Tokio 2020-21, la lucha geopolítica con China y el Covid-19

Por Dylan Vera Silva

Quequi

Seguimos con la incertidumbre de saber si es que los Juegos Olímpicos se llevarán a cabo, y es que cada día que pasa es un día menos para prepararse y un día más que no nos deja ver con claridad, todo debido al Covid-19. Recientemente salieron notas que alertaron y pusieron nerviosos a los fanáticos del mundo, en las que se aseguraba que el evento más importante que se organiza mundialmente, claro,  deportivamente hablando, estaba casi cancelado y que los organizadores en conjunto con el gobierno de Tokio ya daban por perdido el evento.

La ola tremenda de noticias falsas o de medias verdades, inunda las diferentes redes sociales día con día y es que engañar a las personas en la actualidad, parece ser un negocio bastante rentable. Si es verdad que el gobierno de Tokio sabe perfectamente que es sumamente arriesgado llevar a cabo el evento, sobre todo porque al día de hoy, a pesar de las vacunas que ya se están aplicando, con mayor eficacia en unos países que en otros, domina un panorama incierto,  pero de eso a cancelarlo hay un largo sendero.

En el arranque del año 2021, el primer ministro de Tokio, declaró con bastante preocupación que Tokio estaba en estado de emergencia debido a que hubo un repunte significativo de casos de Covid, sin embargo, juró con una mirada firme que los Juegos Olímpicos iban a llevarse a cabo con éxito. Sí, claro, pero llevar a cabo un evento tan grande sin espectadores y sin la seguridad de que no habrá un repunte de casos, desde mi perspectiva, se convierte en un capricho enorme.

Con todo este panorama ambiguo e ignoto, van en aumento los grupos de opositores al interior de Tokio, así como en el resto del mundo, que ya alzaron la voz y se pronunciaron en contra de realizar la justa deportiva, sin embargo, después de que salieran a la luz una serie de noticias que ponían a los Juegos Olímpicos, casi desaparecidos, recientemente el COI en conjunto con el gobierno de Tokio y los organizadores del evento, han dicho que postergar el evento una vez más es imposible y el único camino es arrancar el 23 de Julio, tal y como se tiene planeado.

Siempre he pensado que en temas así de fuertes, alzar la voz es importante, justamente lo que la sociedad japonesa ha estado tratando de hacer y es que en un estudio que fue llevado a cabo por la reconocida asociación japonesa sin ánimos de lucro fundada en 1945, llamada Agencia Kyodo, se mostraron datos  que muestran al 80% de la opinión de la población japonesa en contra de llevar a cabo el evento, lo que representa un aumento del 15% con relación al cierre del 2020, entonces ¿Qué hacer cuando ni tu población apoya el evento?, ¿Debería el gobierno japonés escuchar sus peticiones?.

Koichi Nakano, politólogo de la Universidad Sofía de Tokio comentó; «Los japoneses están cada vez más inclinados a oponerse a los Juegos este verano y el estado de emergencia refuerza la impresión de que son una causa perdida». Ahora bien, debemos recordar que hay intereses mucho más grandes para los organizadores que simplemente la salud de las personas y es que la inversión que se ha hecho en los Juegos Olímpicos es multimillonaria, también, consideremos que el COI vive y mantiene sus necesidades de los contratos de venta de los derechos televisivos del evento.

En todo panorama comandado por decisiones que giren en torno a la crisis sanitaria mundial, el resultado es negativo, no existe un punto medio. Un punto fundamental en este análisis es que los elementos mencionados en el párrafo anterior no son los únicos que impulsarían los juegos a como de lugar, si no que existe un factor de honorabilidad pues para los japoneses, su prestigio en Asia y el mundo, se encuentra en juego, además, en términos geopolíticos, la rivalidad con China en diferentes áreas es muy grande, y te preguntarás ¿y eso qué tiene que ver?, pues, les recuerdo que los chinos van a organizar los Juegos de Invierno en Beijing dentro de 13 meses y sacaría un rédito político si Japón no puede llevar a cabo los de verano.

La guerra por mantener la honorabilidad se magnifica con las recientes acciones de China, pues la justa de invierno llega en un momento en el que al menos un millón de musulmanes uigures son internados en campos de concentración y obligados a hacer trabajos forzados en el noroeste del país, por lo que usarán los juegos de invierno como un gran telón, mostrándose al mundo como una potencia ejemplo de cómo combatir la pandemia y de liderazgo en el campo de la salud, así que la responsabilidad japonesa en Asia se ha duplicado.

Que gran reto el que tienen por delante, de tratar de garantizar la seguridad, en primer lugar de 15,400 atletas, contando olímpicos y paralímpicos, los miles de jueces, los funcionarios, voluntarios y periodistas, sin contar a los posibles aficionados que están esperando para hacerse presentes, pero mayor dolor de cabeza de los organizadores es sin duda, justificar la inversión de los 25,000 millones de dólares que ha costado organizar y planear el evento desde su anuncio oficial al término de los pasados Juegos Olímpicos.

He escuchado hablar a algunos sobre la posibilidad de implementar el famoso «método burbuja» que consiste en encerrar a los participantes en una cápsula con las medidas más extremas de limpieza y medidas de sanidad posibles, tal como el que vimos implementado por la NBA en Florida, sin embargo, la magnitud del evento no permite tantas bondades, pues además de que el número de atletas es descomunalmente diferente, se debe enfrentar el reto de establecer las burbujas en un área de 35 millones de habitantes, casi como hacer campamentos gigantes en medio de la ciudad.

Richard Pound, uno de los más importantes dirigentes del COI, mencionó; «la posibilidad más realista de hacer que los Juegos Olímpicos se lleven a cabo” sería declarar a los deportistas una prioridad para las vacunas», lo que ha despertado muchas dudas comenzando porque no en todos los países participantes se han aplicado las vacunas y muchos otros ni siquiera han logrado asegurar el acceso a las mismas, sería como marginar a todos aquellos provenientes de países del tercer mundo, con menores posibilidades, a no participar.

Hacia la primera semana de Febrero de 2021, señalaron que en definitiva, no ven necesario o fundamental la vacunación masiva en Japón para llevar a cabo los Juegos Olímpicos, tal y como se ha hecho en Estados Unidos de Norte América y otras partes del mundo, plantean los distintos escenarios que señalan la inefectividad de algunas vacunas y la falta de recursos por parte de algunos países participantes. Toshiro Muto, CEO de Tokio 2020, se ha esforzado por despejar cualquier duda, sin embargo, con el paso de los días, cada vez es más complicado.

Todos los elementos penden de un ligero hilo reforzado por la vacuna y las medidas sanitarias mundiales, para saber si es que es posible llevar a cabo el evento, pero sí de algo estoy seguro es que se hará todo lo posible por llevarlos a cabo, ya sea con el apoyo de las potencias occidentales en el ámbito privado y público o la explotación de los recursos del gobierno japonés. La responsabilidad de Japón en Asia es fuerte, su lucha contra la dominación China de la que tanto hablaba el ex presidente Donald Trump, el dinero invertido y la Presión pública son aristas que seguirán creciendo y fortaleciéndose de aquí al mes de Julio.

Por lo pronto debemos de estar pendientes de como será la resolución del caso y saber cuál será la dinámica que se llevará a cabo para celebrar un evento, que se supone, traería alegría y  espectáculo para la humanidad, objetivo que en un mundo color rosa, quizás un tanto de los intereses reales detrás del evento, suena muy bello en la lucha por la paz, inclusión y la difusión del deporte. En ocasiones el porcentaje es mínimo, pero nunca es cero.

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