La visita de Andrés
Por Jorge Iván Domínguez
Si hace apenas tres meses nos hubieran dicho que Joe Biden lideraría las encuestas en el mes de julio, nadie lo hubiéramos creído.
A pesar de la pulcra operación política de su equipo (donde participaron los matrimonios Obama y Clinton) y logrando con ello arrebatarle la candidatura al favorito Bernie Sanders, la posibilidad de ganarle a Dondald Trump, se antojaba imposible en el más alentador de los escenarios.
No obstante, la política es el arte de lo posible y como se construye en el fragor de las circunstancias, su naturaleza y atractivo se fundamentan en la incertidumbre.
La rodilla del desquiciado policía en el cuello de George Floyd, no sólo le quitó la vida, sino arrebató también la seguridad del triunfo al hoy presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. A menos de cuatro meses de la elección presidencial, la diferencia en las preferencias parece ser irreversible a favor del demócrata, pero en congruencia al párrafo anterior, dejaremos las predicciones para el terreno de los quirománticos.
La invitación o el citatorio (como lo define Silvano Aureoles) del presidente Trump al presidente López Obrador y a Justin Tradeau, podría definirse más como un acto proselitista que como una política de Estado, ya que las modificaciones al ahora T-MEC, contrario a apostar por la integración de los mercados (objetivo final de toda asociación comercial), abunda en políticas proteccionistas y antimigrantes.
Seguramente por eso, el primer mandatario canadiense decidió no asistir a la reunión trilateral, porque no se requiere ser muy analítico para interpretar las tendencias y saber que hay que empezar a empatizar con quien al día de hoy lleva la ventaja en el proceso. Justin Tradeau es político de ala liberal, lo que lo hace más afín a los demócratas, de quien Joe Biden es el candidato.
Pero López Obrador también está situado ideológicamente en ese cuadrante de la geometría política. Sin embargo, los cuadrantes según Norberto Bobbio han cambiado, ya no se trata de izquierda y derecha, ni de liberales contra conservadores, las luchas políticas se dividen hoy entre radicales y moderados.
Los radicales de derecha son más parecidos a los radicales de izquierda que a sus propios moderados y viceversa, por eso y aunque víctima de un sometimiento feroz, López Obrador encuentra similitud y empatía con Trump y por eso mismo, acudirá sin demora ni murmuraciones, y sin atender a la única pata de la economía que está funcionando: los migrantes, rápido y solícito al llamado de su homólogo.
Comentarios:
Redes sociales: @jorgeivand
*El autor es maestro en gobierno y políticas públicas por la Universidad Panamericana, consultor político y actualmente se desempeña como director de información del Heraldo de México Televisión.