LA DIOSA IXCHEL. El Castillo
DEMOCRACIA MILLONARIA.
El sabio y viejo refrán consigna: Quien esté limpio de pecado que arroje la primera piedra. Con él se ilustra a la perfección lo sucedido no sólo durante el tiempo autorizado para llevar a cabo campañas electorales en las 12 entidades en donde cambiarán gobernador, alcaldes y diputados, sino en Baja California y sus intermedias, y en la mismísima Ciudad de México con la elección de la Asamblea Constituyente. Todos los partidos refieren encontrarse listos para enfrentar el “GRAN DÍA D”, el fechado 5 de junio, y más aún, tener documentadas todas y cada una de las denuncias que pretenderán hacer efectivas los siguientes tres días. Hasta ahora, los temas más socorridos han sido: gastos excesivos de campaña, compra de votos y coacción del sufragio. Es en ellos en donde centrarán sus alegatos, mirando con enfoque directo la paja en el ojo ajeno, sin tomar en consideración la viga que traen cargando.
Sólo para ilustrar algunos registros, se tiene: en la Ciudad de México, los perredistas preocupados por el empuje del surgimiento oficial de Morena y el avance registrado al obtener el mayor número de delegaciones, se dan a la tarea de regalar tinacos Rotoplas, acompañados de la promesa de entregarles 500 pesos cuando les muestren la foto de la emisión de su voto en favor del Sol Azteca. Esa entrega es válida hasta en delegaciones como la Miguel Hidalgo o la Benito Juárez, en donde las apariencias hacen creer que habita un sector de la sociedad no necesitado de tal depósito de agua. Sin embargo, es ahí en donde se tienen zonas marginadas carentes de todos los servicios, son los sitios de mayor y mejor negocio para los piperos, los distribuidores y vendedores del vital líquido sustraído de los depósitos del gobierno citadino.
Blanquiazules recurren a la compra del voto y están detectados no sólo por ese partido, sino por sus opositores, los insistentes en llenar las urnas, preocupación nunca antes manifestada en elecciones de esta naturaleza. Un caso concreto se sitúa en Quintana Roo, en donde muy alejado de cualquier noble intención ciudadana, hoteleros integrantes del grupo “gana-gana”, de aquellos acostumbrados a lanzar quejas y señalamientos sobre autoridades a las cuales ellos mismos corrompen, al hacer tratos por debajo de la mesa, lo mismo para conseguir terrenos baratos como para dejar de pagar los impuestos que corresponden a sus actividades y a la carga de utilidades obtenidas, ofrecen un día de salario extra a sus trabajadores si demuestran haber acudido a las urnas. Incluso, están destinando camiones para el traslado con rápido retorno de empleados de todos los niveles. ¿Eso no es acarreo? ¿Están ejerciendo coerción en la libertad de decidir sobre el cumplimiento de un derecho?
Verde, PRI y Panal hacen lo suyo en estos menesteres y todo indica que son los de Morena quienes no llevan a cabo tan tumultuosas prácticas y tal vez no por falta de interés o ganas de hacerlo, sino por la escasez monetaria. Si contemplamos la guerra sucia, las descalificaciones, denuncias inexplicablemente no presentadas en su momento, lo cual convierte en cómplices a las autoridades informadas de la comisión de delitos, el baile-danza de cifras por deudas o ubicadas como malversación de fondos, señalamientos de nexos con la mafia, falta de conocimiento sobre el fondo y trasfondo de los debates, compra de votos, desconfianza en las autoridades electorales, llamados al “voto útil”, chantajes empresariales, tanto para ciudadanos como hacia participantes en la contienda, partidos y líderes políticos desgastados, saltimbanqui partidista y erradicación ideológica; lo único cierto en los resultados de la contienda del próximo domingo es el encontrarnos lejos, muy lejos, de la práctica democrática y por ende de su puesta en marcha. Aunque no pueden dejarse pasar por alto los millones destinados a tan inútil pretensión.