Sin compasión hacia México
Por Agencias > Quequi
El presidente Donald Trump firmó ayer una orden ejecutiva para comenzar a construir un muro fronterizo con México, además de incrementar las redadas para detectar indocumentados en el país y construir más centros de detención, como parte de su prometida ofensiva contra migrantes.
Incluso, también amenazó con suspender participaciones federales a las ciudades que no colaboren con la detección y deportación de indocumentados (llamadas “ciudades santurarios”); en tanto que el “New York Times” filtró una propuesta de orden ejecutiva que Trump firmará hoy para frenar la entrada de refugiados y quienes busquen asilo político en el país.
“Construir esta barrera es más que una promesa de campaña, es un sensato primer paso para asegurar nuestra porosa frontera”, explicó el vocero de la Casa Blanca Sean Spicer. “Y sí, de alguna forma u otra, como el presidente lo ha dicho antes, México pagará por su construcción”.
La construcción de un muro en los 3 mil 110 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos fue una de las principales promesas de campañas del presidente republicano; sin embargo, el costo de esta obra, que Trump asegura es de 8 mil millones de dólares, pero que expertos calculan en 35 mil millones de dólares, no puede ser costeado sin la aprobación del Congreso. En este sentido, la orden ejecutiva es más que nada un acto simbólico.
Queda por verse si los republicanos del Congreso quieren financiar esta gigantesca obra de dudosa efectividad, que además requeriría más patrullaje y vigilancia. Aunque la idea es que México la pague indirectamente a través de impuestos, a importaciones o remesas, los detalles todavía no se han revelado, la construcción inicial tendrá que salir del presupuesto estadounidense.
Lo que no es tan simbólico fueron las directrices enfocadas en los que ya viven ilegalmente en Estados Unidos. Se ordenó la contratación de 5 mil agentes más para la Patrulla Fronteriza y 10 mil más para el Departamento de Migración, para redoblar los operativos y redadas para detectar indocumentados. También ordenó construir más centros de detención cerca de la frontera, donde los jueces directamente atenderán los casos, para evitar traslados a juzgados.
También amenazó con quitarles financiamiento federal a los estados y ciudades que no cooperan con estos operativos, las llamadas “ciudades santuarios”. Aunque no se mencionó lugares, urbes como Seattle, Washington D.C, San Francisco, Boston, entre muchos otros, no preguntan a sus habitantes sobre su estatus migratorio, ni siquiera durante detenciones, pues argumentan que al hacerlo se les deja más vulnerables ante hechos delictivos y se les margina de servicios públicos como salud, lo que genera problemas sociales.
Aunque muchos alcaldes evitaron opinar sobre esta parte de la acción ejecutiva, otros de inmediato condenaron esta obligación, pues señalan que no se les puede obligar a realizar labores que corresponden al gobierno federal, ni exigirles que dividan a sus comunidades.
REVUELO
En territorio nacional, la firma de esta acción ejecutiva, anunciada desde un día antes por Trump a través de Twitter, desató una avalancha de comentarios de todas partes del espectro político, en los que abundaron los llamados para que Enrique Peña Nieto cancele su reunión con su homólogo estadounidense, el próximo martes.
Armando Ríos Piter, senador del PRD, llamó a la orden de Trump “un acto hostil”, en tanto que la presidenciable Margarita Zavala dijo que esta acción, tomada días antes de la visita de Peña Nieto era “una ofensa a México”.
Jorge Castañeda, ex canciller mexicano, destacó que el acto se realizó mientras el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Idelfonso Guajardo Villarreal, discutían políticas económicas y de migración con miembros del gabinete de Trump.
“Es un insulto para los secretarios, para el presidente y para todos los mexicanos. Es una forma de hacferlos negociar bajo amenazas, bajo insultos, y debiera causar que Peña Nieto decida cancelar su viaje”, declaró en entrevista. “Peña es un presidente débil en un país débil en un momento débil, pero debe hallar la manera de obtener agallas”.
En el lado opuesto, el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, señaló que respaldaba al presidente en su visita a Estados Unidos, pues “es un momento estelar para defender con firmeza a los mexicanos”.
También reveló que le entregará a Peña Nieto un escrito para que demande a Trump ante las Naciones Unidas por violación a los derechos humanos y discriminación racial, aconsejándole que le entregue una copia al mandatario en su visita.