La felicidad de mi hijo
De la manera en que actuamos con nuestros niños dependerá que éste se desarrolle y crezca emocionalmente sano y feliz.
Tomemos en cuenta algunos simples pero efectivos comportamientos que harán la diferencia.
No le deje llorar
Hay quien defiende que es bueno dejar llorar al niño un rato o hasta que se canse. Los adultos tenemos maneras de gestionar el estrés pero los bebés, no! A ellos les resultan estresantes cosas muy pequeñas.
Más atención y cuidados
Hay madres que dejan a su hijo en una guardería porque creen que el bebé necesita socializar. ¡En absoluto! Lo que precisan es atención y cuidados de alguien que los conozca bien.
Recompénseles
Los niños reaccionan mejor ante las recompensas. Es mejor ignorar las maldades de los bebés y recompensarlos cuando hacen las cosas bien! Distinto es cuando se trata de adolescentes. Con ellos es más eficaz el castigo aunque no sabemos por qué.
Como vemos, son cuestiones importantes sobre la que muchas veces no nos detenemos a pensar como lo es premiar sus buenos comportamientos y sus logros.
En fin, si conseguimos aunque sea aproximarnos a estos puntos básicos, estaremos contribuyendo a su desarrollo de la mejor manera posible.
Indudablemente muchos otros factores influirán en su felicidad futura, abriéndoles algunas puertas que son nuestra responsabilidad.