Niña graba a su padre aceptando abuso
La situación ocurrió en Madrid, España, donde una niña de nueve años decidió colocar una grabadora en sus partes íntimas para ir a visitar a su padre y de esta manera lograr el amparo que la justicia le había negado, pues ella aseguraba que él abusaba de ella.
La menor, después de meses de ser abusada por su padre, con valentía tomó la cámara de su madre y comprobó que su padre abusaba sexualmente de ella.
En agosto de 2014, la menor asistió al servicio de urgencias con síntomas de infección vaginal luego de estar durante 10 días con su padre. Según El País, la niña había indicado a su pediatra que tenía ardor al orinar y la justificación que había dado fue: «Papá me clavó la uña». Indicó también que le desagradaban «las cosquillas» que le hacía su padre en los genitales. Pasaron unos días y el episodio se repitió y el diagnostico del médico fue: «Sospecha de abuso sexual».
Entonces, el perito asignado al caso examinó a la niña y no le creyó generando que un juzgado de Madrid archivara su caso.
La Ley además continúo permitiendo que el padre tenga contacto con ella en visitas programadas. Su madre tampoco logró protegerla, pese a las constantes peleas con su expareja y sus súplicas a las autoridades.
La menor, que se negaba a estar con su padre los días que por ley le correspondían, luego del divorcio, lloraba y gritaba cada vez que lo veía, por ello la policía intervino para que el hombre pudiera ver a su hija los días que debían ser.
Pero un día, cansada, la niña optó por otro recurso: grabar lo que sucedía. Una parte del diálogo fue hecha pública por el diario El País donde se escucha una conversación entre la niña, su padre y los abuelos.
—¿Pero cuándo te he tocado yo? —le dice el padre a la niña.
—Muchas veces —contesta la niña.
—Pero cariño, eso es para jugar —dice él.
—Es que no tienes que hacerme eso nunca, mi cuerpo es mío —dice ella.
—Tu cuerpo es tuyo, efectivamente. (…) Cuando tú decías que no te tocara, yo paraba. Yo lo único que te estaba haciendo era cosquillas y estaba jugando contigo —le contesta el padre.
El abuelo le explica entonces a la niña que su padre la tocaba para lavarla.
—Eso hay que asearlo muy bien y darle pomada —dice el hombre.
—No, no, no. Si yo sé por lo que la niña lo dice, si yo sé a lo que ella se refiere corrige el padre de la niña.
—Yo también te lo he lavado, entonces sería igual —dice el abuelo.
—No, si ella no se refiere a eso, si yo sé a lo que se refiere —dice el padre.
—¡Bueno, pues ya está! —grita la niña.
—¡Bueno, pues apechuga, pues apechuga! —contesta el padre a gritos.
El abuelo insiste en que el padre sólo la tocaba para lavarla. Su hijo lo interrumpe:
—Ya está, papá, si ella se refiere a otra cosa. Habla con ella como si fuera una persona mayor, que ella no se refiere a eso.
—Ya, sí, lo sabemos —dice la abuela.
Al volver esa noche a su casa, la pequeña le entregó a su madre la grabación en la que su padre admite que ella entiende lo él hacía con su cuerpo desde hace dos años, la madre sin dudarlo se remitió a las autoridades para obtener la custodia absoluta de la pequeña.
(Publimero)