Por German Gallegos Cruz CARA LECCION
Atento recado a los heridos.
Cuan gastada está la frase: Después del niño ahogado, se procede a medio tapar el pozo. Los hechos violentos muy lamentables, sucedidos en Playa del Carmen en el club nocturno «Blue Parrot» han puesto más intensidad a los focos rojos, prendidos desde hace un buen rato. Hay un cumulo de declaraciones, desde el gobernador del estado, Carlos Joaquín González, el fiscal general de justicia, hasta la presidenta municipal Cristina Torres; pero, ¿en qué alivian dichas declaraciones a los principales afectados, lesionados y familiares de las personas que perdieron la vida? No hay justificación válida para la autoridad. La gente se pregunta en las redes sociales: ¿dónde estaban las fuerzas del orden? ¿Por qué si es un evento masivo de trascendencia internacional no había ningún cuerpo policiaco procurando un mínimo de seguridad? Se supones que tenemos policía municipal, estatal, gendarmería, ejército y marina, que en conjunto hacen una fuerza descomunal, para atajar cualquier posibilidad de romper la paz pública. Es increíble que en Playa del Carmen y Cancún, sucedan hechos de sangre y sospechosamente, las fuerzas del orden aparecen 15 ó 30 minutos después, sin resolver ningún caso. Si la presidenta municipal de Playa del Carmen, tenía conocimiento del evento musical que trae gente de todo el mundo y no pudo, o no quiso tomar medidas precautorias, de nada sirven sus declaraciones insulsas, que no convencen a nadie. Hace muchos años vengo oyendo que en los municipios, hay una policía preventiva. ¿Qué, esta categoría de policía «preventiva», no significa prevenir? Hay demasiadas preguntas sin respuestas. También hay una conducta de hipocresía, cuando se trata de minimizar los hechos, para no afectar al destino turístico. Cuando una empresa de medios, informa, tal cual fueron los hechos, no faltan voces de protestas diciendo que informar con la crudeza el infausto acontecimiento, es amarillismo mal intencionado. En este caso no se puede, ni se debe, tratar de tapar el sol con un dedo. Si se oculta un crimen para no afectar la imagen del destino turístico, ese hecho lleva una intención adicional; ocultar la ineficiencia de las autoridades, que por obligación legal, deben proveernos de seguridad. El señor gobernador, debe estar enterado del malestar social, por la falta de seguridad. La inseguridad crece cada día, sé que tiene un enorme «paquete» en las manos y que no bastan declaraciones para resolver. Hay necesidad de extirpar de fondo el tumor, si no se quiere una «infección» generalizada. Ojalá no se vuelvan recurrentes los hechos de violencia en esta hermosa tierra. La lección se pagó con sangre, un precio demasiado caro…
«CAGADERO» MONUMENTAL…
Los que si se han hecho recurrentes, son los eventos musicales masivos en Tulum. Por un lado festejamos la preferencia del turismo mundial, que ve como atractivo adicional a nuestras bellezas naturales, la música electrónica de moda. Pero, ¿quiénes pagarán las facturas del «sutil» daño al medio ambiente, de gentes que por necesidad tienen que defecar y orinar, y que por muchos «baños» portátiles que instalen, jamás serán suficientes?. Luego entonces, esos desechos fisiológicos, tendrán que escurrir hacia el manto freático, con el daño que a mediano plazo veremos. La cantidad ingente de gentes, es por demás inverosímil. Me comentaron que en el cenote «Dos ojos» que tiene categoría de ser una de las cinco cavernas con agua más asombrosas del mundo, asistieron aproximadamente cinco mil personas, que durante 12 o 18 horas se extasiaron de música, alcohol y otras sustancias ( quizá no todos), pero la mayoría sí. Esas cinco mil personas que pagaron en promedio dos mil pesos «per cápita» tuvieron necesidad de hacer de sus «necesidades» y donde más?, pues al rededor del mundialmente famoso cenote. Así, se hicieron eventos similares en el cenote «dos osos» en las instalaciones del hotel Papaya Playa, etc. Estamos en busca de información de otros lugares de Tulum, que de igual forma hacen eventos masivos, donde la asistencia se cuenta por miles. Qué interesante que Tulum, esté de moda. Pero, ¿cuánto nos va a durar esta «jauja» sin que la naturaleza nos cobre la factura por los excesos? Sería conveniente analizar si vamos en la ruta correcta, o hacemos un alto, para medir las consecuencias de la sobrecarga humana hacia nuestro endeble ecosistema. Hoy por hoy, Tulum es la joya de la corona, y tenemos que decidir, que deseamos para nuestro flamante destino turístico: Una «cascada» que dure un año, o un «chorro» que dure mil. Por todo lo aquí expuesto, hago votos para que Quintana Roo, no se contamine con el flagelo de inseguridad social, en todas sus vertientes, ni que la ambición del dinero abundante, nos cierre los ojos ante la amenaza de acabar con esta joya. Quiero ver en hechos, el compromiso de todas las autoridades con el pueblo, quiero que los que ayer, eran candidatos; a gobernador, presidentes municipales, diputados y regidores, vuelvan a mostrarnos la humildad que les vimos cuando vinieron a solicitar nuestro voto, para llevarlos al poder. No tienen por qué cambiar tanto. El poder político, es temporal, no lo olviden.
La frase: En el desprecio de la ambición, se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra… Voltaire.