Robo de ciclovía, ligado a transa de Fonatur
CANCÚN
Por Raimon Rosado y Mario Morales > Quequi
El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) cae en contradicción en torno a la destrucción que realizó en un tramo de la ciclovía de la Zona Hotelera de la ciudad, donde parece esconder la venta de un cotizado espacio de equipamiento urbano a un precio cercano al 10% del valor real; lo que significaría un quebranto de más de 20 millones de pesos.
Un tramo de 80 metros lineales de la ciclovía, en el kilómetro 2.5 del bulevar Kukulcán, fue destrozado por la desarrolladora de infraestructura turística, después de haber construido otra pista, junto a la acera. Este inesperado hecho fue rápidamente denunciado por ciudadanos, quienes se manifestaron y lograron que el Ayuntamiento suspendiera estos trabajos, por no contar con anuencia.
En ese momento, Fernando Cervantes Mondragón, delegado regional de Fonatur, señaló que se habían percatado que la ciclovía invadía un espacio privado, un argumento absurdo, pues ésta existe desde hace décadas.
Ayer, cambió el discurso y emitió un comunicado en el que se asegura que es una “remodelación” de esta vía, que de pronto se percataron estaba mal trazada, ya que la vegetación estorbaba, por lo que se decidió trasladar la ciclopista hacia la banqueta, “en beneficio de los ciudadanos”.
Para Tiziana Roma Barrera, luchadora social quien ayer participó en una segunda manifestación contra la destrucción de este lugar, este argumento carece de todo crédito, pues tal parece que lo que Fonatur realmente está haciendo es alejar la ciclovía de Villa Pescadores, para entregar este espacio a este desarrollo.
“Es un tramo que están desviando para darle beneficio a un particular, con el propósito que construya su estacionamiento sobre el espacio que pertenece a la ciclopista original. Por lo que no descarto que se trate de un espacio ya vendido, con todo y la ciclopista incluida”, señaló Tiziana Roma.
Su sospecha no está infundada. Este medio se dio la labor de investigar las últimas operaciones de Fonatur en el destino y descubrió la puesta en venta, en la Cuenta Pública de 2014, de un espacio de equipamiento urbano de 415 metros cuadrados en la primera fase de la Zona Hotelera, que coincide con el hoy en el centro de la polémica.
A través de una solicitud de información interpuesta ante el órgano de transparencia, Quequi descubrió que en 2015 este terreno, que como espacio público carece de manzana y sólo se le identifica como ZC1-DV, fue efectivamente enajenado a un tercero, aunque al igual que con las Villas de la Juventud del CREA, ubicadas a menos de mil metros, por un costo irrisorio, muy por debajo de su valor comercial.
Los costos de predios en esta parte de la Zona Hotelera oscilan en los 2 mil 500 dólares por metro cuadrado. Por esta superficie, el valor debió ser de 22 millones 825 mil pesos; sin embargo, se remató en 2 millones 705 mil 818 pesos con 50 centavos.
Esta operación es incongruente, en vista de los pocos terrenos que todavía le quedan a Fonatur y la alta densidad y plusvalía que han adquirido. La única explicación posible es la tan tristemente repetida gratificación a la mano, por este descuento del 90% del valor.
Tiziana Roma advirtió que la ciclopista fue denominada, el pasado 14 de septiembre, Patrimonio Cultural de Cancún, como parte de su inventario cultural, por lo que Fonatur estaba obligada a realizar una consulta ciudadana previo a la destrucción esta emblemática área, con más de 40 años de existencia, disfrutada por miles de ciudadanos y visitantes.
Claro, Fonatur parece tener oscuros motivos monetarios que hicieron que optaran por la opacidad y el “albazo”.