Pedro Pablo Elizondo

PEDRO PABLO ELIZONDO. Mensaje Dominical

1. Los leprosos eran legión.
Los leprosos en tiempos de Jesucristo eran totalmente discriminados y excluidos del templo y de la ciudad. Tenían que vivir lejos de la gente y cuando alguien se acercaba, el leproso gritaba: ¡impuro!, ¡impuro!, ¡impuro! para que nadie los tocara. El tocarlos hacía impuro al que los tocaba. Existía la creencia de que Dios los había castigado, que no eran gratos a Dios y que su enfermedad era resultado de una ofensa a Dios. Cargaban pues con el doble peso de la enfermedad física y de la enfermedad espiritual, al pensar que Dios los había castigado. Tenían que deambular harapientos, sucios, desgreñados y gritando su impureza. La miseria, el hambre y la falta de higiene habían multiplicado los enfermos de lepra.

2. Jesús toca a los impuros.
Jesús no tiene ningún inconveniente en tocar a los leprosos y acercarse a ellos. A él no lo contagian con su impureza, sino que al tocarlos les transmite su pureza y santidad. Jesús tiene un corazón misericordioso que no se queda indiferente al encontrarse con estos enfermos en situación tan lastimosa. Se conmueve de ellos y los cura de su lepra.

3. Sanación integral de todo el hombre.
Lo más asombroso del milagro es la curación espiritual. “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”. Su fe le había curado el cuerpo, su fe y su nobleza de corazón, le cura el alma. Lo curó de la lepra corporal pero también lo curó de la exclusión social. ¡Vete con tus amigos y familiares! ¡Intégrate plenamente en tu mundo humano!. La gratitud, hace que el poder de Dios obre la sanación integral.

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