Misión Evangélica: Colateral

__Me enteré sobre el asalto que se hará a un banco. Me informaron de como se haría, está bien planeado, no habrá errores __.

__ ¿Y sí algo sale mal? ¿Si no sale como se ha planeado? ¿ Han pensado en el costo y las consecuencias? Dicen que no «hay crimen perfecto»__.

Si usted escuchará está plática, ¿Hasta dónde está usted ya comprometido por lo que oyó? ¿Haría algo para disuadirlos de esta acción? Si las personas que van a realizar esto, no fueran nada de usted, pero ellos saben que usted ya se enteró, ¿Hasta donde está usted «adentro» de esta acción? ¿Qué gana o qué pierde usted al intervenir? ¿Si guarda «el secreto» ¿Eso no le hace cómplice? Si lo dice, ¿No lo hace «soplón»?

Imagine que es su papá o hijos que van a llevar acabo esto, hasta donde se ve usted comprometido a intervenir para disuadir?

Si el plan sale perfecto, ¿Estaría usted libre de culpa? Pero si las cosas no salen bien y hay graves consecuencias, ¿Estaría usted libre de culpa?

Imagine que no es el asalto a una institución bancaria, que es el plan para un secuestro, o un asesinato o tráfico de drogas, y que él o los involucrados son sus hijos, ¿Haría usted algo?

Imagine que no es nada de lo expuesto arriba, que la acción es sobre un romance extramarital de sus íntimos amigos; de su padre, madre o alguno de sus hijos, o nuera, yernos; alguien que usted aprecia mucho, ¿Usted se callaría o hablaría?

¿No cree que por el simple hecho de saber algo inmoral, usted ya está adentro? O es chismoso o es «tapadera»

¡Qué complicado es esto para un padre o una madre! Los actos ilícitos no quedan impune a los ojos de Dios, puede ser que sí a los ojos de los hombre, pero aveces ni a la de ellos. ”Toma chocolate y paga lo que debes».

Los actos de inmoralidad sexual tienen sus consecuencias, por eso advierte la Palabra:

«No dejes que su belleza haga que tu corazón arda en deseos por ella;

no te dejes cautivar por sus miradas.

La prostituta puede costar una porción de pan, pero la mujer de otro hombre puede costarte la vida.

¿Puede alguien echarse fuego en el pecho sin quemarse la ropa ¿Caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues lo mismo sucede con quien se acuesta con la mujer de otro, no se librará de sufrir las consecuencias.

No se desprecia a un ladrón que roba para calmar el hambre, pero si lo atrapan, lo harán pagar siete veces lo que se robó, aunque tenga que dar todo lo que tiene. Pero el que se acuesta con la mujer de otro es un torpe, se destruye a sí mismo. Tendrá que soportar golpes y vergüenza, y no podrá borrar su deshonor.

Es que el hombre celoso es como un fuego, y no perdonará en el momento de la venganza; no aceptará ningún pago, ni se contentará con muchos regalos.» Prov. 6: 26-35.

¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino de Dios!

Ps. Carlos César González Cruz.

No hay comentarios