SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario

 

 

BOB DYLAN SE HACE EL SUECO, TRAS EL NOBEL

 

 

No contesta en el móvil las llamadas de Estocolmo; “pasa” del galardón, se ha pasado la vida escondiéndose tras cortinas de humo cuidadosamente levantadas. Hizo lo mismo que Jean Paul Sartre, quería ser famoso por eso, casi clandestinamente, pidió que le enviaran el dinero…

Los ciudadanos de Suecia siguen en la historia como un grupo de borrachuzos que se reúnen por las tardes para beber y para hacer ruindades y los suecos, los del Nobel y los de Volvo, y los que hacen cine y teatro, los suecos como Ingmar Bergman o como Olof Palme, no son esos despistados que asociamos a esa frase tan tonta que nos permite hacernos los suecos sobre los suecos. Los suecos no se hacen, los suecos nunca cumplen con sus obligaciones, son respetuosos con sus compromisos, son rectos en su comportamiento y se manifiestan siempre por las buenas causas.

En la historia del galardón de Literatura, sólo dos han renunciado a este honorífico reconocimiento; el poeta y novelista ruso Boris Pasternak, autor de la obra “Doctor Zhivago”, en 1958, y el filósofo y novelista francés Jean Paul Sartre, “padre” del existencialismo y marxismo humanista, en 1964.

Aunque en una carta inicial, Pasternak se declaró muy agradecido, los historiadores anotan que al poco tiempo declinó por las presiones de las autoridades de la Unión Soviética y su KGB, donde se formó más tarde Vladimir Putin. Sartre, por su parte, lo rechazó aduciendo que él había tomado la decisión de no aceptar ningún tipo de distinciones oficiales.

Luego de varios días de infructuosos intentos por contactarse con el laureado cantante para combinar la ceremonia de entrega de la ansiada presea, el representante de Bob Dylan ha comunicado a la Academia Sueca que el artista no está dispuesto a aceptarla. El cantautor, personalmente, no ha hecho declaraciones para hablar sobre su rechazo al premio, pero su representante ha prometido una rueda de prensa este sábado. La Academia Sueca abandonó su intento de ponerse en contacto con Bob Dylan, tras varias tentativas fallidas, informó esta semana la secretaria de la institución, Sara Danius. “Actualmente no estamos haciendo nada. He llamado y enviado correos electrónicos a su colaborador más cercano, y obtuve respuestas muy amables. Por el momento, esto es todo”, declaró Danius a la radio pública SR. “No estoy para nada preocupada, tengo la impresión de que se manifestará”, continuó Danius. Cada año, el 10 de diciembre, los galardonados reciben el premio de las manos del rey de Suecia durante una ceremonia y dan un discurso. “Si no quiere venir, no vendrá. A pesar de ello será una gran fiesta. La distinción le pertenece”, explicó la secretaria.

El tópico hacerse el sueco, ha venido ahora a todas las mentes para justificar la dejadez aparente con la que Bob Dylan ha atendido a la noticia de que la Academia Sueca le ha concedido el Nobel. Bob Dylan se hace el sueco. Pues si Dylan fuera sueco, o quisiera hacerse el sueco, ya hubiera respondido a la demanda del Nobel. Y no porque sea un homenaje a su música y a su poesía, sino porque el hombre que dedicó una canción a las respuestas (que están en el viento) tiene que atender a sus propias plegarias. El esfuerzo que hace la academia cada año para dilucidar quién se lleva ese galardón merece el respeto de una respuesta. Cuando lo ganó Samuel Beckett y éste no respondió, fue porque estaba en una playa paseando su silencio que fue la materia de su escritura, mientras que la palabra que hizo famoso a Dylan fue precisamente la palabra respuesta y su arte está basado en lo que suena. Y cuando Jean Paul Sartre se negó a recibirlo era porque, además, quería ser famoso por eso; y para que la santidad no le fuera completa, más tarde pidió que le enviaran el dinero.

Bob Dylan ya es famoso en España por las espantadas; una vez, porque le pagaban poco por un concierto que se quedó en el viento, como su respuesta; y la segunda vez fue para estupor de la Fundación Príncipe de Asturias. A Dylan le dieron ese galardón, en el apartado Artes, y ahí se quedó la estatua de Joan Miró, esperando por el cantante que ahora no responde a los suecos. La Academia es una institución muy seria, como los suecos.

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