Trabajadores del Hospital San Rafaél en Leticia Colombia

Los médicos que se negaron a atender a pacientes de COVID-19 (y lo que su caso muestra de América Latina)

El oxígeno fue el detonante.

En momentos en los que no dejan de llegar pacientes con dificultades para respirar por la covid-19, quedarse sin oxígeno para ayudarlos llevó a decir basta al personal del Hospital Referencial de Ferreñafe, una ciudad de 34.000 habitantes en el norte de Perú.

Reunidos la mañana del 14 de abril, tomaron una decisión difícil y polémica en medio de la crisis por la pandemia del nuevo coronavirus: dejar de atender consultas.

Áreas como Maternidad, Hospitalización o Farmacia seguirían funcionando, pero los consultorios covid-19 y no covid-19, como están clasificados ahora, quedaban suspendidos. «Falta de capacidad resolutiva para atender la pandemia», esgrimían como principal motivo en el acta escrita a mano y con lapicero azul en la que plasmaron la medida.

«Quisimos dar una voz de alarma», asegura el director del centro de salud, Víctor León. «Las cosas no estaban funcionando adecuadamente», le dice a BBC Mundo por teléfono.

En realidad, nunca lo han hecho. En una localidad donde solo hay agua potable a ciertas horas del día, a los trabajadores del hospital les ha tocado más de una vez juntarla en baldes para poder asearse, admite León.

«Personal de salud sin alimentación en sus turnos» o «deficiente de recojos sólidos contaminados» eran otras de las razones que los empleados alegaban en el documento. «Insuficientes recursos humanos en todos los grupos profesionales» encabezaba la lista de carencias.

El hospital cuenta con 24 médicos y, a medida que el coronavirus se expandía por Ferreñafe, que esta semana ya había superado los 160 casos, muchos comenzaron a solicitar licencia para no trabajar argumentando que tenían patologías o una edad que les hacía especialmente vulnerables al coronavirus.

«De 24 médicos, solo quedamos siete», recuerda León. «Era una situación apremiante».

¿La gota que derrama el vaso?

La pandemia ha hecho que personal sanitario de todo el mundo se esté viendo obligado a trabajar sin contar con los medios necesarios, exponiéndose a contraer el virus y a contagiar a sus familias.

La demanda de equipos de protección personal (EPP) para combatir el coronavirus como mascarillas, respiradores, batas y guantes supera a la oferta y tanto países pobres como ricos están teniendo problemas para abastecerse de ellos.

Con información de Stefania Gozzer – BBC News Mundo

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