
Misión Evangélica: “No sé qué pensar…”
Juan 4:16-19.
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
He pensado una y otra vez y después de hacerlo, me preguntó a mí mismo simple y seriamente, si esta mujer con esa conducta, viniera a una iglesia y hablara con algún líder o pastor, descubriendo cómo es su vida, ¿podría calificar para ser miembro de una Congregacion evangélica? ¿Se le permitiría desempeñar puestos de importancia? Al menos ¿Se le recibiría para ser simplemente una asistente?
En tiempos de Jesús, y aún hoy en algunos lugares, no es bien visto que un hombre hable y esté solo con una mujer como ésta; más aún, él era un judío y ella una samaritana, había una rivalidad en ambos.
Una mujer con un Escandaloso pasado. Una mujer de esas que la sociedad califica como » malas», tiene un peculiar encuentro con Jesús.
No sabemos porqué ha tenido tantos maridos, y el que ahora tiene, quizás es solo su amante.
Pienso que Jesús sabía eso. Ese encuentro no fue casualidad, fué un diálogo sobre la necesidad del agua de vida eterna y de la verdadera adoración dónde judíos y samaritanos tenían definido su centro de comunión con Dios en Jerusalén para los judíos y en el monte, para los samaritanos. Pero ahora le dice a esta mujer que ha llegado la hora donde los verdaderos adoradores deben adorar «en espíritu y verdad».
Permítanme hacer una pausa, quiero pedirle perdón a Dios y a muchos que he lastimado.
Confieso que he juzgado de inmerecedores se Dios a muchas personas como esta mujer. Yo no la recibiría en mi capilla, no le daría cargos ni privilegios. Yo no me detendría ha hablar con ella, pues la gente que me viera hablaría muy mal de mí.
__ Perdón Dios, perdón Jesús, perdónenme samaritanas y samaritanos. Muchas veces me he considerado más santo que Jesús y de lejos los he condenado su escandalosa vida.
De esta mujer dice la Biblia:
– Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
Juan 4:28-30
– Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Juan 4:39,42.
No sé que pensar de mi y de tantos puritanos que «No entran ni dejan entrar a los pecadores».
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino! SJ. Carlos César González Cruz.