
Muerte de cruz
Pbro. Carlos César González Cruz.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición porque está escrito: “Maldito todo el que es colgado en un madero.” Gálatas 3:13.
Era todo un espectáculo ver morir una persona crucificada. Era como una lección para que todos y aprendieran que no es bueno quebrantar la ley. Los crucificados eran merecedores de tal muerte. Les hacían cargar la cruz y al llegar, gruesos clavos traspasaban los huesos de sus manos y pies, se desangraban lentamente mientras sufrían intensos dolores.
A estos malditos, no los libraba ni Dios de esta pena capital. Era terrible ser hallado culpable y condenado a morir en la cruz. La ley era la ley, y debía cumplirse. Era vergonzosa esta muerte. Los tres condenados ese día, lo sabían bien, y sabían que eso era justo para ellos. Barrabas, el ladrón con suerte, halló un Salvador. Jesús murió en su lugar.
La muerte de Jesús, y de la manera como fue, era necesaria. Así deben morir los delincuentes, los que han transgredido la ley de Dios. El Ser humano ha blasfemado contra Dios, no ha obedecido sus leyes y ha hecho lo malo contra Dios, contra la naturaleza y contra su prójimo. Dios juzgó en la cruz de Cristo los pecados de todo pecador. Vea estos textos:
• A este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole. Hechos 2:23.
• El Señor quiso oprimirlo con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado. Isaías 53:10.
• Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5.
• Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo. 1 Juan 2:2.
La muerte de Jesús Satisfizo la ira de Dios contra todo pecador. Su muerte fue en lugar del más vil pecador, el cual es justificado solo si cree.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1.
Jesucristo es quien no solo sustituyó a Barrabás, sino también a nosotros.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!