RAFAEL SANTIAGO CAMPOS. Contracara
JOAQUÍN Y EL VALS VIENÉS
Cuando a Carlos Joaquín lo desquiciaron los profesionistas en el ILAC, simplemente por preguntarle cómo garantizaba un gobierno congruente al encabezar una alianza incoherente, no sabían que ponían el dedo en la llaga.
La alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es, desde el altar de las propuestas y plataformas partidarias, imposible; aunque desde la perspectiva del poder, les ha funcionado con enormes dividendos electorales. Así ganaron Guerrero, Oaxaca y Sinaloa. Pero al llegar al poder se reparten el presupuesto y lo demás es de un canibalismo desmesurado que pone en jaque las instituciones.
En Guerrero, donde creció impunemente la producción de opio, fomentada por la imprudencia de Felipe Calderón, que prohibió las fumigaciones, se gestó la formación de Guerreros Unidos y de los Rojos, con
el caldo de cultivo de la miseria, la inseguridad y el desempleo. Esta brutal disputa por el comercio de este estupefaciente terminó, como todos saben, con la masacre de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
En Oaxaca, han provocado una situación deprimente en el ámbito social y educativo. Los plantones y marchas, los bloqueos y disputas, las matazones y secuestros, pusieron su parte y con ello hundieron a un estado eminentemente turístico y de una milenaria tradición.
De Sinaloa, ni se diga; con “Malova”, tienen a la entidad convertida en madriguera de narcos. La seguridad y el bienestar de las familias no importan. Tampoco hay oportunidades.
Se entiende el enojo de Carlos Joaquín al no querer responder a estos cuestionamientos, acerca de esa minotáurica alianza que, como vals vienés, dan un paso a la derecha, otro a la izquierda y lo demás es girar y girar.
Son cuestiones simples. Cosas que pasan y que hacen pensar a la gente a la hora de emitir su voto.
Es de hacer notar que, en el último tramo, se ha desinflado la campaña de Carlos Joaquín. Los misiles sucios se les han agotado. Sus propuestas son promesas huecas. Y, para colmo, como sucede en situaciones desesperadas, provoca accidentes donde daña con lujosos vehículos blindados las humildes casas de los indígenas.
EL CARNAL MANUEL
Los “amlosajones” festejan todavía el éxito que tuvo José Luis Pech en el debate. Sienten que han atraído al grueso de los votantes indecisos a su favor, al dictar cátedra de cómo debe conducirse un aspirante en una polémica de ideas.
Los integrantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), con justa razón, adelantan buenos resultados en las urnas y consideran que si no ganan, bien pueden colocarse en el segundo lugar. El enemigo a vencer es Mauricio Góngora, al sentir que han dejado a Carlos Joaquín en la tercera posición.
Uno de los que sin duda aleccionaron a Pech, fue el mismísimo Andrés Manuel. Y es tanta su influencia que hasta el ex rector ha tomado el tono de voz, los modismos, la expresión corporal del político tabasqueño. Su visita, el mismo día del debate, su evidente euforia, muestran que tiene confianza en un buen resultado electoral. Tiene el antecedente, como candidato a la presidencia de la república, de haber ganado las dos últimas elecciones en Quintana Roo. No solamente es la entidad, son otras más que dan muestras del crecimiento de Morena. Uno de ellos es Veracruz; y sin embargo, no parece satisfecho y se enfrenta a su propia familia.
Uno de los temas tabú para Andrés Manuel López Obrador es el asunto de sus hermanos. La trágica historia de uno de ellos, el menor, de nombre José Ramón , al que de cariño su madre llamaba «El Gringo», quien fue asesinado el 14 de mayo de 1962, con un revólver calibre 22. Este familiar se convirtió en un fantasma, al desaparecer la averiguación previa TA-140562-1122 y retirarse de la hemeroteca las páginas de los diarios de ese día, donde se publicó la nota del crimen en la que algunos lo inculpaban y otros hablaban de un accidente provocado por Andrés Manuel, de entonces 10 años de edad. La tragedia familiar marcó la vida de “El Peje”.
Cualquiera podría querer olvidar esa situación que lo obligó a un destierro de Villahermosa y lo llevó a vivir al municipio de Teapa, Tabasco, con la familia de Octavio Romero Oropeza, quien posteriormente fuera quien manejara los recursos millonarios del entonces Distrito Federal.
Y sin embargo el tema familiar de Andrés Manuel sigue presente. Ahora se pelea con su hermano Arturo, quien apoya el PRI en Veracruz, y rompe sus lazos de sangre por cuestiones políticas: “yo ya no tengo hermanos”, aseveró. Las acusaciones entre ellos son subidas de tono y se ha pulverizado cualquier lazo emocional, por si algo quedaba de ellos.
Huelga decirlo, pero ni duda cabe de que la política es otra de sus pasiones, más allá de la familia.