La Jiribilla Jorge González Durán

La lucha por el Poder Judicial

Es una lucha dura. Se trata de negar, pero en los hechos los golpes están sobre la mesa. Están, se podría decir, a la vista. Es una lucha de rudos, además. Rudos contra rudos. Los técnicos, si los hay, no parecen.

Lo que está en juego es ni más ni menos que el control del Poder Judicial. Es la justicia, uno de los valores fundamentales de la sociedad. Es el control de los jueces. Es el control de muchos negocios. De mucho dinero.

El gobernador ha dicho que el no está metiendo las manos en el proceso para la designación del nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia. Y el gobernador es un hombre de palabra. Tiene credibilidad. Pero al margen de él hay quienes sí están metiendo la mano. Y hasta los pies.

Joaquín Hendricks Díaz, durante su gestión, quiso relevar a Lisbeth Song de la titularidad del Tribunal Superior de Justicia, y no pudo. Presionó por todos los medios, pero esa mujer de apariencia frágil no se dobló. Ahora, el exgobernador está influyendo para que llegue una persona afín a sus intereses.

Hay quienes dicen que la presidencia del Tribunal Superior de Justicia la decide el pleno. Así es en teoría. Pero a los magistrados, los de ahora y los de antes, los designa el gobernador en turno. Son sus propuestas las que se aprueban por el Congreso. Así fue ayer y así es hoy.

Los grupos, o el grupo de fuerte poder económico, que impulsa a una aspirante, pretenden aprovechar la coyuntura actual para tener el control de la justicia, no para dignificarla, no para hacerla más expedita ni más transparente, sino para hacer lo que siempre han hecho: tráfico de influencias; es decir, favorecer los negocios de ellos mismos, de sus socios y de sus amigos. Nada más y nada menos.

Quintana Roo vive nuevos tiempos políticos porque así lo decidió la sociedad. Fueron miles de mujeres y de hombres los que votaron por el cambio, cansado de los abusos de Borge y su camarilla, que hoy está preso en Panamá, en espera de su extradición a México.

El gobernador Carlos Joaquín González es un político comprometido con la transparencia que lucha contra la impunidad y por darle a Quintana Roo un nuevo rumbo. Por ello, ningún grupo debe tratar de enturbiar un proceso que debe ser, como lo quiere el gobernador, transparente. Si él no mete las manos que nadie meta los pies.

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