Germán Gallegos cruz

Por Germán Gallegos Cruz Pedro Joaquín

Atento recado al secretario de Energía de México.

Lapidando y dilapidando un enorme «capital» político, ganado a pulso y con todas las de la ley, en una trayectoria impecable como servidor público. ¿Por qué ofrecer lealtad al presidente de la República, que desde ya está sometido al juicio implacable de la historia? No se trata de explicar convincentemente los motivos del «gasolinazo» y sus consecuencias. Se trata de un acto antipatriótico, que es antítesis del histórico acto patriótico de la expropiación petrolera que impulsó el general Lázaro Cárdenas del Río, en 1938. En estos tiempos de incertidumbre y tribulación, quisiéramos encontrar razones que justifiquen la cerrazón gubernamental. Sostener que no hay más alternativas que encarecer la, de por sí cara, vida de los mexicanos, mueve a México al rencor. El señor secretario de Energía está en peligro de perder hasta la estima de quienes conocemos su trayectoria en el servicio público. Es absurdo tratar de explicar con números la desgracia de muchos, es absurdo escuchar la cantaleta de paralizar actividades económicas, que sólo afectarán a los ciudadanos que representan lo más delgado de la «reata», porque el refrán lo dice: La «reata» siempre se revienta por lo más delgado. El escenario álgido que ahora vivimos en México me trae recuerdos contrariados de mi lejana niñez. Cuando llegaba el aniversario de la expropiación petrolera, todo era fiesta, se inflamaba el corazón de patriotismo, el triunfo sobre la soberbia de las empresas extranjeras nos llenaban de orgullo nacional. En el homenaje al general Lázaro Cárdenas ondeaba risueño nuestro lábaro patrio Y era un gozo indescriptible escuchar el discurso del presidente de la República de aquellos tiempos, o al orador oficial de mi escuela. Me pregunto: ¿quién será el orador encargado del mensaje a la nación del aniversario de la expropiación petrolera del próximo 18 de marzo? ¿Qué nos van a decir el presidente Peña Nieto o el secretario de Energía, ahora que está en proceso de devolver nuestra riqueza petrolera a las empresas y a otras más que el presidente Lázaro Cárdenas expulsó de México? En aquella gesta histórica, los mexicanos se volcaron solidarios con su presidente, surgían espontáneos de los cuatro puntos cardinales, hombres y mujeres con sus ahorritos en mano para sumarlos al pago de la expropiación. Si hipotéticamente esos mexicanos, junto al general Cárdenas hicieran acto de presencia frente al presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Energía, ¿qué explicación le darían al ver que aquel sacrificio histórico no sirvió de nada? Se necesita amor a la patria para generar valor y enfrentar con dignidad el acecho de quienes siempre nos han querido robar, de quienes siempre nos han querido someter. Si el general Cárdenas gobernara en estos días, no estuviéramos temblando con las amenazas del ogro blanco llamado Donald Trump. Pero como el «hubiera» dicen que no existe (no sé por qué cabrón se utiliza entonces) Nos quedamos con nuestra penosa realidad. Con Donald Trump a la vista, estamos como el condenado a muerte; esperamos con humildad la hora de la hora. Pocos jefes de Estado tienen el arrojo de decirle «basta» a quienes pretenden saquear la riqueza nacional. Hombres como Vicente Guerrero, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y otros más, dejaron ejemplos de valentía, honradez y dignidad, para de ellos, tomar ejemplos, sólo en caso que se haya leído la historia de nuestro país. Me llena de orgullo saber que en aquel lejano 18 de marzo de 1938, el general Lázaro Cárdenas les dijo adiós a quienes se habían apropiado de nuestro hidrocarburo. Mediante el pago justo de sus activos, les pidió abandonar México y consumar la expropiación, de todos sus haberes, como: maquinaria, instalaciones, edificios, refinerías, estaciones de distribución, embarcaciones, oleoductos, y todos los bienes muebles e inmuebles de las compañías «mexicana» de petróleo llamada El Águila, (subsidiaria de la Royal Dutch Shell), la compañía naviera San Cristóbal, la compañía naviera San Ricardo, La Huasteca Petroleum Company, (subsidiaria de Standard Oil Company de New Jersey) la Sinclair Petroleum Corporation, la Standard Oil Company de México, (hoy Chevron Corporation) etc. Todas estas empresas extranjeras explotaban los hidrocarburos de nuestro país con sus propias reglas, privilegiando las ganancias grandes a costa de una explotación laboral de esclavitud. Quizá esta breve historia de la patria, nuestros gobernantes modernos no la conocen, porque si la conocieran pensarían mejor las cosa, antes de tomar decisiones antipatrióticas. Cuando Pedro Joaquín Coldwell queda instalado en el gabinete presidencial, no fuimos pocos quienes festejamos el privilegio del hijo predilecto de Quintana Roo. Ahora a la distancia, y bajo las circunstancias actuales, sano sería decirle al presidente: Señor, yo no puedo acompañarlo en este salto al vacío. México se está desmoronando y hay oídos sordos de la clase gobernante. Muchas alternativas le hemos planteado al presidente de la República, entre otras, la cancelación de los excesivos privilegios de la clase gobernante. Pero eso ni pensarlo. Ellos seguirán disfrutando de la vida de «monarcas», porque creen merecerlo. Que el sacrificio sea de un solo lado: Del pueblo.

 

La frase: Los placeres se acompañan con dolor… invariablemente: Mi padrino.

 

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