Santiago J. Santamaría EL BESTIARIO
La Baraka de España terminó en Barcelona
La Rambla y la Sagrada Familia aparecían de forma habitual entre los objetivos hipotéticos en la mente de los yihadistas. La crónica de una muerte anunciada…
Llegó el atentado inevitable. Todos los servicios de información españoles lo anunciaban en sus informes confidenciales al Gobierno desde hace varios años y en la lista de escenarios posibles, la Ciudad Condal ocupaba siempre un lugar privilegiado. Medio de inteligencia afirman que los autores de los dos ataques en Barcelona, en la Rambla, y en la Costa de Tarragona, Cambrils, forman parte de una célula compuesta por 12 personas. El golpe no ha sido una sorpresa. Se le esperaba desde hace tanto tiempo y con tanta inquietud en los despachos de la Comisaría General de Información de la Policía, de la Guardia Civil y del Centro Nacional de Inteligencia que lo realmente sorprendente es que España se haya librado durante trece largos años del dramático rosario de ataques yihadistas que sacude a Europa. Una oleada que ha ido en aumento con la misma progresión que el Estado Islámico perdía terreno en sus feudos de Siria e Irak.
Madrid sufrió en el 2004 el ataque terrorista más grave de la historia de la Unión Europea con 192 muertos y la yihad internacional logró en nuestro país su victoria más sangrienta y demostró era posible golpear en el acomodado y seguro Viejo Continente. Desde entonces una acertada política de los Gobiernos del PSOE y del PP reforzaron con medios materiales y humanos los servicios de información que hasta el atentado del 11-M estuvieron ciegos ante la amenaza yihadista. Esa firme apuesta (se aumentó el número de agentes de 150 a más de 3.000), el cambio del Código Penal Español para adecuarlo a la nueva amenaza y el esfuerzo de jueces y fiscales con la aplicación de las denominadas detenciones preventivas, más de 700, lograron el milagro. El país ibérico salió ileso y se convirtió en un modelo a seguir para otros países con servicios de información mucho más poderosos como Francia y el Reino Unido.
La Baraka se terminó ayer en las Ramblas de Barcelona. Todo el esfuerzo y sacrificio de las Fuerzas de Seguridad durante los 13 años de paz y seguridad de los que se ha gozado en España no ha podido evitar lo que Ian Blair, un antiguo jefe de la Policía Metropolitana de Londres llamaba “el atentado inevitable”, preparando durante años a los londinenses para lo que iba a ocurrir, el atentado del 7J en 2005 contra el metro y varios autobuses. Baraka es bendición. En general se dice que alguien “tiene baraka” cuando ha superado favorablemente una situación muy peligrosa. La palabra entró en el idioma francés en tiempos de la colonización francesa de Argelia.
Todos los responsables policiales consultados reconocen abiertamente y en privado que esta amenaza es imposible de controlar. Y más desde que los salafistas utilizan medios tan precarios como eficaces como los atropellos masivos o los ataques individuales de los lobos solitarios. Este y los últimos ataques en Europa demuestran, una vez más, que hay que estar preparados para convivir con la ‘Yihad’ o Guerra Santa. El atentado terrorista perpetrado en el corazón de Barcelona se inspira en otros ataques con vehículos que se han registrado en Europa en los últimos meses, ocho en total…
“El terrorismo de masas, dirigido a erosionar los valores y la convivencia, se está convirtiendo en rutina en las sociedades europeas. La época de la frivolidad ha terminado. Ahora sí que nos mira el mundo entero, para saber qué haremos de esa Barcelona dolorida por ese ataque salvaje, que quiere empobrecerla y destruirla como ciudad solidaria, abierta y libre. ¿Dejaremos que los terroristas interfieran y condicionen el debate sobre esta ciudad, sobre su turismo?”, escribía, hace unas horas, Lluís Bassets, periodista y escritor barcelonés, autor del ensayo “La Oca del señor Bush. Cómo los neocons han destruido el orden internacional desde la Casa Blanca”.
Según el calendario de Estado Islámico, el califato mundial llegará en 2020, el año en que todos seremos musulmanes. Los yihadistas tiene un solo objetivo, “acabar con Occidente”. No debemos vivir en nuestro Cancún del Malecón Las Américas y en esa Playa del Carmen de la Quintana Avenida, en Quintana Roo y en México en la paranoia, pero tampoco en la ingenuidad. Además a los paranoicos también les persiguen. Barcelona prescindió de los bolardos en La Rambla y optó por reforzar la vigilancia. La alcaldesa Ada Colau se defiende que el “100% de seguridad” no existe. Yo, “¡Sí tengo miedo!”, “¡Sí, tinc por!”.
@SantiGurtubay
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