
Trasladan hogar a una explanada
Por Mario Morales Cruces > Quequi
Para los niños que correteaban por todas partes del campamento instalado frente al Palacio Municipal, parecía como si estuviesen de excursión, en una aventura. En lugar de sus chozas de madera y sus pisos de tierra, estaban sobre adoquines, bajo una carpa, junto a una severa estatua de Benito Juárez. Rápidamente hicieron amigos con otros pequeños provenientes de distintas colonias irregulares, como “El Sherif” o “Mario Villanueva”.
Pese a los juegos, sabían que algo no estaba bien, pues veían la expresión preocupada de sus papás. Algunos, los más grandes, sí sabían por qué todas estas familias, 200 en número, se habían instalado en plantón permanente. Sin decir nada, escuchaban a los adultos de El Fortín contar los relatos de cómo fueron expulsados por policías a punta de balazo y cómo los vándalos contratados por quien los desalojó quemaron sus palapas.
FUEGO IMPROVISADO
“Cuidado, que se van a quemar. ¿Dónde están sus mamás?”, exclamaban unas mujeres que pese al calor, se ocupaban laboriosamente de las ollas con la comida, sobre fuegos improvisados en plena plaza pública. Laboriosamente trataban de alinear a los siempre inquietos niños, para darles su alimento, una sopa de pasta con un poco de pollo. Cada pequeño agarraba su plato y se hincaba donde pudiera, mientras su afligida progenitora miraba al vacío sobre una colchoneta, con la incertidumbre de no tener dónde vivir.
“Muchas de estas personas no tienen familia que los pueda recibir”, explicó David Sánchez Reyes, representante del Movimiento Antorchista de la Zona Norte. “Nosotros aquí nos quedaremos hasta que logremos un acuerdo para reubicarlos, tanto a los que desalojaron como a los que están con esa amenaza”.
El activista dijo saber que todavía seguían incendiando casas, incluso que los mismos policías eran los autores, pese a que todavía quedaban otras 50 familias en el lugar.