La tierra codiciada

Puerto Morelos

 

Punta Brava, ubicado al sur del municipio, donde el mar se torna impetuoso, lugar natural de anidación de tortugas y de recale constante de basura marina proveniente de Centroamérica y más allá del Atlántico, también se ha convertido en la última década, en escenario de conflictos por la posesión de tierras, muy codiciadas por inversionistas hoteleros debido a su alta plusvalía y rentabilidad.

Este filón costero se encuentra convertido hoy en un sitio inhóspito y donde desde hace algún tiempo se han atrincherado presuntos “guardias blancas” que cuidan los accesos a los terrenos costeros privados para evitar que sean invadidos y otros reinvadidos por sus antiguos posesionarios. En una extensión de aproximadamente dos kilómetros de litorales, convergen muchos problemas, pero el principal es el de la tenencia de la tierra, en el cual en un principio se quiso embarrar a e funcionarios de Catastro.

En las fachadas de algunas propiedades se puede observar aún los sellos de clausura colocados por la Dirección de Desarrollo Urbano, ya que pretendían realizar construcciones violentando la reglamentación ambiental y sin los permisos municipales correspondientes. También abundan los letreros de advertencia de propiedad privada, con números telefónicos para saber cualquier asunto relacionado con esos predios.

A principios de año se recrudeció el conflicto por la tenencia de la tierra en esa parte del municipio, donde unos 10 afectados, que aseguran contar con toda la documentación que los acredita como legítimos propietarios, como es el pago del impuesto predial, han entablado una lucha legal para recuperar sus predios que hasta la fecha siguen pagando.

 

BASURA A LA VISTA

Un atípico recale de sargazo padecido durante varios meses del año, hizo aflorar de nuevo

la arribazón de una variedad de basura proveniente de países como Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Jamaica, Venezuela, Colombia, Guyana, y hasta de países europeos, resultado de corrientes marinas que fluctúan en un sistema rotativo en el océano Atlántico Norte y Cuenca del Caribe, que se acentúa debido a que en esta zona no hay barrera arrecifal y el oleaje se vuelve más intenso.

Estos desechos mundiales van desde plástico, vidrio, metal, hasta materiales no biodegradables, que rompen el equilibrio ecológico marino y terrestre. A pesar de las constantes jornadas de recolecta de desechos patrocinadas por organismos no gubernamentales, autoridades y hoteleros, el esfuerzo en ocasiones resulta insuficiente.

 

PELIGRAN TORTUGAS

Por la fuerza del mar en esta área, cada año decenas de nidos de tortugas se encuentran en constante riesgo, agravada por la acción de las especies depredadoras, principalmente el hombre, por lo que cada temporada se vuelve más difícil la liberación de las crías de las especies blanca y cahuama, de los pocos corrales que se instalan en la zona.

Como en esta área no hay hoteles, los patrullajes de las autoridades como Semarnat o Profepa son escasos, y no hay quien cuide y proteja los nidos de los saqueos, incidencia que va en aumento, a pesar de que extraer, comprar o transportar los huevos de los quelonios o su carne, se castiga con cárcel.

(Por Guillermo Olán > Quequi )

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