Lo separa cáncer de la terminal aérea

Se despide Juan Ortegón del aeropuerto; viajará a Los Cabos para realizarse otros estudios.

Después de prestar su servicio por más de 23 años como maletero en el Aeropuerto Internacional de Chetumal (ASA), tiempo en el que no recibió sueldo alguno y mucho menos prestaciones que marca la ley por parte de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, con lágrimas en los ojos se despidió de familiares y amigos, Juan Bautista Ortegón Richard de 63 años, después de que se le detectara un tumor maligno en el cerebro que poco a poco le está quitando la vida.

Mildred Ortegón Góngora y Elide Góngora acompañadas por “Beti” Ortega, Blanca Ortega y Saúl Domínguez, hija, esposa y amigos del “Güero” como cariñosamente se le conoce en el Aeropuerto Internacional de Chetumal por compañeros de trabajo, policías, gente de seguridad y empleados de otras áreas, además de residentes locales, turistas nacionales e internacionales que saludaban y convivían con Ortegón Richard, se dieron puntual cita para despedirlo.

Recordaron que hace un año aproximadamente el “Güero” sufrió un desvanecimiento cuando se encontraba maleteando, motivo por el cual se le trasladó al Hospital General de Chetumal, donde se le hicieron algunos estudios y se le puso en tratamiento; sin embargo, el pasado 18 de junio de este año un día antes de que se celebrara el Día del Padre nuevamente sufrió otro desmayo, por lo que se le hizo una tomografía en donde se le detectó el tumor maligno en el cerebro.

Después de permanecer varios días internado se le practicó una diálisis y se le convenció para que descansara unos días en compañía de sus nueve hijos y su esposa en Los Cabos, Baja California Sur, donde se le practicarían otros estudios; postrado en una silla de ruedas y con los ojos llenos de lágrimas el singular personaje se despidió de sus compañeros y amigos, asegurando que no era un adiós, sino un hasta pronto.

Su hija mayor Mildred Ortegón Góngora, aseguró que desde hace 23 años regresó a su querido Chetumal y empezó a trabajar como maletero, viviendo de las propinas que recibía de las personas, quien era considerado como persona única que alegraba los días de lluvia o calor en esta terminal aérea, pese a que no recibió sueldo, prestaciones de ley por ASA se fue feliz con la esperanza de un día regresar.

Por Sergio López Lara

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