Misión Evangélica: «La importancia del respeto»
-Hijo, ya eres mayor de edad, eres responsable de conducir tu vida. Puedes hacer de ella un papalote, pintarlo del color que quieras, y echarla a volar a la altura de quieras. Las consecuencias tú las pagarás o las disfrutarás. Lo que te enseñé en la infancia, ya no lo puedo repetir ahora, pues ya eres grande y siempre salimos peleando. Te amo y en ese honor, respeto tu decisión.
Con eso concluía una larga discusión entre el padre y el hijo.
¿Quién no ha visto o vivido este cuadro? A medida que nuestros hijos crecen, crecen sus deberes y obligaciones en su autonomía. Debemos de llenarlos de valores, los valores son conceptos mentales, por ejemplo, EL RESPETO, es un valor mental, pero cuando se encarna y opera en el ser humano, este se vuelve una virtud. Las personas pueden saber mucho de valores, pero viven practicando los antivalores. Lo bien aprendido, nunca se olvida y quien enseña con el ejemplo, enseña dos veces.
Hay cosas que podemos ver en los hijos, los amigos o en otras personas, que nos parecen mal o que no estemos de acuerdo, pero el respeto es ese amortiguador que evita un impacto desastroso con otros. Todos percibimos la vida, el mundo, la música, la moda, etc., de manera diferente, a nuestro parecer, pero, al fin, es la vida de ellos. Se han legalizado diferentes tipos de drogas como el tabaco, el alcohol y recientemente la mariguana; nosotros debemos preocuparnos por educar bien a nuestros hijos y ellos no consumirán. El tejido moral de la sociedad también está muy deteriorado, hay nuevas leyes aprobadas en el reclamo de los derechos, por ejemplo, de las mujeres con el aborto, o de la comunidad lésbico gay; bueno, zapatero a tus zapatos, padres eduquen, y eduquen bien a sus hijos; iglesias dejen de dar mejorales y aspirinas a sus feligreses, hagan restructuras en su sistema educativo, para ver los alcances de la educación eclesiástica.
Siempre digo a las personas, “cuando tus hijos estén pequeños, háblales de Dios, cuando sean adultos, háblale a Dios de tus hijos”, ya no los sofoques con la religión.
“Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará.” Prov. 22:6 (DHH.)
Aún hay mucho por hacer amigos y hermanos del camino, no nos preocupemos, ocupémonos en ello. Pbro. Carlos César González Cruz.