Pese al agravamiento de la crisis, Bolsonaro arenga la reapertura

Agencia

Como en los últimos fines de semana, el presidente Jair Bolsonaro salió ayer domingo a las calles para participar en un mitin con sus seguidores, sin portar mascarilla y rompiendo las medidas de distanciamiento social pese a que Brasil es el nuevo epicentro de la pandemia.

Bolsonaro llegó a la concentración afuera del palacio presidencial en Brasilia con una mascarilla blanca, pero se la quitó para saludar a la multitud, estrechar manos y abrazar a sus seguidores. En un momento incluso cargó a un niño pequeño sobre sus hombros como lo hizo en otras manifestaciones.

Con cerca de 350.000 casos confirmados, Brasil ahora es el segundo país con más número de infectados en el mundo, después de Estados Unidos, que tiene 1,6 millones de casos.

En Brasil se han registrado más de 22.000 muertes.

Expertos consideran que la falta de tests sugiere que las cifras de enfermos de COVID-19. En Brasil probablemente son mucho más altas.

Ayer domingo se conoció además que el secretario de Vigilancia del ministerio de Salud, Wanderson Oliveira, considerado como la cabeza que formuló la política de combate a la pandemia del coronavirus en Brasil, dejará la cartera a partir de hoy lunes.

Con su salida, el epidemiólogo, un firme defensor del aislamiento social para combatir al COVID-19, hará efectiva la renuncia que ya había anunciado en abril, días antes de que Bolsonaro retirara del cargo al exministro Luiz Henrique Mandetta, de quien fuera su mano derecha.

Oliveira trabajó durante 15 años en el ministerio y fue el principal estratega de la política para combatir el COVID-19 durante la administración de Mandetta.

Aunque Bolsonaro tiene una sólida base que lo apoya -cerca del 30% de los votantes, de acuerdo con encuestas-, su manejo de la crisis del coronavirus es muy criticada.

Además, está en medio de una explosiva investigación que busca aclarar si obstruyó a la justicia al tratar de proteger a su familia de indagatorias de la policía.

La investigación dio un giro sorprendente el viernes cuando Celso Mello, el juez de la Corte Suprema que la ordenó, publicó un video de una reunión de gabinete del 22 de abril que los investigadores han estado analizando en busca de pruebas.

En el video, Bolsonaro y sus ministros lanzan insultos a gobernadores, hablan de encarcelar a jueces de la Corte Suprema y apenas mencionan la pandemia del coronavirus en un momento en que se estaba convirtiendo en una bola de nieve en Brasil.

Los improperios de que fueron objeto los magistrados se dieron por parte del ministro de Educación, Abraham Weintraub.

“Por mí, ponía a todos los vagabundos en la cárcel, empezando por el STF”, dijo entonces el ministro, en referencia al Supremo Tribunal Federal.

Precisamente, el presidente del STF, Jose Antonio Dias Toffoli, presentó síntomas de COVID-19, tras ser intervenido quirúrgicamente el sábado. Aunque todavía no se puede confirmar el contagio, el magistrado presentó señales respiratorias que “sugirieron” la infección, según un comunicado divulgado ayer domingo por la secretaría de salud de la Corte Suprema.

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