Termina operación de repatriación; aterrizaron en Santa Lucía dos aviones de la FAM, uno con 137 personas y otro con 138

 

 

Por Agencias

Con diez minutos de diferencia, a las 2:30 y 2:40 horas de ayer martes, aterrizaron en la pista de la Base Aérea Militar número 1, de Santa Lucía, en el Estado de México, los dos aviones Boeing 737-800 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), con 275 pasajeros a bordo, que vivieron los ataques del grupo Hamás a la población de Israel, con lo que concluyó la Operación de Rescate Repatriación.

En el avión con matrícula 3528 viajaron 137 personas, 51 de ellas eran menores de 15 años, cuatro mujeres embarazadas y una niña de 11 años, con diabetes tipo 1, que requirió cuidados especiales durante el viaje.

La aeronave con matrícula 3527 transportó a 138 personas, de las cuales 31 niñas y niñas menores de 15 años y una mujer embarazada, informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), dependencia que coordinó el operativo, junto con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el apoyo de la FAM.

Los ataques de Hamás a la población de Israel interrumpieron las vacaciones que Ita Bercovich planeó, para pasar un mes visitando a su hija, su nieta y su yerno, pero sólo fueron dos semanas, una en medio del conflicto.

“Para Israel no es nueva una guerra, no es nueva una guerra, y los ciudadanos se acostumbran a vivir con una guerra, suenan las alarmas, bajan a los refugios, retoman su vida normal saliendo del refugio, pero, bueno, esta ocasión esta guerra no se parece a ninguna”, comentó a su llegada a México, en las instalaciones de la BAM 1.

Ita regresó con su familia a México, tras ver frustradas sus vacaciones, pero Michel González únicamente regresó con sus tres hijos menores, debido a que su esposo se tuvo que quedar en su país.

Pues triste, difícil, esperando que todo esto pase y termine para volver a estar juntos… Él sigue trabajando, por el trabajo no pudo venir. A los niños, explicarles en su lenguaje, de manera sencilla”, comentó González.

Hugo Enrique, tenía más de un año en Israel como pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y regresa de manera forzada a Morelos, su estado natal, a ver interrumpida su labor.

“Tenía otras metas allá y no se lograron, pero estamos vivos, que es lo más importante, porque allá era correr al búnker y ver los misiles, que el sistema antimisil de Israel, el Domo de la Roca, los destruye; se estaba empezando a acabar la comida, y situaciones así, el pánico. Un servidor y mi familia estamos tranquilos, confiamos en Dios”.

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