Misión Evangélica: «El deudor y el cobrador»
El cobrador decide romper los pagarés que lo vinculan con su deudor. Al hacerlo, el deudor queda libre de su deuda, ya la deuda no se puede cobrar, bien para él. El cobrador de la deuda ha quedado desvinculado del deudor. El cobrador ha tenido sus razones al romper el pagaré:
A. La cuenta se volvió «Cuenta problema»; es decir, la persona realmente no tiene dinero, ni puede pagar. Seguir con esa cuenta, le genera gastos innecesarios.
B. «La cuenta problema» expone al cobrador al peligro, pues la persona se ha cerrado a NO pagar y amenaza con hacer daño.
C. El cobrador ha hecho un inventario de sus ganancias y decide en base a ellas «Soltar esa cuenta problema»; por eso, ROMPE el pagaré y se olvida de ella para seguir adelante.
Todas las empresas tienen «cuentas problema»; Todas las personas tenemos en el baúl de los recuerdos pagarés que debiéramos romper. La palabra perdonar está compuesta de dos palabras: PER/DONAR
PER: CONTINUO DONAR: REGALAR. Regalar siempre o recordar siempre que hice una donación. «Perdona nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores», dice la oración del Padre nuestro.
Nos hace pensar que es tanto lo que Dios me perdonó, que no puedo cobrar nada a nadie. «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Mat. 6:14.
VEA LA ILUSTRACION: Parábola del deudor que no perdona. Mat.18: 21-35.
Luego Pedro se le acercó y preguntó:
—Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien que peca contra mí? ¿Siete veces?
—No siete veces—respondió Jesús—, sino setenta veces siete.
«Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero».
En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata.
No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran—junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía para pagar la deuda.
El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo”.
Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda.
Pero cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas de plata. Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato.
El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco más de tiempo.
“Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó.
Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar.
Hizo arrestar al hombre y lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda.
Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido.
Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero, así como yo tuve compasión de ti?”.
Entonces el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda.
Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos.
Saludos amigos y hermanos del camino… del buen camino de Dios.
SJ. Carlos César González Cruz.