Sigue en Haití ola de crimen
El gobierno prolongó un mes el Estado de emergencia en Puerto Príncipe, por actos de violencia.
Agencias
Haití
El gobierno de Haití prolongó ayer por un mes el estado de emergencia vigente en la capital, Puerto Príncipe, en plena ola de violencia criminal en el empobrecido país caribeño. La medida, publicada en el diario oficial de la pequeña nación, afecta a todo el departamento del Oeste, que incluye a Puerto Príncipe, e irá acompañada hasta el próximo lunes de un toque de queda entre las 18:00 y las 05:00 locales. El anterior estado de emergencia venció el pasado miércoles.
Varias bandas criminales controlan extensas zonas de Puerto Príncipe y del resto del país, donde mantienen un pulso violento contra el gobierno del primer ministro Ariel Henry, cuya dimisión exigen. Sus ataques coordinados apuntan a lugares estratégicos como las comisarías, el aeropuerto internacional o varias cárceles, de las que se fugaron miles de presos.
El operador privado del puerto de la capital, el mayor del país, anunció ayer la suspensión de sus actividades por los «recientes disturbios». La Caribbean Port Services (CPS) se vio obligada a tomar esa decisión, a raíz de los «actos malintencionados de sabotaje y vandalismo sufridos», según indicó en un comunicado.
El pasado miércoles, las pandillas incendiaron un nuevo cuartel de policía, demostrando una vez más que no piensan detener la violencia.
El asalto ocurrió en Bas-Peu-de-Chose, un barrio de Puerto Príncipe atacado con frecuencia por los grupos armados, indicó Lionel Lazarre, coordinador general del sindicato de policías haitianos Synapoha.
Los agentes tuvieron tiempo de abandonar el edificio antes del ataque, precisó este oficial, quien aseguró que el asalto estaba planeado desde el pasado fin de semana. Con la inseguridad permanente, el sistema de salud haitiano está «cerca de colapsar», alertó ayer la ONU en un comunicado.
«Muchas instalaciones sanitarias están cerradas o han tenido que reducir drásticamente sus operaciones debido a una preocupante escasez de medicamentos y a la ausencia de personal médico», indicó la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH).
Además de medicamentos, faltan equipos médicos, sangre y camas para tratar a los pacientes con heridas de bala, añadió el organismo. Un influyente líder pandillero, Jimmy «Barbecue» Chérizier, advirtió el martes que, si el primer ministro Henry no dimitía, el país se dirigirá hacia «una guerra civil que conducirá al genocidio».
Henry, en el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, debía dimitir en febrero; pero selló un acuerdo con la oposición hasta que hubiera nuevas elecciones. El primer ministro no ha logrado regresar a Haití desde su viaje a Kenia para acordar el despliegue de una misión policial multinacional respaldada por la ONU.
Se encuentra en Puerto Rico desde el martes, al no poder aterrizar en la capital por la inseguridad en el aeropuerto, y después de que República Dominicana le negara la entrada a su avión. En un país donde no se celebran elecciones desde 2016, la posición de Henry está en el aire.
Estados Unidos urgió el pasado miércoles al dirigente a «acelerar la transición» hacia «elecciones libres y equitativas», si bien aclaró que no estaba pidiendo su renuncia. Con las oficinas de la administración pública y las escuelas cerradas, muchos residentes intentan huir de la violencia con sus pocas pertenencias bajo el brazo, mientras que otros se aventuran a salir sólo para comprar lo esencial.