SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY Las leyendas de ‘El Chapo’
Las leyendas de ‘El Chapo’
Netflix, los ‘mass media’ y las redes sociales las respaldan, ‘un agricultor pobre de México’, carcajea el abogado de la mafia neoyorquina, Jeffrey Lichtman…
SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY
Se define a la leyenda como un relato folclórico con bases históricas. Una definición profesional moderna ha sido propuesta por el folclorista Timothy R. Tangherlini. “Típicamente, la leyenda es una narración tradicional corta de un solo episodio, altamente ecotipificada, realizada de modo conversacional, que refleja una representación psicológica simbólica de la creencia popular y de las experiencias colectivas y que sirve de reafirmación de los valores comúnmente aceptados por el grupo a cuya tradición pertenece. Contrariamente al mito, que ocupa de dioses, la leyenda se ocupa de hombres que representan arquetipos (tipos humanos característicos), como el héroe o el anciano sabio, como se aprecia por ejemplo en las leyendas heroicas griegas… Los abogados del antiguo jefe del Cártel de Sinaloa, lo presentan como “un agricultor pobre mexicano” en el proceso que se sigue contra el narcotraficante en Estados Unidos, más allá de las series y documentales que sobre él ocupan buena parte de la cartelera de Netflix.
El equipo de defensa ‘fichó’ al abogado con oficinas en Nueva York, Jeffrey Lichtman, famoso porque tras varios juicios logró mantener a un líder de la mafia neoyorquina fuera de prisión, pese a los numerosos cargos en su contra. “Sí, estoy a bordo y listo para comenzar a trabajar”. Lichtman condujo con éxito el caso del jefe de la familia criminal Gambino de Nueva York, John Gotti Jr., acusado de heredar el emporio ilegal de su padre. Eduardo Balarezo, quien defendió al narcotraficante convicto Alfredo Beltrán Leyva, y William Púrpura destacan también entre los defensores, cuya cifra es de unos 13, según medios judiciales. Estos han conseguido que en muchos ‘mass media’ impresos y online de prestigio en Estados Unidos, México y España, los titulares de sus portadas den como buenas las acusaciones de los letrados, sin “entrecomillados”. Lo mismo ocurre en las redes sociales. Pareciera que estamos ante ‘remitidos’ pagados como publicidad, una auténtica campaña pro “El Chapo”, uno de los “psicópatas amables” de Netflix.
Desde el octavo piso del edificio en el que se encuentra el Tribunal Federal de Brooklyn (Nueva York) pueden verse a parejas de francotiradores con el imponente perfil de Manhattan al fondo. Hay otros repartidos por los tejados de bloques de pisos aledaños. En esta octava planta está la sala donde se juzga al narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, de 61 años y considerado el jefe del poderoso Cártel de Sinaloa. Está acusado de haber liderado una organización criminal que introdujo cientos de toneladas de droga en EU. en un cuarto de siglo. Se enfrenta a la cadena perpetua. La entrada y custodia Knight, un labrador retriever negro, entrenado para la detección explosivos. Lo trajeron expresamente para la ocasión desde Carolina del Norte. “El Chapo” entra en la sala vestido de paisano. Ni esposado ni con mono carcelario – fue extraditado a EU. en enero de 2017-, porque como señaló el juez Brian Cogar al jurado, “es inocente hasta que se demuestre lo contrario”. Eduardo Balarezo, uno de los abogados que le representa, aprovechó para preguntarle si se encuentra bien – sufre una infección de oído que le impide llevar los auriculares de la traducción simultánea – y le ajustó la corbata.
“El Chapo” parece vulnerable sin conocer su historia. Y aunque sea una celebridad, los ciudadanos que integran el jurado conocen en realidad muy poco del gran señor de la droga. A algunos les suena de la televisión o porque han visto la noticia sobre la lujosa fiesta de cumpleaños que organizó en septiembre su esposa, Emma Coronel, para sus gemelas de siete años. Hay miembros del jurado que ni si quiera saben lo que es un Cártel de la droga o de donde viene la heroína. Las series, películas o documentales sobre “El Chapo” han creado varias leyendas y ficciones en torno a su persona y trayectoria, desde el narcotraficante todopoderoso que logra huir de las cárceles más vigiladas, al “Robin Hood” que paga hospitales e iglesias con el dinero de la droga, pasando por el capo que ordena asesinatos y torturas, y el hombre de familia que sacó a los suyos de la pobreza. Ahora, por primera vez, su figura va a ser examinada en un juicio, con testimonios bajo juramento y pruebas. El fiscal Adam Fels ha tratado de marcar enseguida el rumbo del proceso, despejar dudas sobre quién es en realidad Joaquín Guzmán. Lo presentó en su intervención inicial como el líder de la mayor organización criminal del mundo, la que controla el mercado de la droga, y se le acusó de ordenar el secuestro, tortura y asesinato de rivales, “incluidos familiares”. “Alguna vez apretó él mismo el gatillo y mató a sangre fría”, afirmó mostrando la foto de una pistola con diamantes incrustados, “su preferida”. Fels dijo que los colombianos le apodaron ‘El Rápido’ por la velocidad con la que movía los cargamentos de droga, “la cadena de suministro llegó a tal escala que ya no sabía cuánta droga vendía”. La causa penal contra “El Chapo” se apoya en 25 años de investigación que culminaron con su extradición de una cárcel mexicana a EU. la noche antes de que Donald Trump tomara posesión. El primer testigo estrella de la fiscalía ha sido Jesús “El Rey” Zambada, ex miembro de la organización de narcos que ahora coopera con la justicia. A través de su declaración, el ministerio público trata de empezar a reescribir la leyenda que rodea a “El Chapo”…
Zambada es el hermano pequeño de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, el líder actual del Cártel de Sinaloa. “Es mi compa”, afirmó ante el jurado al referirse a su amistad con “El Chapo”. “El Rey” fue jefe de la organización en la Ciudad de México, hasta su detención hace 10 años y dio detalles de cómo funcionaba. Explicó cómo el precio de la droga crecía conforme el cargamento se adentraba en territorio estadounidense desde México. El kilogramo de cocaína tenía en origen un valor de 10 mil dólares (unos 8.750 euros). En Los Ángeles ascendía a 20 mil dólares por kilo, a los que había que descontar 7 mil por el transporte y la seguridad. En Chicago el precio se elevaba a 25 mil dólares y tocaba los 35 mil dólares en Nueva York. Para mantener engrasada la maquinaria, sólo en la Ciudad de México, Zambada soltaba cada mes 300 mil dólares en sobornos. El testigo también contó otras historias que perfilan la figura de “El Chapo” y su imperio de la droga. Así, habló de la batalla que libró el procesado por la hegemonía en el negocio con los líderes del Cártel de Tijuana, dirigido por los hermanos Benjamín y Ramón Arellano-Félix. Contó que esa disputa unió a su hermano “El Mayo” con “El Chapo”, y que este último planeó asesinar a Ramón Arellano-Félix. “Era un enemigo muy peligroso”, aseguró en el juicio. Escapó con vida de un primer intento de asesinato. Pero los dos líderes de Sinaloa tuvieron su revancha 10 años después, después de que “El Chapo” protagonizara la primera fuga de prisión en 2001. “Me dijo que si algo le daba gusto era haberlo matado”, contó sobre una conversación con “El Chapo”. En otro momento del relato, Zambada habló del asesinato del cardenal Juan Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara en 1993. “El Rey” testificó que los Arellano-Félix mandaron a sicarios a matar a Guzmán Loera en ese lugar. “El cardenal llegó en el mismo coche y le mataron pensado que era él”, contó, “en ese momento empezó a ser muy buscado porque las autoridades pensaban que Posada era un objetivo de Guzmán”.
Mientras “El Rey” hablaba, “El Chapo” mantuvo la vista fija sobre él y tomó nota en una libreta. Evitó mirar en todo momento al jurado o hacer algún gesto. A veces gira la mirada rápida hacia su izquierda, buscando a Emma Coronel, que se sienta sola en el banquillo de la defensa. La ex modelo le compró varias corbatas para que se las pusiera durante el juicio. Dice sentirse “muy bien” pese a la presión del proceso. La fiscal Gina Parlovecchio no se salió ni un milímetro del guión durante el interrogatorio al primer cooperante estrella. El objetivo es educar al jurado mientras se reescribe esta trama tan compleja. Jesús Zambada les sirve para marcar el punto de partida cronológico y a partir de ahí avanzar en el tiempo hasta la noche de la extradición a EU. La estrategia de la defensa es la de confundir al jurado, cuestionando la veracidad del recuento de los testigos.
Le ha presentado a “El Chapo” como un don nadie. En el juicio intenta cuestionar la fiabilidad de los testigos y ha lanzado acusaciones de connivencia con el narco contra el gobierno mexicano. El abogado Jeffrey Lichtman, el mismo que consiguió que se declarara nulo el juicio contra el hijo del mafioso John Gotti, comenzó dando la vuelta a la historia del cardenal asesinado para afirmar que fue una encerrona y que detrás del crimen estaba “muy probablemente el gobierno mexicano”. Ahí, dijo el abogado, empezó a forjarse el mito. “La verdad es que ‘El Chapo’ no era líder de nada”, afirmó. El verdadero capo, añadió, era y es “El Mayo” Zambada. Según la defensa, al lograr huir del penal Puente Grande, en 2001, “El Chapo” vio crecer su leyenda y “le gustaba y la alimentó”. “Pero el que es el verdadero jefe del narco no sale en la televisión”. “Mantengan la mente abierta”, pidió el abogado al jurado, “traten de no escuchar esa voz que dice que es culpable”. El juicio puede durar hasta cuatro meses. Después, el jurado deberá decidir cuál es la historia de “El Chapo”.
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