Siguen las tradiciones, más vivas que nunca
Playa del Carmen
El Día de Muertos es una de las manifestaciones culturales que cobra fuerza en Playa del Carmen después del 20 de octubre. Justo un mes antes, pero de 1988 abrió sus puertas en la colonia Gonzalo Guerrero el molino conocido como “La bendición de Dios”, donde los propietarios venden todos y cada uno de los elementos que requieren los altares, por ello su trascendencia.
Este es un pequeño negocio que pasa inadvertido a los ojos de muchos, sin embargo, al interior las personas que buscan velas de cera, jícaras, atole de maíz nuevo, copal, carbón, así como el rico y tradicional mucbipollo se prepara con la mayor delicadeza para celebrar estas fechas.
Durante días previos, Doña Rosa María May Dizb y su esposo Crisanto Noh Pech, se alistan y viajan a su tierra, en Yucatán para traer de la milpa el maíz fresco, los recados y todo aquello que sea solicitado por su clientela a fin de poner a la venta los primeros mucbipollos el 30 de octubre.
Su hijo, el mayor de tres, Crisanto Noh May, compartió que por respeto y amor a la cultura maya, ellos colocan la ofrenda a sus difuntos a partir del 20 ó 22 de octubre. “La gente de la colonia Gonzalo Guerrero y otras zonas de Playa del Carmen sabe que aquí damos continuidad a las tradiciones ancestrales, que con tiempo nos preparamos para ofrecer la gastronomía tradicional por Día de Muertos, desde el dulce de calabaza, los tamales, papadzules, polcanes y los mucbipollos, aquí tenemos el molino y una gran cocinera que es respaldada por la familia”, dijo al referirse a su mamá, Rosa María May Dzib, quien tiene un sazón único y típico de los pueblos.
Ella logra transmitir a través de sus creaciones la herencia maya, ya que durante la preparación de los mucbipollos dialoga con la masa en gratitud por un año más de vida y de rendir homenaje a quienes se les adelantaron.
“Es un rezo que permite a mi familia tener bonanza y la compartimos con los playenses”, explicó en la entrevista, mientras Don Crisanto, recuerda que la situación económica no está del todo bien, sin embargo, “cuando decidí poner el negocio, hace ya 28 años, lo hice pensando en que traería un bien a mi familia y a la colonia, hoy me doy cuenta de que a Playa del Carmen le gusta mi actividad. Aunque el maíz siga al alza”, concluyó.
(Por Patricia Martínez)