La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU por el 75 aniversario del fin de la II Guerra Mundial fue un intercambio de acusaciones entre Gobiernos

La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU por el 75 aniversario del fin de la II Guerra Mundial fue un intercambio de acusaciones entre Gobiernos

La pandemia del coronavirus COVID-19 y las tensiones internacionales, sobre todo entre Rusia y sus vecinos europeos, marcaron este viernes en la Organización de las Naciones Unidas la conmemoración del 75 aniversario de la derrota del nazismo.

Cerca de medio centenar de ministros y representantes de un total de 80 países participaron en una reunión por videoconferencia del Consejo de Seguridad de la ONU con el fin de recordar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa y discutir cómo evitar nuevos conflictos.

Pese a las buenas intenciones y a los repetidos llamamientos a la paz de todos los países, la cita se convirtió en buena medida en un intercambio de acusaciones más o menos veladas entre Gobiernos, con el choque entre Rusia y las naciones del Este de Europa como el más directo.

Tensión entre Rusia y Europa del Este

Polonia, Ucrania, los países del Báltico o Georgia subrayaron en sus intervenciones cómo para sus ciudadanos el sufrimiento no se terminó en 1945, sino que se extendió durante décadas por culpa de la ocupación soviética.

“Para las naciones de Europa del Este, el final de la Segunda Guerra Mundial no fue el final de la dictadura y únicamente décadas después pudieron disfrutar verdadera libertad”, dijo el ministro de Exteriores de Estonia, Urmas Reinsalu, cuyo país organizó la reunión como presidente de turno del Consejo y denunció la agresividad de las actuales políticas del Kremlin.

Por parte rusa, su embajador ante la ONU, Vasili Nebenzia, criticó los intentos de “reescribir la historia” para “demonizar” a Moscú y acusó a otros países de perder el tiempo “buscando un enemigo” en vez de unirse para hacer frente a los problemas comunes.

Nebenzia denunció la expansión de la OTAN hacia el este y la ampliación de la Unión Europea hacia las fronteras rusas como procesos que dificultan la estabilidad en el continente y avisó del aumento del racismo, del discurso del odio y de los movimientos neonazis en Europa, con Ucrania como el escenario más claro.

El conflicto ucraniano, que ha creado una profunda brecha entre Rusia y la Unión Europea, fue una de las constantes en las distintas intervenciones como un ejemplo de los peligros de la coyuntura actual, con los europeos acusando a Moscú de agredir al país y anexionar ilegalmente Crimea y Rusia asegurando que la UE está dando cobertura a un golpe de Estado en Kiev.

Para Nebenzia, las “turbulentas relaciones internacionales” de la actualidad recuerdan a los periodos previos a la Primera y la Segunda Guerra Mundial y requieren un nuevo compromiso con el multilateralismo y una vuelta al espíritu común con el que se combatió al nazismo.

La crisis del coronavirus

Las dos grandes potencias de la actualidad, Estados Unidos y China, en medio de un duro enfrentamiento por el coronavirus, fueron más sutiles y no se atacaron directamente, pero también intercambiaron mensajes.

El embajador chino ante la ONU, Zhan Jun, sin mencionar al Gobierno de Donald Trump, subrayó que es necesario combatir la “politización de la pandemia“, la difusión de “mentiras” y lamentó que haya quien no asuma sus responsabilidades para tratar de lograr beneficios políticos.

También subrayó que en estos momentos es necesario respaldar el trabajo de Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que Trump ha criticado por su gestión del COVID-19, congelando los fondos que su país aporta a la agencia.

Por parte estadounidense, el secretario de Estado adjunto, Stephen Biegun, pidió “liderazgo” para combatir la pandemia y acusó a algunos Gobiernos de promover el “autoritarismo” y no querer aprender de errores del pasado.

La pandemia es, según coincidieron muchos de los participantes, la mayor crisis internacional desde la Segunda Guerra Mundial y puede servir como una oportunidad para hacer un mundo mejor, más estable y más justo.

Así lo defendió el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que subrayó que “los problemas globales requieren acción colectiva” y llamó a proteger y reforzar el orden internacional basado en normas y con la ONU en su centro.

“Estamos empezando a entender cómo la salud humana y la salud planetaria están conectadas y cómo las desigualdades existentes nos hacen más vulnerables. Esta crisis es una oportunidad para reconstruir mejor, igual que nuestros predecesores reconstruyeron un mundo mejor de las cenizas de la guerra”, señaló.

Con información de EFE

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