Máximo Ek Pat, Pablo Pool Ek y Cecilio Poot Pool de Yaxley y Señor, municipio de Felipe Carrillo Puerto del grupo de maya pax "Oxtul Mayaob",

Reclaman más apoyo músicos tradicionales

KantunilkÍn, LC.

El “Maya Pax” es un elemento cultural musical y dancístico que surgió durante la denominada Guerra de Castas, es parte de los protocolos y rituales de las festividades mayas, tiene una antigüedad de más de 150 años, y aunque se mantiene vigente en comunidades de los municipios de Felipe Carrillo Puerto y Tulum, se requiere mayor apoyo para difundirla, dio a conocer el promotor cultural de Felipe Carrillo Puerto, Manuel Jesús Aguilar Be.

Aguilar Be, presentó a los señores, Máximo Ek Pat, Pablo Pool Ek y Cecilio Poot Pool de Yaxley y Señor, municipio de Felipe Carrillo Puerto del grupo de maya pax «Oxtul Mayaob», (Los tres mayas) presentes en la feria de Kantunilkín 2017.

El promotor explicó que concretamente en los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, el “Maya Pax”, juega un importante papel dentro del ritual religioso maya-católico; en cambio, en los estados de Campeche y de Yucatán esta práctica se reduce únicamente a una función exclusiva de esparcimiento.

Dijo que el origen del “Maya Pax”, en el centro de Quintana Roo, se remonta a mediados del siglo XIX durante la rebelión indígena conocida como la Guerra de Castas, en la que según la tradición oral de la región, los mayas cruzo’ob de la Península iniciaron el culto de la Santa Cruz, estableciendo una organización política- militar-religiosa, que se tornó fundamental en la resistencia maya.

Cabe mencionar que la “Maya Pax”, música y danza maya, fue declarada oficialmente como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Quintana Roo, a través de un Decreto del Ejecutivo estatal del sexenio anterior en respuesta a diversos planteamientos de organizaciones sociales, comunitarias y académicas, con lo que se crean las condiciones para su mejor valoración, difusión, promoción y transmisión del conocimiento a las futuras generaciones.

 

 

Por Daniel Cauich

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