Misión Evangélica: Mitos y verdades
Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: “Dios me está tentando”. Dios nunca es tentado a hacer el maly jamás tienta a nadie. La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15.
__Nadie es demasiado pecador que no merezca el cielo, ni tan santo que no necesite arrepentirse. __
__Cierto, también he visto que hay mas sinceridad en esos que son mas pecadores, ellos admiten que la han regado, Ya ves, don Felipe anda hablando de “esas guerras con los demonios”, los espíritus de celos, los demonios de la ira, y tantas cosas mas donde el diablo se posesiona de los hombres como de las mujeres___
Así platicaban dos ancianas mientras esperaban la hora para empezar el culto.
¿Se gana algo Dios en probar a los hombres su lealtad hacia él? ¿A caso él no sabe los resultados que habrá en las crisis que una persona tenga? ¿Se complace en castigarlos por no cumplir sus reglas?
La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. (Santiago 1:14-15)
El deseo ególatra nos arrastra seduciéndonos, nos lleva a cometer los actos mas perversos. Sin duda alguna, estamos consciente de ello, nos damos cuenta de lo agradable que es el pecado, sentimos su seducción, una vida indisciplinada no lo puede evitar. El drogadicto volverá a caer, lo mismo que el alcohólico; la envidia es tan mala como el chisme, la depravación sexual causa daño como la avaricia y el orgullo se ve mal como la soberbia.
Nadie es tan pecador que no merezca el cielo, ni tampoco hay gente tan santa que no necesite arrepentirse. El que no cojea de la pata derecha, lo hace con la izquierda. Hemos de entender que hay solo un camino, que nos lleva a la única puerta que nos hace ver al único Salvador Jesucristo
¡Él vino a Salvar lo que se había perdido! ¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del camino de Dios! SJ. Carlos César González Cruz.