores de sus ciudades patrimoniales.Además de poseer cientos de kilómetros de payas y cayos vírgenes, Cuba es el país del área del Caribe que tiene más centros históricos, fortalezas y paisajes incluidos por la UNESCO en su lista de patrimonio mundial. La Habana, Trinidad, Camagüey, Cienfuegos o Santiago de Cuba son algunas de las ciudades de más riqueza patrimonial, y en ellas las más importantes cadenas hoteleras extranjeras han ido abriendo establecimientos en la última década.

Pero las restricciones impuestas por la epidemia, que aconsejan reducir el turismo de ciudad para prevenir los contagios, han hecho que Cuba vuelva al sol y playa y apueste por sus polos turísticos consolidados, en los que ahora la salud y la seguridad sanitaria se han convertido en alicientes tan importantes como los cocoteros, las arenas blancas y las aguas color esmeralda. La cadena hotelera líder en Cuba, Meliá Hotels Internacional, que administra una de cada cuatro habitaciones de cuatro y cinco estrellas existentes en el país, es un ejemplo de por dónde van los tiros. Meliá gestiona más de 30 hoteles en la isla, de los cuales en estos momentos solo siete continúan abiertos, el Meliá Habana, en la capital, cuatro en Varadero y dos en Cayo Coco. Con 23 kilómetros de playa y 52 hoteles, la playa de Varadero es la más famosa de Cuba y la que tiene más historia, y durante años ha sido seleccionada por TripAdvisor entre las mejores del mundo. Antes de la crisis visitaban el balneario cerca de un millón de turistas al año, la mayoría canadienses, alemanes, españoles y también latinoamericanos y otros ciudadanos de la Unión Europea, aunque ahora las cosas han cambiado.

En estos tiempos de vacas flacas, Meliá, Iberostar y los principales grupos hoteleros en la isla vuelven a apostar abiertamente por Varadero y la cayería norte para recuperar el pulso turístico. Las playas están mejor que nunca, la renovación de algunas instalaciones es notable y, como comodines, el sol y playa cubano ofrece unos protocolos de seguridad anticovid difíciles de igualar —en todos los establecimientos hay de guardia un médico, una enfermera y un técnico en epidemiología—, además de la garantía del sistema de salud cubano y la luz en el horizonte que supone tener dos vacunas propias en fase III de ensayos clínicos —Soberana 02 y Abdala—, con las que se aspira a tener vacunada a más de la mitad de la población antes de que termine el verano.

Con todos estos mimbres, Iberostar ya ha abierto tres de los siete hoteles que administra en Varadero, y Meliá 4 de los 12 que tiene en el balneario. Junto al Sol Varadero Beach y el Meliá Península, esta cadena mantiene la actividad en los dos hoteles más emblemáticos del polo, el Meliá Internacional y el Sol Palmeras, primero construido en régimen de empresa mixta —en 1990— y en proceso de total renovación. También en Cayo Coco y Cayo Guillermo ambas cadenas han comenzado a reabrir establecimientos. Hay una novedad grande. En estos momentos, con el turismo canadiense en standby y lo mismo Europa hasta que llegue el verano, son los rusos los clientes principales. De Moscú llega de promedio un vuelo diario, unos 20.000 viajeros al mes, y ante esta realidad Meliá ya ha contratado traductores de ruso y ofrece en sus restaurantes platos tradicionales del país euroasiático, además de incluir versiones en cirílico en las cartas. El otro día, un veterano director de la cadena mallorquina daba así la bienvenida a pie de lobby a un grupo de moscovitas entusiasmados: “Добропожаловать”. Es lo que hay, y nada como saber adaptarse.

Ahora que se han cumplido 80 años del fin de la Guerra Civil, poco antes de que se desatara el COVID-19, y que los restos de Franco ya están fuera del Valle de los Caídos, y que hay cierta conciencia de que no es propio de un país civilizado que miles de víctimas sigan en fosas comunes y cunetas, reconforta entrar a una sala de cine y encontrarse con el documental ‘La maleta de Helios’, un homenaje a los cientos de miles de exiliados españoles y sus familias que fueron grandes damnificados de aquella guerra, pero de los que casi no se habla. La historia sencilla y desgarradora de Helios Estévez y su padre Antonio, uno de los 25.000 exiliados que acogió el Gobierno de Lázaro Cárdenas en México tras la contienda, es una reivindicación de aquellos hombres y mujeres que, si bien no acabaron en la cárcel o fusilados, sufrieron durante toda su vida las consecuencias del franquismo y en la mayoría de los casos vieron sus sueños rotos.

El largometraje dirigido por Javier Angulo y Nacho Villar comenzó su andar en el Festival de Cine de Huelva y acaba de pasar por el de La Habana, donde el tema es especialmente sensible, pues en Cuba recalaron miles de exiliados republicanos que, como Antonio Estévez en México, rehicieron su vida como pudieron, en un país que no era el suyo, pensando que un día podrían regresar. Todo el mundo conoce los grandes nombres del exilio mexicano, cubano, argentino o norteamericano, Juan Ramón Jiménez, María Zambrano, Mariano Ruiz Funes, Luis Jiménez de Asúa… Pero ¿qué fue de las vidas de tantos hombres y mujeres anónimos que lo perdieron todo y dejaron atrás su pasado y sus historias, y de los que nada se sabe? ‘La maleta de Helios’ cuenta la historia de Antonio Estévez, un republicano anarquista, escritor e intelectual autodidacta, nacido en 1897, que vivía en El Bierzo (León) cuando estalla la Guerra Civil y ha de marchar del pueblo para no ser fusilado. Deja allí a su esposa e hijos, el más pequeño de ellos Helio, de pocos meses, y lucha en el bando republicano hasta que termina la guerra y se exilia en México. Hasta ahí una historia de tantas.

Pero la película aborda el conflicto del exilio desde una perspectiva diferente, que toca el corazón del espectador de un modo sutil y a la vez brutal: es el punto de vista del hijo que no conoció a su padre y que ha construido su imagen a través de los recuerdos de su madre, que nunca volvió a ver a Antonio pero siguió enamorada de él hasta el último día, y de las cartas que les llegaban desde México. Antonio nunca pudo regresar a España y, después de 20 años, solo habló una vez por teléfono con su esposa. A los 19 años, Helio Estévez no aguantó más y se fue a México a conocer a su padre, que era viajante y vivía en una pensión, pues nunca tuvo un hogar estable, siempre pensó en el reencuentro. La narración, a través de los ojos y de la voz de Helio, de lo que fue el exilio para su padre y sus compañeros en México, provoca tristeza y desasosiego: primero, las conversaciones de café cuando todavía creían que Franco caería y podrían regresar, luego la etapa de la rabia, de la frustración, y la depresión al darse cuenta de que no había alternativa.

Helio se reencontró con su padre, pero la alegría duró poco. Antonio murió pronto y él convirtió su tristeza en poesía y se quedó a vivir en México, donde formó una familia, que ahora viajó con él a La Habana a la presentación del documental. “Es una historia muy dura y triste, como la de muchos”, afirmó. Para Javier Angulo, director desde hace 12 años de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la historia de la familia Estévez no es importante solo porque habla de la herida del exilio, sino “por su reflexión final: un mensaje de reconciliación para que no vuelvan a cometerse los mismos errores”. En la maleta que siempre tuvo preparada Antonio Estevez para volver y reencontrase con su familia, que finalmente Helio llevó de vuelta a El Bierzo, se resume el drama de cientos de miles de exiliados que vieron naufragar sus vidas hace 80 años y que nunca han sido reivindicados como se merecen.

La guerra ya llevaba muchos meses perdiéndose —o más bien perdida— en el bando republicano, cuando el 1 de abril sonó en la radio el famoso parte: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Y la imagen más clara de esa derrota se había producido dos noches antes, entre el 30 y el 31 de marzo en el puerto de Alicante, donde miles de personas aguardaban para huir de la España de Franco en unos barcos que nunca llegaron. “Este es el lugar de la tragedia: frente al mar, bajo el cielo, en la tierra. Este es el puerto de Alicante, el 30 de marzo de 1939. Las tragedias siempre suceden en un lugar determinado, en una fecha precisa, a una hora que no admite retraso”, escribió Max Aub en Campo de los Almendros, que cierra su serie de novelas sobre la Guerra Civil titulada ‘El laberinto mágico’.Lo hizo desde México, en el exilio al que sí consiguieron acceder decenas de miles de españoles, a diferencia de los que se quedaron en el puerto de Alicante, del que fueron desalojados el 31 de marzo. Allí, el último barco, el Stanbrook, había salido el día 28 rumbo a Orán. Y por el norte, a través de los Pirineos, miles de personas también habían huido durante las últimas semanas de enero y las primeras de febrero. Pero aunque dejaban atrás la guerra de España, las penurias continuarían para todos ellos, o por lo menos la gran mayoría, con la reclusión en campos de concentración en el sur de Francia (Le Vernet, Argelès, Saint-Cyprien…) y el norte de África en un contexto en el que enseguida comenzaría la Segunda Guerra Mundial, durante la que muchos republicanos españoles también sufrirían los campos de concentración nazis y acabarían luchando en el bando aliado.

En torno a medio millón de españoles se desplazaron a territorios franceses en los tres primeros meses de 1939, pero las autoridades galas consiguieron que la mayoría, unos 360.000, regresaran a España antes de diciembre. Para los que se quedaron, el esfuerzo se centraba en conseguir una plaza en los barcos que salían hacia América, principalmente, a México, donde el Gobierno del general Lázaro Cárdenas había puesto en marcha una gran campaña de solidaridad. El rescate comenzó con el viaje del Sinaia —que salió de Sète el 25 de mayo de 1939 y llegó a Veracruz 13 de junio de 1939 con 1.599 refugiados— y siguió con los del Ipanema, el Mexique, el Flandra…

En México, sobre todo, pero también Argentina (unos 10.000), Venezuela, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos se fueron asentando miles de exiliados republicanos españoles. Otros lo hicieron finalmente, a pesar de las penurias, en distintos países de Europa, sobre todo en Francia. Los siguientes son los principales destinos de los exiliados, de los que destacamos algunas figuras relevantes y sus aportaciones a la cultura y la ciencia en el lugar de acogida. En Francia vivían a finales de los años cuarenta, después de la Segunda Guerra Mundial, entre 125.000 y 180.000 refugiados españoles, según distintos informes de las autoridades galas y de la ONU. Federica Montseny. (Madrid, 1905- Toulouse, 1994). Escritora. Anarquista, hija de anarquistas. Ministra de Sanidad y Asistencia Social entre 1936 y 1937. Se instaló en 1945 en un barrio humilde de Toulouse, desde donde ayudó a cientos de compatriotas, siguió dando mítines que llenaban auditorios y escribió, entre otros, el libro El problema de los sexos, matrimonio, unión libre y amor sin convivencia. “La mujer está obligada a tomar la libertad si no se la dan”, escribió. María Casares. (La Coruña, 1922-La Vergne, 1996). Hija del político y diplomático Santiago Casares Quiroga, el exilio de toda la familia la llevó a Francia. Allí, tras estudiar arte dramático, se llegó a convertir en un mito de la escena francesa interpretando a Lady Macbeth, Fedra, Medea o Madre Coraje. Jorge Semprún. (Madrid, 1923-París, 2011). Novelista, guionista, político y cineasta español. Nieto de Antonio Maura e hijo de José María SemprúnGurrea, diplomático durante la República. Exiliado con su familia en París, fue apresado en 1943 por el Ejército alemán y confinado en el campo de concentración de Buchenwald durante dos años. Escribió sobre aquellas experiencias ‘El largo viaje’ (1963), ‘Aquel domingo’ (1980) o ´’La escritura o la vida’ (1994).

Carlos Pradal. (Madrid, 1932-París, 1988). El pintor Carlos Pradal se exilió de niño a Francia con su familia. Dedicado enteramente al arte figurativo, se dio a conocer en círculos artísticos por sus naturalezas muertas y sus cuadros sobre barrios, billares y sobre el arte flamenco. Creció y comenzó su carrera artística en Toulouse y la continuó, a partir del 1972, en París. José Martínez Guerricabeitia. (Valencia, 1921- Madrid, 1986). Hijo de un minero asturiano, se exilió a Francia en 1947 —tuvo que cruzar a nado el río Bidasoa— tras combatir contra el bando franquista en la Guerra Civil y pasar por la cárcel. Después de licenciarse en La Sorbona, fundó en 1961 la editorial Ruedo Ibérico, que se convertiría en el gran foro de intercambio intelectual del exilio español. José Bergamín. (Madrid, 1895-San Sebastián 1983). Escritor, editor, dramaturgo y director de revistas. Hijo de un abogado y ministro durante el reinado de Alfonso XIII, el exilio lo llevó por varios países latinoamericanos, pero sobre todo a residir en Francia. Allí pasó 10 años (de 1954 a 1958 y de 1964 a 1970), al abrigo de amigos como Malraux y Picasso, escribiendo para la radio y la televisión. En 1966 le fue concedida la Legión de Honor de las Ciencias y las Letras. “Detrás de un patriota hay siempre un comerciante”; “fui peregrino en mi patria desde que nací”, escribió.

México es el segundo país de acogida de los exiliados republicanos españoles, aunque a mucha distancia; acogió entre 16.000 y 18.000 refugiados, según distintas estimaciones. “Los republicanos españoles que se refugiaron en México fueron una emigración selecta en los dos sentidos de la palabra: producto de una selección, constituyeron además un grupo de excelencia, aunque no fuera una emigración de intelectuales como generalmente se ha planteado”, escribió en un trabajo de 2001 la historiadora Dolores Pla Brugat. Luis Buñuel. (Calanda, Teruel, 1900-Ciudad de México, 1983). El cineasta, muy cercano a la Generación del 27, pasó en México gran parte del tiempo que vivió exiliado tras la Guerra Civil (adoptó la nacionalidad en 1951). Allí realizó una veintena de películas —entre ellas, ‘Los olvidados’ (1950), ‘El ángel exterminador’ (1962), ‘Nazarín’ (1959) o ‘Simón del desierto’ (1964)— que, con los componentes surrealistas que siempre impregnaron su obra, fueron fundamentales en el proceso de internacionalización de un cine mexicano con mayores ambiciones artísticas. “La realidad, sin imaginación, es la mitad de realidad”, dijo. Remedios Varó. (Anglès, Girona, 1908-Ciudad de México, 1963). Pintora. Hija de un ingeniero librepensador estudioso del esperanto, fue una de las primeras mujeres en ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y estuvo vinculada al grupo de surrealista de André Bretón. Tras la Guerra Civil se traslada a Francia y, tras ser detenida por los nazis, a México con su pareja, el escritor BenjaminPéret. Allí alcanzaría su madurez creativa y se convertiría en uno de los principales exponentes del surrealismo en el país. “Llegué a México buscando la paz que no había encontrado, ni en España –la de la revolución– ni en Europa– la de la terrible contienda–, para mí era imposible pintar entre tanta inquietud”. Margarita Nelken. (Madrid, 1894-Ciudad de México 1968). Novelista, crítica de arte, traductora y única diputada en las tres legislaturas de la Segunda República. Feminista —escribió en 1919 La condición social de la mujer en España—, vivió exiliada desde 1939 en México, donde trabajó en el Ministerio de Educación, colaboró activamente con todas las asociaciones de apoyo a España en el exilio, siguió traduciendo y escribió en diarios y revistas americanas y europeas. Se le atribuye la frase: “Ni olvido ni perdón”.

Ernestina de Champourcín. (Vitoria, 1905-Madrid 1999). Poeta de la Generación del 27, esposa del también poeta Juan José Domenchina, además de secretario de Manuel Azaña. En México, exiliada desde principios de los años cuarenta, inició una febril actividad traductora (tradujo a Faulkner, Dickinson y Poe, entre otros), aunque siguió colaborando en revistas y escribiendo poesía, explica el Diccionario bibliográfico del exilio republicano de 1939. En México también se acercó al Opus Dei, organización católica con la que realizó trabajos en barrios marginales de la capital y de la que empezó a formar parte en 1952. “Para mí, la poesía es poesía o no es nada. Y entonces sobran las etiquetas de social, amorosa, religiosa, femenina, etcétera”. Óscar de Buen. (Madrid, 1925-Ciudad de México 2018). Ingeniero. Llegó a México con apenas 15 años. Graduado en la Escuela Nacional de Ingenieros, durante sus siete décadas de carrera colaboró con los arquitectos más importantes del país como Pedro Ramírez Vázquez, Félix Candela, Ricardo Legorreta, Fernando Romero y Enrique Norten. Firmó las obras, entre otros, del Auditorio Nacional, el paraguas del patio central del Museo Nacional de Antropología, el Estadio Azteca, la nueva Basílica de Guadalupe, la cúpula geodésica del balneario de Oaxtepec en Morelos, la planta de Volkswagen y el Estadio Cuauhtémoc. También profesor, escritor y conferenciante, el Instituto Nacional de Bellas Artes de México le concedió en 2017 la Medalla Bellas Artes en el campo de la Arquitectura. Max Aub. (París, 1903-México, 1972). Escritor. Doblemente exiliado (de niño ya había dejado Francia con sus padres, de origen judío y alemán, por culpa de la Primera Guerra Mundial), llegó a México en 1942, después de haber probado los campos de concentración de Francia y Argelia. En el país americano publicó la mayor parte de su obra, desde los seis tomos que componen su monumental Laberinto mágico sobre la Guerra Civil, hasta su gran broma del Josep Torres Campalans. También trabajó como guionista de cine, fue secretario de la Comisión Nacional de Cinematografía, dio clase de Teoría y Técnica Cinematográficas y dirigió la emisora de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, colaboró con publicaciones mexicanas y españolas y creó algunas, como Sala de Espera. Cerca de 10.000 españoles se fueron a vivir a Argentina entre los años cuarenta y sesenta, a pesar de que las autoridades del país no pusieron las facilidades del Gobierno mexicano tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Las redes de apoyo social funcionaron, teniendo en cuenta que el país acogía por entonces la comunidad más grande de emigrados españoles de todo el mundo. De ese modo, la mayoría de exiliados que llegaron a Argentina lo hicieron porque tenían algún contacto previo, familiar, de amistad o profesional, explica Bárbara Ortuño en su tesis ‘El exilio y la emigración española de posguerra en Buenos Aires’, 1936-1956. Menos numeroso que en otros países fue el exilio republicano español en Estados Unidos y en  Puerto Rico, pero sí fue significativo en cuanto a su impacto, sobre todo en el segundo caso, debido a las características de los refugiados, vinculados en general a las universidades. Se trata de profesores que impulsaron el hispanismo, en el caso de EE UU, y que en la isla caribeña dieron un enorme empujón a la Universidad de Puerto Rico.

La delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Mercedes González, del PSOE, ha reclamado este lunes al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, del PP, que vuelva a activar el toque de queda en la región para luchar contra el coronavirus. “Es una medida valiente”, ha dicho tras las aglomeraciones y fiestas que se vieron el sábado por la noche en las calles de la capital para celebrar el fin del estado de alarma y el levantamiento del toque de queda. Sin embargo, el Ejecutivo regional, que está en funciones, se opone a la medida, ha avanzado el consejero de Interior, Enrique López. También desde el Ejecutivo central, el ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta, ha sugerido un estado de alarma a la carta. “Si cualquier presidente autonómico lo plantease para su comunidad, el Gobierno lo estudiaría y lo apoyaría”, ha afirmado en una entrevista a Radio Euskadi.Si la Comunidad planteara esta medida, que prohíbe los movimientos de once de la noche a seis de la mañana, tiene que contar con un aval judicial, que no están obteniendo todas las comunidades. Así, los jueces no han respaldado las restricciones que proponía el Gobierno del País Vasco, pero sí las que ha diseñado el de las islas Baleares y el de la Comunidad Valenciana.

“El toque de queda es una medida valiente”, ha defendido González en una entrevista en la cadena SER. “Y creo que la Comunidad de Madrid tiene que valorarla como lo han valorado otras comunidades”, ha añadido, para recordar que en el momento actual “no todas las regiones están en la misma situación; las UCI están en tensión”. “Madrid tiene que tomar decisiones valientes. La presidenta se ha construido una imagen sobre la valentía. Tiene que hacer eso. Tiene que intentarlo. Sé que hay problemas jurídicos y no es fácil, pero tienes que pelear para que la gente de la comunidad viva lo más segura posible”, ha reconocido. Y sobre Díaz Ayuso, ha criticado: “Cuando siembras falsa libertad, recoges libertinaje”. “No se puede cerrar a miles de habitantes por cientos de jóvenes”, ha contrapuesto López, el consejero de Interior en funciones del Gobierno de Díaz Ayuso, en Onda Madrid. “La delegada del Gobierno reclamaba valentía”, ha ampliado el alcalde de Madrid, y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida. “Yo le digo que reclame al presidente, a su presidente, que haya una normativa que permita amparar las decisiones que tomen las comunidades autónomas”.Dio igual que Madrid arrancara el fin de semana con una incidencia acumulada de 317,56 casos por cada 100.000 habitantes, colocándose con el segundo peor registro de España, tras el País Vasco, según un informe publicado el viernes por el Ministerio de Sanidad. La fiesta se adueñó el sábado de la Puerta del Sol o de calles del barrio de Malasaña, con decenas de personas concentradas para celebrar el fin del toque de queda sin guardar la distancia física ni llevar mascarilla. La policía hizo 450 intervenciones. “Son imágenes lamentables”, dijo el domingo Martínez-Almeida.

Además, la delegada del Gobierno ha enviado este lunes una carta a los alcaldes de la región para poner a su disposición todos los medios de la institución ―que tiene competencias sobre la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil― en la lucha contra la expansión del virus. “Ahora afrontamos el tránsito hacia una situación en el que las vacunas y la responsabilidad nos asegurarán la vuelta a una auténtica normalidad”, recuerda la delegada en su misiva. El marco regulatorio establecido por el Gobierno en funciones de la Comunidad de Madrid, así como las imágenes que vimos el pasado sábado, nos sitúan ante un escenario que debemos abordar en colaboración y cooperación para transitar ese camino hacia la plena vacunación asegurando que no entramos en una nueva ola”, afirma Mercedes González. “Sabiendo lo difícil que es en ocasiones dar plena cobertura a esta problemática únicamente con los medios municipales, ofrecemos toda nuestra ayuda y colaboración en el ejercicio de vuestras responsabilidades”, subraya. Y remata: “Comunicadnos todas las necesidades que durante este periodo requiráis y daremos soporte en todo lo que podamos”. De hecho, el consejero López ha avanzado este lunes que pedirá a la Delegación del Gobierno que agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil ayuden a controlar aglomeraciones y botellones como los que se han producido este fin de semana tras el fin del estado de alarma.

No es la primera vez que la delegada expresa su preocupación por la evolución de la pandemia en la región, ni tampoco la primera ocasión en la que apunta a que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso podría tomar medidas más restrictivas para frenar las infecciones. A finales de abril, González ya le escribió al consejero de Interior regional para trasladarle la “inquietud social e institucional” que a su juicio generaban las aglomeraciones en los mítines de la campaña electoral del 4-M. Y apuntó: “Dado que la comunidad es la administración competente para examinar y sancionar los incumplimientos sanitarios en dichos actos, te traslado la preocupación y alarma social que genera dicha vulneración de la normativa sanitaria. Ejercer las competencias sanitarias que posee el Gobierno de la comunidad, especialmente respecto a los actos que se celebren durante este proceso electoral, es vital para doblegar esta crisis”.

El escritor Juanjo Millás y el periodista Javier del Pino han reflexionado este domingo en el programa que presenta este último en la Cadena Ser, ‘A vivir que son dos días’, sobre la relación entre la audiencia televisiva y los votos. En este sentido se han referido a algunos de los políticos más influyentes del mundo, como DonalTrump, Boris Johnson o Jair Bolsonaro, de quienes han afirmado que son “personajes arquetípicos de los programa basura de televisión”. Una nómina de políticos en la que han incluido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, uno de los nombres propios que está dejando la crisis del coronavirus, después de sus innumerables polémicas. Se muestra partidaria de cerrar una ‘cohabitación’ con el partido franquista de extrema derecha, VOX.“Podría decir perfectamente que beber lejía es bueno para matar el coronavirus. No hay límites mentales ni discursivos”, ha lamentado Millás.Por su parte, Del Pino ha ahondado aún más en las críticas, y ha llegado a afirmar que la popular es “la Belén Esteban de la política” y se ha preguntado “qué méritos intelectuales” ha acumulado la dirigente madrileña para llegar al poder: “Yo todo lo que sé de ella es que llevaba la cuenta del perrito de Esperanza Aguirre”.Unas palabras que Millás ha completado señalando que los últimos “disparates” de Ayuso (la comentada foto de El Mundo, el mitin de Ifema, el escándalo de Room Mate, sus constantes meteduras de pata, etc.) no son por “torpeza”. “Ahí hay una dirección política que cree (y seguramente tenga razón) que la audiencia televisiva coincidirá con los votos”, ha sentenciado. Cosa que se cumplió.

El prestigioso periódico francés ‘Liberation’ ha amanecido este sábado con un artículo muy duro en el que el medio galo critica la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de la crisis del coronavirus. “La representante electa del PP encadena declaraciones vehementes, contradictorias y surrealistas en su gestión de la pandemia”, señala el citado medio.Asimismo, Liberation se hace eco de las numerosas polémicas que ha generado Ayuso en las últimas semanas (como la comentada foto de la portada de El Mundo), y llega a afirmar que “es un elemento problemático”.El artículo continúa afirmando que, pese a estudiar Periodismo y Comunicación Política, su discurso es “inconsistente”, ya que echa la culpa de todo al actual presidente de España por el PSOE, Pedro Sánchez por “ser un dictador de la izquierda” con “miles de muertos a sus espaldas”, cuando Madrid, con competencias en Sanidad, tiene las peores cifras del país con un 33% de las muertes.Por otra parte, el medio galo también se hace eco del escándalo de Room Mate: “Habiendo dado positivo en Covid-19, la presidenta se mudó a una habitación de apartahotel por 80 euros al día, un precio tres veces inferior a lo que cuesta”.El artículo se cierra indicando que Ayuso un día defiende “dar pizzas” a los niños más vulnerables de la región, y al día siguiente afirma que “con techos altos” el coronavirus se cura más fácilmente. Asimismo, también recuerda la “confusión” que tuvo la dirigente popular al asegurar que la ‘D’ de Covid es de “diciembre”, cuando en realidad es de “disease” o enfermedad en inglés.

Los mercados europeo y sudamericano experimentarán una importante recuperación este verano por lo que se prevé un boom de estos turistas en Riviera Maya para este verano.Así lo ha señalado Darío Flota Ocampo, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, subrayando que estos dos mercados representan una importante cuota para el destino y la reactivación de vuelos y rutas para las próximas semanas suponen un aliciente para el turismo.En ese sentido, ha recordado las nuevas rutas aéreas que se han retomado desde Europa por Evelop y TAP, así como otras desde Sudamérica (Evelop, Air France y Lufthansa añaden nuevos vuelos a Cancún).“Para el verano igual esperamos tener mayor recuperación del mercado colombiano, argentino, brasileño y chileno. Ya están los vuelos con Panamá, que es la vía de comunicación con Sudamérica”, ha destacado en una entrevista Radio Fórmula.Flota Ocampo se muestra optimista de cara al verano al ser la época de vacaciones más larga del continente europeo cuando los turistas aprovechan para hacer viajes más largos.Es muy importante que se avanzaen la vacunación de los ciudadanos norteamericanos y de otros países de la Unión Europea. Estados Unidos es el principal emisor de turistas internacionales. Casi la totalidad de ellos llegarán a nuestro Estado con sus certificados de vacunación. En España se estudia la creación de un ‘pasaporte’ de vacunados. Es importante que la Comunidad Internacional apoye con acciones realistas a otros países como Brasil e India para evitar ‘cepas’.

Según datos del buscador Viajala, las búsquedas de vuelos desde Buenos Aires y de otras capitales latinoamericanas hacia Miami crecieron un 43 en las últimas semanas. Iberoamericavive una inmunización lenta y sin fecha para terminar. En Argentina, hasta ahora se han vacunado menos de 6 millones de personas, cerca del 12% de la población. Con esta lentitud, el controvertido “turismo de vacunación” comenzó a aparecer como una opción en las agencias de viajes. En Estados Unidos, donde no se exige la presentación de pruebas de residencia o ciudadanía para vacunarse, se ofrecen viajes a estados donde la vacunación está más avanzada y ocurre en cadenas de farmacias y supermercados. “Las búsquedas internacionales han tenido un incremento desde principios del 2021, pero notamos que la curva ha sido un poco más pronunciada para Miami desde las recientes declaraciones de celebridades sobre irse a vacunar en los Estados Unidos”, dice el vicepresidente de ventas y cofundador del buscador, JosianChevallier. De cualquier manera, hay cuestiones morales discutibles en este tipo de viaje. No hay nada, por ahora, que lo prohíba si el país de destino permite la práctica y se cumplen las normas sanitarias y de prioridad. Pero por el momento, no hay ningún país que declare abiertamente que ya está recibiendo a latinoamericanos para su vacunación. Los países que tienen planes oficiales de hacerlo son Rusia y Cuba.

El pulso de la industria turística española sigue débil. El avance en las vacunaciones, más lento de lo esperado, y la llegada de una cuarta ola de la pandemia han frenado la velocidad de recuperación de este motor estratégico. “No cabe esperar un buen año para el sector”, afirma Emilio J. González, profesor de Economía en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE. En cualquier caso, continúa el experto, será mejor que en 2020, momento en el que sufrió un parón casi total. Para el verano se prevé la llegada de entre un 30% y un 40% de los turistas internacionales que venían al país antes del estallido de la crisis sanitaria, según las estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el organismo encargado de velar por la estabilidad de las cuentas públicas. Esta previsión implica la visita de entre 8,5 y 11,5 millones de visitantes extranjeros durante este verano, si se toman como referencia las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de julio, agosto y septiembre de 2019. Al cierre de 2021, el sector habrá recuperado entre un 60% y un 70% de las visitas foráneas, y logrará plena mejoría en los siguientes años, de acuerdo con los pronósticos de la Airef. Las esperanzas están puestas en el mercado interior y en aquellos países, como el Reino Unido, en los que las campañas de vacunación avanzan más rápidamente.

“El 2021 va a ser un año de subsistencia”, reconoce Iñaki Gaztelumendi, experto en el sector y consultor de la Organización Mundial del Turismo (OMT), vinculada a Naciones Unidas (ONU). Antes de la pandemia, el turismo español parecía imbatible. Más de 83,7 millones de viajeros extranjeros desembarcaron en el país en 2019 (lo que supuso el séptimo récord consecutivo de llegadas) y desembolsaron unos 92.200 millones de euros, según el INE. “Es imposible que el turismo nacional pueda compensar esas cifras”, recalca González.“Las sucesivas oleadas de contagios y el mantenimiento de las medidas restrictivas, junto con la lentitud del proceso de vacunación en Europa, continúan proyectando una elevada incertidumbre y retrasan la recuperación de la actividad económica”, según el Informe sobre los presupuestos iniciales de las Administraciones Públicas de 2021 de la Airef, publicado a principios de abril. Para este año, el Gobierno espera que la economía crezca un 6,5%, cifra que está en sintonía con las previsiones del Fondo Monetario Internacional (6,4%) y con la Airef (6,6%). Hasta hace unos meses, el Ejecutivo estimaba un repunte en el Producto Interior Bruto (PIB) del 7,2% en 2021, tras una caída de cerca del 11% en 2020. Este pronóstico subía hasta el 9,8% con la llegada de los recursos del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como NextGeneration EU. Pero se ha convertido en papel mojado. “El retraso en la reactivación del turismo está frenando la propia senda de crecimiento de la economía española”, argumenta Gaztelumendi. Este año, el flujo turístico internacional en España cobrará algo de fuerza, pero su recuperación plena se espera a lo largo de 2022 o incluso para principios de 2023, subraya la Airef.

Retomar el vuelo no será fácil después del descalabro del año pasado, cuando solo visitaron España 18,9 millones de turistas internacionales, un 77,33% menos que un año antes, según el INE. El sector, además, perdió vigor. Pasó de representar el 14,1% del PIB en 2019 al 5,9% en 2020, de acuerdo con el Informe anual de impacto económico del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), un organismo internacional que aglutina a 200 compañías. El tiempo para evitar quiebras masivas entre las empresas se agota, avisa la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), asociación formada por 33 firmas españolas implicadas en esta actividad que trabajan en 175 países. Al cierre del primer trimestre del año, el sector ha acumulado 15 meses de continuos descensos de facturación superiores al 70%, según esta institución. “No podemos permitirnos un verano como el de 2020”, agregan desde el Instituto de Turismo de España (Turespaña), el organismo público adscrito al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y responsable de la promoción del país como destino vacacional. La esperanza está puesta en el avance del proceso de inmunización. “Para la semana del 19 de julio se espera tener a 25 millones de españoles vacunados y, a finales de agosto, al 70% de la población [33 millones de personas]”, indica este organismo. La misma cifra que anunció públicamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a principios de abril. Además, Turespaña subraya que para junio se pondrá en marcha el certificado verde digital que facilitará la movilidad internacional de los que ya estén vacunados. También de aquellos que, sin estarlo, puedan demostrar con un test que no están infectados y por tanto no suponen un riesgo en el momento de desplazarse, destaca esta organización. Ante este escenario, su previsión es que lleguen al menos un 50% de los turistas extranjeros que visitaron el país antes de la pandemia.

La industria ya ha visto una incipiente recuperación en esta Semana Santa. De acuerdo con Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que permite analizar la evolución de la recuperación, la actividad comercial en España, según el pago con tarjetas durante la primera semana de abril, ha representado el 132,52% del mismo periodo del año anterior, cuando la ciudadanía estaba sometida a un confinamiento estricto tras la declaración del primer estado de alarma. Pero queda un largo viaje por recorrer para alcanzar los niveles preCOVID. “La recuperación del sector no solo va a ser lenta, sino también asimétrica. La crisis afecta especialmente a los destinos más expuestos al mercado internacional”, sostiene Gaztelumendi. Es el caso de Baleares y Canarias, donde el gasto turístico extranjero supone alrededor del 40% del PIB local, según el INE.

El turismo español, es decir, el nacional, no podrá compensar al extranjero. “Hay que tener en cuenta la situación económica interna”, resalta González. En marzo de este año había 3,95 millones de parados y casi 750.000 trabajadores bajo el régimen de expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), según las cifras del Gobierno. “Estas personas lo tienen difícil para disfrutar de unas vacaciones”. Además, la confianza del consumidor se sitúa en niveles similares a los mínimos que se alcanzaron en la crisis de 2008, que ya fueron de por sí muy bajos, agrega el profesor de ICAI-ICADE, con base en el informe de marzo del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). “Si la confianza no se recupera, es difícil que mucha gente se decida a disfrutar de estancias prolongadas o incluso a irse de vacaciones”, señala. El turismo interno no está en condiciones de cubrir el porcentaje que dejan de cubrir los turistas extranjeros, comenta Gaztelumendi. “No debemos olvidar que este turismo representó solo una de cada tres pernoctaciones hoteleras en España en 2019”, agrega. “Los turistas nacionales ayudarán a aliviar la temporada de verano. Pero no la pueden salvar”, concluye el experto.

La mirada está puesta en los turistas de países que van por delante en el proceso de vacunación. Por ejemplo, el Reino Unido, donde se ha inmunizado al 57% de la población adulta, al menos con una primera dosis, de acuerdo con las cifras de su Departamento de Salud. “España sigue siendo el destino preferido para los viajeros británicos. El avance de su vacunación está haciendo caer de manera muy notable su incidencia de contagios, por lo que de seguir en esa evolución podría entrar próximamente en el listado de países exentos de las restricciones a los viajes no esenciales que impone la Unión Europea a terceros países”, comentan desde Turespaña. El Reino Unido es la principal fuente de turistas que visitan España, tanto en periodo estival como en invierno, las dos temporadas de más afluencia de extranjeros en el país, según las cifras del INE. En 2019, llegaron más de 18 millones de británicos, lo que representa el 21,6% de los foráneos que visitaron España. Detrás de ellos estuvieron los alemanes (13,4%) y los franceses (13,3%). El año pasado, debido a las restricciones de movilidad, la llegada de turistas británicos descendió hasta los 3,2 millones. Quedaron relegados al segundo puesto, por detrás de los franceses, que encabezaron las llegadas con una afluencia de 3,9 millones de visitantes, de acuerdo con los datos del INE. “Los turistas británicos están deseando volver a España y nosotros estamos ansiosos por recibirlos con seguridad”, abunda Turespaña.

Después de mucho insistir, y luego de recordar que el premio Nobel los bebía dobles y sin azúcar, pues era diabético, un día Antonio Meilán confesó que en una ocasión le sirvió 12 o 14 “y se llevó el del estribo”. ErnestHemingway vivía desde 1940 en Finca Vigía, en el cercano poblado de San Francisco de Paula, a 20 minutos en su Chrysler New Yorker descapotable en el que gustaba llevar a sus invitados a media mañana al abrevadero de Floridita. El escritor pagaba una vez al mes y solía llevarse siempre un par de daiquiris en una coctelera para el camino (los del estribo). “Cuando se acordaba, se aparecía con cinco o seis envases para devolver”.Meillán se jubiló en los años noventa del siglo pasado, pero siempre que venían delegaciones o clientes importantes lo llamaban. Allí íbamos a beber daiquiris y a escucharle los cuentos, y ya al final por la barra andaba Alejandro Bolívar, aunque hay que decir que Antonio era un poco sádico con los empleados más jóvenes. Les decía que media barra, hasta la esquina, era suya y que por allí ni se acercaran.

“Yo era un aprendiz de cantinero y Antonio no me permitía ni limpiar los ceniceros, pero le agradezco muchísimo sus enseñanzas. Gracias a Antonio yo aprendí el oficio de su tío Constante. La tradición pasó a los que trabajamos con Meilán, y te puedo decir que el daiquiri que se bebe en Floridita es el mismo que se tomaba en los tiempos de Hemingway”, asegura Bolivar, ganador de numerosos concursos internacionales.Recuerdo como si fuera ayer el último daiquiri que me preparó Meilán hace 20 años, cuando editábamos tres revistas, ‘Mar Caribe’, ‘Récord’ y ‘Habanera’. Aunque ya escaseaba el limón y en el bar se utilizaba uno preparado industrialmente, Antonio siempre guardaba unas limas frescas para sus clientes “especiales”. “No es lo mismo”, los ‘guataqueaba’, nos adulaba.Para él y para Constante el daiquirí era más que un trago. Era una filosofía de vida y también una estética. ‘En Islas en el Golfo’, su novela póstuma, Hemingway escribió: “La bebida no podía ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna otra parte del mundo… Hudson estaba bebiendo otro daiquiri helado y al levantarlo, pesado y con la copa bordeada de escarcha, miró la parte clara debajo de la cima frappé y le recordó el mar”. Y así terminaba la descripción: “La parte frappé era como la estela del barco, y la parte clara, como se veía el agua cuando cortada por la proa navegabas en aguas poco profundas sobre un fondo arenoso. Era del color exacto”.Constante y Meilán están enterrados en el mismo panteón del cementerio Colón de La Habana. Allá, un vez se avance en la batalla contra el virus, nos acercaremos a brindar con ellos en espera de que vuelva a abrir el Floridita y comiencen a rugir sus batidoras para los daiquiris y las sartenes frían los plátanos, las mariquitas, cargadas un tanto de sal, para que los clientes emulemos al escritor estadounidense Ernest Hemingway. 

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