Las virtudes cardinales de Platón

Conde Abraxas
Por Benjamín Arias Acosta
 
La gente tiene en sus manos, la oportunidad histórica de dar un paso a la grandeza. Me refiero a la gente porque hablar de ciudadanos es, en cierto punto, excluir a los ciudadanos de otros países que han venido a establecer sus raíces y su mundo en éstas hermosas, movidas e increíbles tierras del Caribe Mexicano.
Para poder explicar lo anterior debo, antes que nada, hablar de un clásico universal como lo es el inmortal Platón.
Y es aquí, donde me llama la atención la posibilidad de estar en la antigua Grecia, observar de primera mano, lo que ocurrió en donde se generó la necesidad de establecer un principio básico de la vida política.
Qué fue lo que vio Platón para que decidiera filosofar y establecer teorías relacionadas a una convivencia con orden y buena onda entre todos los ciudadanos, todos los habitantes de ese entonces.
Qué estaba ocurriendo en ese país que tanto necesitaba de un tercero para solucionar los problemas comunes, qué debía ocurrir en todos los aspectos sociales, familiares, económicos, deportivos, que los hiciera pensar en algo tan simple como enfocarse a ser tan estéticos, intelectuales, progresistas y sabios. ¿Y qué los obligada a cumplir esos acuerdos nacionales?.
Es apasionante poder imaginar lo que hicieron para tener enfocado al ejército en tiempos de paz, a la juventud en tiempos de desenfreno, a los comerciantes burgueses en tiempos de cosecha, oferta, demanda. Toda la energía humana encausada en actividades diversas que le dieron ese esplendor del que todos leemos en nuestras clases de historia universal.
También podemos observar que, en comparación entre la República y los Reinados, la Monarquía asesorada por la Iglesia o Sacerdocio las formas cambian pero el fondo es el mismo.
Para muchos, Platón es considerado el padre de la Ciencia Política, por su aportación desde su crítica de las Ciudades Imperfectas, como en la construcción de la Ciudad Ideal o de la Ciudad Segunda, Platón expresó principios de interés que a la fecha han conservado todo su valor.
Debemos aclarar que éste artículo tiene mucho qué ver con el anterior denominado La Virtud Fuera de la Moral, https://www.periodicoquequi.com/la-virtud-fuera-de-la-moral/ que puso el dedo en la llaga de los usos y costumbres de los políticos contemporáneos y dejó en reflexión la imperante necesidad de elegir con mucha puntería al político mas humano y progresista de todos para la próxima contienda electoral.
Así pues, tenemos que doctrinas políticas de Platón son extensión y elaboración de sus ideas morales, de sus observaciones sobre el comportamiento político del ser humano en sociedad y destaca la posibilidad de una vida plenamente humana en una comunidad política.
Ya tenemos entonces una posibilidad más exacta de lo que un ciudadano común debe aspirar en una Ciudad Ideal, Ciudad Segunda o un otrora “pueblito bicicletero y mochilero” donde se suma cualquier cantidad de gente de todo el mundo para vivir en el desorden, tratando de sobrellevar el imperio de las costumbres ancestrales de gastronómicas, de diversión, de convivencia y con diferentes ideologías religiosas, por mencionar algunas.
Ahora bien, aspirar a un orden ético, nos habla de los valores humanos que expresan una moral. Donde la idea de lo moral navega en aguas de las virtudes cardinales, Prudencia, Fortaleza, Templanza y Justicia.
¡Vaya! Nos encontramos con palabras mayores que se contraponen a los valores de imperio de la fuerza, del insulto o vituperio, del engaño, de la injusticia, de esos medios necesarios para obtener el fin como lo propone Nicolás Maquiavelo para acceder y mantener el poder.
Tal vez estemos en camino a encontrar nuestra solución, tal vez me equivoque, pero al menos, si han llegado a éste punto de la lectura, es porque la reflexión interna ha comenzado a batallar entre la Virtud de Platón y la Virtud de Maquiavelo. Al final de cuentas, cuando la tarde empiece a caer y a la razón de las necesidades individuales, motivos personales o simples apetitos internos, nuestros actos nos harán parecer Platonistas o Maquiavelos. Como está escrito en alguna parte de la Biblia y a manera de metáfora inconclusa. Ser trigo o ser ortiga. Por sus actos los conocerás.
Es cuanto.

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