Matan a los perros y siguen cobrando
Cozumel
La encargada del Centro de Control Animal (CCA) de Cozumel, Lissett Alejandra Fernández del Castillo, es una “aviadora” de la actual administración, al igual que los demás trabajadores de este lugar, ya que hace meses que las instalaciones permanecen cerradas, después que masacraran a todos los perros del lugar y los quemaran de manera inadecuada, por lo que desde entonces permanecen sin realizar una sola acción.
Fue el 22 de febrero de este año cuando el personal del CCA envenenó a 22 canes con hormiguicida, causándoles una lenta y agónica muerte. Luego, intentaron desechar los cadáveres en la basura, pero se los rechazaron, motivo por el que los llevaron al rastro para cremarlos, para descubrir que hacía meses que su horno estaba averiado.
Finalmente, optaron por simplemente quemarlos, como si de un asado se tratara, lo que es una violación a la norma en la materia. Los cuerpos carbonizados de los canes fueron descubiertos y se clausuró el lugar, pero hasta el momento ninguna acción disciplinaria ha sido tomada por el gobierno de Perla Tun, que insiste en solapar estas irregularidades.
No es la única anomalía, apenas unos días antes nueve perros fueron hallados envenenados en la calle, con varios testimonios de vecinos que indicaron que había sido personal del CCA. Al parecer, era un ensayo del veneno que aplicarían dentro del lugar.
Semanas después, más cadáveres de perros fueron hallados en una congeladora en la Estación de Bomberos, de nuevo sin las medidas de precaución que debieran tomarse.
Tres meses han pasado y Lissett Alejandra Fernández del Castillo permanece sin ninguna labor que realizar, pero cobrando su sueldo. El CCA permanece cerrado con una cadena y candado la puerta principal de acceso, trascendiendo que dicha persona no se presenta a trabajar, porque no se han querido hacer los cambios y mejoras en las instalaciones del CCA para que se siga funcionando de acuerdo a sus objetivos.
Ninguna autoridad municipal ha querido hablar sobre el tema y mientras tanto la población de perros callejeros sigue creciendo y los habitantes de las diferentes colonias populares de la ínsula se quejan de una gran cantidad de estas mascotas en la calle que defecan y que además rompen las bolsas de basura en busca de alimentos y causan en problema a los vecinos, ya que los trabajadores de los camiones recolectores de basura no recogen las bolsas rotas y la basura se queda regada a media calle. (Por Luis Roel Itzá > Quequi)