La paradoja de la fe
Nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. (2. Corintios 6:4-10)
Este maravilloso pasaje de la Biblia desbarata categóricamente lo que se le ha denominado “Teología de la prosperidad”. Seguramente usted ha escuchado de personas que usan esta frase: “Lo declaro y lo decreto”, “pídalo y recíbalo”. “¡Ven por tu milagro! Con la unción espectacular de personajes de la súper fe y sus poderes milagrosos. Esta teología se enfoca principalmente en las posesiones materiales, el bienestar físico y el éxito en esta vida, lo que mayormente incluye abundantes recursos financieros, buena salud, vestimenta, viviendas, automóviles, ascenso laboral y éxito en los negocios. Afirma que los creyentes tienen el derecho a recibir las bendiciones de salud y prosperidad y pueden obtener tales bendiciones mediante las confesiones positivas de fe y la “siembra de semillas” al pagar fielmente los diezmos y las ofrendas.
El apóstol Pablo muestra satisfecho las características que posee como ministro de Dios:
En mucha paciencia. En tribulaciones. En necesidades. En angustias. En azotes. En cárceles. En tumultos. En trabajos. En desvelos. En ayunos. En pureza. En ciencia. En longanimidad. En bondad. En el Espíritu Santo. En amor sincero. En palabra de verdad. En poder de Dios.
Como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
Sí que contrasta, sí que es paradójico.
¡Bendiciones amigos y hermanos del camino! Pbro. Carlos César González Cruz.