
Misión Evangélica: “Habacuc, una fé confrontada”
Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia sin que vengas a librarnos? ¿Por qué me haces ver tanta angustia y maldad? Estoy rodeado de violencia y destrucción; por todas partes hay pleitos y luchas. No se aplica la ley, se pisotea el derecho, el malo persigue al bueno y se tuerce la justicia.
Tú eres demasiado puro para consentir el mal, para contemplar con agrado la iniquidad; ¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales, y guardas silencio mientras el malvado destruye a los que son mejores que él? Habacuc 1:2-4; 13.
Tremendos cuestionamientos del profeta Habacuc a Dios.
¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia sin que vengas a librarnos? ¿Por qué me haces ver tanta angustia y maldad? ¿Cómo, pues, contemplas callado a los criminales, y guardas silencio mientras el malvado destruye a los que son mejores que él?
Esos “Por qué” comunes en la vida de cualquier hombre de fe hechos a Dios, liberan el dolor interno. Job, un hombre íntegro, Jesús el mismo hijo de Dios, los apóstoles martirizados y todos aquellos que, pese a su convicción y fe en Dios, cuando observan cómo el mal triunfa sobre el bien, el deterioro moral y el incremento de la maldad, pueden hacer estas mismas preguntas. añadiendo “Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”
El mal no es tan malo cuando la vida está totalmente depositada en un Dios Todopoderoso y Soberano. Las manos de Dios son grandes, fuertes y seguras.
El Dios en el que creemos y confiamos, no duerme, no descansa, no sale de vacaciones, no se le olvidan las cosas ni hay cosas imposibles para él. Jamás ha perdido el control de su creación ni de sus criaturas. El mal y la maldad están controladas, dirigidas y ordenadas por su poder soberano y su infinita sabiduría.
Dios ha permitido la injusticia en su pueblo, el cual será juzgado por un pueblo más injusto que ellos.
¿Por qué Dios permite el triunfo de la maldad sobre el bien? ¿Por qué Dios permite la corrupción? ¿Por qué Dios permite la injusticia, los abusos, la perversidad? En realidad, podemos preguntar todo eso al mismo Dios y quedarnos sin respuestas satisfactorias. Solo y únicamente la fe es iluminada cuando vemos la muerte de Jesús por nosotros, el justo por los injustos, su amor mostrado en la cruz. Siendo enemigos de Dios, fuimos reconciliados por su hijo amado, ¡Él nos ama por siempre! ¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del camino de Dios! SJ. Carlos César González Cruz.
