Notaría 74, imperio de la transa y evasión

 

 

Jorge Alberto Galván, titular, se burla de la ley ofreciendo servicios de fe pública y de abogacía.

 

De forma totalmente violatoria a la ley, Jorge Alberto Galván García ha utilizado su cargo como notario público para formar un imperio de evasión de impuestos a través de un sinnúmero de empresas de “papel”, con el que ha amasado una envidiable fortuna.

Este sujeto, supuesta “fe pública”, inexplicablemente se hizo de una notaría, pese a ser investigado por Hacienda y la PGR por evasión fiscal. El “regalo” de la hoy cuestionada Dirección de Notarías le permitió armar un entramado para, paradójicamente, dedicarse ilegalmente a realizar gestiones ante Hacienda para terceros.

El notario público 74 de Cancún es a la vez dueño de “Empowermen”, una compañía de “outsourcing”, como lo demuestra el registro de marca realizado por Galván García (expediente 1473109), efectuado el 2 de abril de 2014, para el que dio como dirección la avenida Acanceh, manzana 15, lote 8B, la misma que entonces usaba para su notaría.

“Empowermen” se presenta como una administradora de nóminas (una pagadora), en la que ofrece una deducción total de impuestos por las cuotas patronales, imposiciones por el mínimo al IMSS, seguro médico y, llamativamente, defensa laboral gratuita; además de litigación ante Hacienda.

Según reza la propuesta económica de este “outsourcing”, “en caso de cualquier contingencia de carácter fiscal con motivo de la implementación de nuestros servicios, nuestra firma se compromete y/o obliga contractualmente a promover los medios de defensa que correspondan sin costo alguno para el cliente hasta obtener una resolución favorable y definitiva” (sic).

Los servicios de litigante ofertados por la empresa de Galván García, ante instancias laborales y fiscales, son absolutamente contrarios a la ley, ya que el artículo 20 de la Ley de Notariado de Quintana Roo prohíbe expresamente a los notarios “el ejercicio de la profesión de abogado litigante, el desempeño del mandato judicial y actuar como agente económico de cualquier clase”.

En el mismo artículo, también se prohíbe oficiar como comisionista, cosa que el notario 74 también violenta, pues por negarles o reducirles las prestaciones laborales a los empleados de sus clientes, les cobra una comisión mínima del 3.5% de sus ingresos, cifra que aumenta, dependiendo de los servicios otorgados.

Pero esta violación de la ley, que debiera castigarse con la revocación de esta notaría, es apenas la “punta del iceberg”, porque Jorge Alberto Galván García además aprovecha su posición como fedatario público para desviar millonarias sumas en impuestos.

 

IMPERIO DE PAPEL

La Notaría 74 operaba, como se mencionó, en la Supermanzana 15; sin embargo, en poco tiempo, Galván García amasó tal fortuna que se mudó a un imponente edificio, construido en la avenida Uxmal 25, a pocos metros de la Bonampak. En la primera planta está la parte fedataria, pero en los pisos superiores se manejan las nóminas de cerca de 100 empresas, con una considerable plantilla laboral bajo las órdenes de Yéssica Rodríguez, gerente de operaciones de “Empowermen” y mano derecha de Galván García.

En el colmo de la desvergüenza, las actividades fedatarias y de abogacía, que son incompatibles y penadas por la ley, están entramadas y se realizan en la misma base de operaciones. La notaría incluso es apenas un “anexo” de la empresa de “outsourcing”, pues la primera no ofrece atención al público.

El verdadero rol de la notaría en el esquema de “Empowermen” es para la constitución de diversas empresas “de membrete”, creadas para firmar los contratos de “outsourcing” con los clientes. A través de estas Sociedades Anónimas de Capital Variable, paga salarios y las prestaciones a lo largo de un año.

Súbitamente, cuando llega el tiempo de declarar impuestos, hace que otras empresas creadas en la Notaría 74 le exijan cobros, con lo que le vacían los activos, antes de declarar a la empresa en quiebra.

Ya desviado el dinero, la Notaría 74 crea otra empresa idéntica, que renueva los contratos con los clientes, para continuar la operación.

Las enormes cantidades desviadas le permiten a Galván García vivir una vida de lujos, con propiedades, su propio carro de carreras, yate personal e incluso jet privado.

Por estos y otros hechos, Galván García ya está bajo proceso ante la PGR, por solicitud de Hacienda. Al quedar al descubierto esta red ilícita, serán considerados como cómplices, no solamente “Empowermen”, sino todos los clientes cuya nómina y contabilidad es llevada ilícitamente por la pagadora, e incluso los propios empleados de estas empresas, que incumplen con sus obligaciones fiscales mediante este esquema.

Por Mario Morales Cruces > Quequi

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