Misión Evangélica: El Oficio Sacerdotal
Los sacerdotes o pastores son siervos de Dios. Sirviendo al pueblo sirven a Dios, son mediadores entre Dios y los hombres.
Cuando Dios sacó de Egipto a su pueblo, castigó a los egipcios matando a sus primogénitos tanto de personas como de animales. Ex. 11:4-7.
Después, Dios reclamó la tribu de Levy para Él, ellos le pertenecían en representación de todos los primogénitos de Israel que no murieron.
«Porque mío es todo primogénito de Israel, ya sea hombre o animal. Los consagré para mí cuando herí de muerte a todos los primogénitos de Egipto. Sin embargo, he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas» Núm. 8:17-18.
Los primogénitos de animales se sacrificaban en ofrenda a Dios, pero en el caso de los levitas no debía ser así, Dios los llamó para su servicio.
Ellos representaban a todos los primogénitos del pueblo, no les tocó tierras para sembrar, pues ellos estarían ocupados totalmente en las cosas de Dios. El pueblo se encargaría de sostenerlos con sus ofrendas, primicias y diezmos.
«Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven.» Núm.18:21.
Hoy en nuestro tiempo, Dios ha llamado hombres para su servicio sacerdotal, esos hombres son exclusivos de Dios, están consagrados para Él para su servicio. Se distinguen de las demás personas por su consagración a Dios.
Servir a Dios sirviendo al pueblo, es el trabajo sagrado de los sacerdotes. Ellos deben acercarse a Dios intercediendo a favor del pueblo, les toca orar, suplicar la Gracia y el favor de Dios por los pecadores. Los sacerdotes nunca deben pedir «el castigo o el juicio de Dios para los malvados y perversos, ellos deben rogar que Dios cambie su torcido corazón, que Dios los transforme y rindan sus vidas a Dios.
Siempre hay mucho que hacer en el ministerio sacerdotal, por ejemplo,
•Visitas a los hogares con conflictos, a los enfermos en hospitales, a los presos en cárceles, en los orfanatos, en los asilos de ancianos.
•Leer la Palabra de Dios para conocerla bien, interpretarla y enseñarla a la comunidad de fe.
• Dedicar tiempo para las oraciones con sus feligreses, intercediendo por ellos.
•Etc.
La tarea sacerdotal es muy bonita y se disfruta cuando se tiene la vocación.
Valora el ministerio de los siervos de Dios.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida! Ps. Carlos César González Cruz.