MISIÓN EVANGÉLICA: Pbro. Carlos César González Cruz

‘Amor Maduro’

Es lamentable y escandaloso ver lo endeble que son las estructuras de la familia hoy día. El reciclaje de parejas es una dinámica constante y sonante, pues matrimonios que vemos formarse y procrear hijos, posteriormente los vemos con otras parejas y otros hijos.

¿Por qué las personas hoy no quieren pagar el alto costo de construir hogares sanos y fuertes? Muchas mujeres hoy, estudian para tener un título y trabajar teniendo sus propios recursos por si su matrimonio no funciona, puedan sobrevivir saliendo a delante ellas y sus hijos. Ya no están dispuestas a batallar siendo subyugadas con un hombre machista. La verdad es que ante el primer atentado, la guerra “machismo vs. Feminismo” se desata.

Decidimos casarnos porque “me ama; me respeta; me trata bien; me atiende bien, me da lo que le pido; etc.”, así solemos decir. La pregunta es: ¿Estos sentimientos, también pasan? Y si pasan, ¿Qué pasará cuando ya no tengamos esto o esto ya no esté en nuestra pareja? ¿Buscaremos esto en otras personas?.

Por Amor Maduro, digo que es aquél, que aunque ve esas cosas, las toma en cuenta y las valora, pero no es Fundamental. No somos bienes de consumo;  Pensamos, sentimos y amamos, pero hemos de empezar siempre por nosotros mismos, viéndonos como personas merecedoras de ser amadas, sí, amadas principalmente por nosotros mismos. Mendigar, exigir y obligar a otros amarnos es el reflejo de una autoestima que no se ha desarrollado adecuadamente. Para ser felices, debemos tener en cuenta dos valores imprescindibles: libertad y seguridad. La seguridad sin libertad es esclavitud, pero la libertad sin seguridad es un caos total.

Debemos auto-reetiquetarnos, cambiar el valor que tenemos de nosotros mismos. Los valores, los principios, la moralidad, la integridad, todo ello nos lleva a analizar nuestra propia persona; amarnos a nosotros mismos, respetar nuestra propia persona, levantarnos del suelo, donde nadie da un peso por uno y empezar a trabajar en la propia persona sin mendigar nada a nadie. No exijamos respeto a quien no le tiene respeto, no pidamos confianza a quien no le la tiene y no roguemos amor a quien nos odia. Ese vacío debemos llenarlo con trabajo propio.

El amor maduro, es aquél que amándose así mismo se respeta, tolera, calcula, analiza, cuantifica y decide. Decide lo mejor para sí y para otros, aceptando o rechazando por amor; construye y remodela para una buena y mejor vida sin victimar ni ser víctima. “Por qué te amo, no te permitiré faltarme el respeto; te perdono porque te amo, pero me retiro porque me amo”

Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. I Corintios 13:4-7.

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