Misión Evangélica: «Buenos hábitos vs. Malos hábitos»

Dime con quién andas, y te diré quien eres.

Los hábitos son comportamientos aprendidos, no nacemos con ellos. Es la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin pensar en ello, es un elemento básico del aprendizaje humano. Los hábitos encarnados en nosotros, sean positivos o nocivos, se crean porque el cerebro siempre busca la forma de ahorrar esfuerzo, tiempo y energía. Tiene el beneficio de que el cerebro sea eficiente al automatizar ciertas conductas, su realización se hace rápida y certera. Los hábitos se transmiten de una persona a otra.

Un día escuché una historia sobre Albert Einstein cuando empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias, su chofer lo acompañaba a todos lugares.

Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.

-“Si quiere, le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra”, le dijo el chofer.

Einstein le tomó la palabra y, antes de llegar al lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante.

Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y, como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño. El chofer expuso la conferencia que había oído repetir tantas veces. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta, el chofer no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta; sin embargo, le contesto: “La pregunta que usted me hace es tan sencilla, que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, la responda”.

El medio ambiente juega un papel importante en nuestra formación e integración de hábitos, pensamos, hablamos y actuamos con mucha influencia de nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, ellos pueden influir en nosotros como nosotros en ellos. Debemos aprender a seleccionar nuestras amistades. Las buenas compañías nos llevarán a mejores metas, así como una mala compañía nos puede llevar al fracaso. “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Para afilar el hierro, la lima; para ser mejor persona, el amigo. Proverbios 27:17

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino! Pbro. Carlos César González Cruz

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